PARTE 49°

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Nanon y Ohm estaban bien, su relación había vuelto a la normalidad, pero Ohm se quejaba que ya no tenían tiempo para intimar.

– ¿Por qué no te concentras en terminar tus trabajos? Queda poco tiempo y tú sigues jugando.

– Pero Non, quiero hacerte el amor.

– Y yo quiero hincarte el ojo Ohm, pero no puedo.

– Solo un poquito.

– No.

– Una mamada Non.

Los colores se le subieron al rostro.

– Anda báñate y luego vuelves.

– No quiero, yo solo quiero una probadita.

– Ve a armas los LEGO ¿Ya los terminaste?

– Voy por la mitad.

Poco a poco, Ohm empezó a deslizarse hasta quedar en medio de las piernas de Nanon, quien las mantenía cerradas. Pero Ohm empezó a separarlas.

– Ohm basta.

Su voz no sonaba tan firme como su sexo.

– Por favor / Por favor –El ruego salió de la boca de ambos, uno esperando que se detenga y otra pidiendo permiso.

El short de Nanon fue bajado hasta quedar en sus pies y Ohm quedó en medio de sus piernas. Agarró el pene de su novio que estaba tan tieso como un mástil y empezó a masturbarlo.

Nanon por el placer que su novio le concedía, quebró el lápiz en dos.

Jadeos muy mal escondidos salían de su garganta.

Ohm por su parte succionaba el pene de su novio, como si fuera un chupetín con el mejor sabor del mundo. Deslizaba la lengua por la longitud de aquel largo pene.

– ¿Te gusta?

Nanon se mordía los labios con tal de no hablar. Pero Ohm seguía succionando con fuerza y gula aquel efecto miembro. Pasaba por la longitud y luego metía su lengua por la ranura del glande haciendo enloquecer a Nanon.

Cuando ya lo hubo chupado bien, se encargó de su entrada. Echó un poco de saliva y enterró los dedos, los que empezó a mover despacio y luego rudo. Nanon gritaba de placer y dolor. Ambas sensaciones juntas enloquecían a Nanon.

Ohm empujó aquel mueble y arrastro a Nanon en este. Cuando ya estuvieron lejos de la mesa, levantó a su novio en peso y lo llevó hasta el suelo.

– Te amo No, te deseo.

Nanon acercó a Ohm a sus labios y empezaron un ronda de besos franceses, aquellos que te succionan hasta el alma.

La lengua de ambos se perdía en la boca del otro.

Abrazando a su novio y besando su rostro, Ohm se empujó en el interior de Nanon, quien soltó un quejido de placer. Él tener a Ohm dentro y empujando cada milisegundos, lo llevaba a la gloria, al paraíso del placer.

Ambas manos de Nanon se sostenían de la espalda ancha de Ohm, resbalaba por el sudor pero volvía a sostenerse con más ahínco.

– Arriba.

Ohm no entendía.

– Arriba.

– ¿Quieres ir a la cama de arriba?

Nanon negaba en cada embiste.

– Arriba.

Nanon agarró los brazos de Ohm y lo giró, quedado él encima del cuerpo de su novio.

– Arriba.

Nanon aún con la camisa puesta, pero desabotonada, empezó a subir y bajar del miembro de Ohm. Parecía un hermoso conejo saltando encima de otro conejo. Las piernas flexionada a cada lado de la cintura de Ohm. Sus nalgas tocaban la piel de la pelvis de su novio. El placer exquisito que venía de su interior era algo que siempre disfrutaría.

Ohm por su parte tenía ambas manos muy bien ancladas en las caderas de Nanon, quien cuando se cansaba de subir y bajar, era ayudado por su novio a continuar con este gozo de nunca acabar.

– A…Así nunca v-voy a a acabar mi tra-trabajo.

– No im-importa, te ayudaré más más tarde.

– Idiota, tienes los dedos muy grandes.

Ohm no entendía que tenía que ver sus dedos en toda la conversación, pero como ya hablaron de ellos, insertó los dedos índice y medio en el culo de Nanon, al mismo tiempo que su miembro. Nanon empezó a ver todo de colores, y más cuando empezó a masturbarse.

– No aguanto.

Segundos pasaron cuando Ohm derramó su semen en las paredes anales de Nanon, y Nanon en su misma mano.

Al fin cayó languido sobre el cuerpo de su novio, quien lo acurrucó entre sus brazos.

– Descansa.

– Aún tengo que hacer trabajos.

– Te prometí que te iba a ayudar.

Nanon ni siquiera pudo asentir, solo cerró los ojos mientras entraba al mundo de los sueños.

Ohm ya más ligero, levantó el cuerpo de su amado novio y lo colocó en la cama.

Miró a Nanon, quien tenía gotas de sudor corriendo por su sien. Además todo su cuerpo estaba resbaloso por tanto ejercicio sexual que le daban un brillo tan sexi. Acomodó los cabellos de su novio que cubrían sus ojitos bonitos, bueno, sus párpados hermosos.

Ohm se quedó en el limbo del rostro de Nanon.

En pocas palabras, su novio, su Nanon era el ser más sublime, etéreo, hermoso, precioso, perfecto, bellísimo que existía en esta mísera tierra. Y era suyo, solo suyo.

(TERMINADA) TENSIÓN SEXUAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora