PARTE 15°

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Aquella semana era de exámenes para ambas universidades. Tanto Ohm como Nanon tenían asegurados sus puestos como líderes de sus respectivas carreras, aparte de ser líderes también de sus equipos de baloncesto.

– Muchos me preguntan por qué eres mi amigo.

– Lo mismo conmigo. Les digo que nos conocemos desde pequeños y por supuesto tengo que contarles toda nuestra historia.

Ohm miraba atento a cada palabra de Nanon sin perderse ningún detalle de su rostro, hasta que vio una mano mecerse delante de su rostro.

– Ohm.

– ¿Si?

– Te pregunté si hoy vamos a empezar con las clases de manejo.

– Sí.

A pesar de todo, Ohm seguía ensimismado en el rostro de Nanon.

– Entonces vamos.

– Sí, vamos.

Nanon empezó a reír sintiéndose un poco nervioso, hasta que le dio un golpe en la cabeza a Ohm.

– ¿No me estás mirando demasiado?

Ohm despertó de su letargo.

Que vergüenza.

– Lo siento.

– Está bien.

Las manos de Nanon estaban temblando, eso era raro.

Ring, ring.

El celular de Nanon empezó a sonar, era su novia, quien días anteriores le había reclamado que ya no pasaban tanto tiempo como antes.

– Es mi novia.

– ¿Tienes que irte?

– Umm… quedé en recogerla de la universidad.

– ¿A qué hora?

– Hace como una hora.

Ambos rieron.

– Anda.

Nanon no quería ir, pasar el tiempo con Ohm era mucho más agradable ahora.

– ¿Tengo que ir?

– Ve.

Ohm empujó al más bajo.

– Esperar no es nada agradable.

Cuando Nanon se fue, Ohm estaba seguro de algo.

– Se ha hecho bonito.

Se golpeó el rostro.

Él no era gay.

Pero sí, Nanon era muy bonito. Reconocer que tú amigo tiene una linda carita, no te hace gay. Pensar que los hoyuelos de su amigo lo hacían la cosita más adorable del universo, no te hacen gay.

Porque Ohm es heterosexual de los pies a la cabeza.

Por supuesto!

Aquella noche tanto Ohm como Nanon quedaron en verse en la casa del último, para que juntos fueran a una carretera no tan transitada por coches, ni personas y así poder empezar con las clases de manejo. Ohm se puso en el lugar del piloto y Nanon a su costado.

– Bien, empecemos con el conocimiento más básico, la palanca de cambios y los pedales. Este es de…

– Nanon, yo sí sé manejar.

– Pero tu mamá…

– Ella sabe que sé manejar.

Nanon no comprendía nada.

– Entonces…

– El asunto es que aquí el timón está en el lado derecho. Lo peor es que yo soy diestro.

Nanon empezó a reír.

– Ya entiendo. Entonces… trata de manejar.

– ¿Y si nos chocamos?

– No te preocupes, yo manejaré tu palanca.

Esta vez fue Ohm quien empezó a reír al darle segundo significado.

– No seas puerco.

Nanon se contagió de las risas de Ohm. Ambos estaban tan nerviosos que no se dieron cuenta que la palanca no tiene  nada que ver con parar un auto.

– Bien, empezaré.

Ohm empezó a manejar despacio y Nanon iba guiándolo. Hubo ocasiones en las cuales tuvo que tomar el mando desde su lugar, ya que Ohm no se acostumbraba a esta posición.

La noche estaba avanzando y Ohm junto a Nanon ya estaban cansados. Bajaron del auto y se echaron en el pasto de aquella colina.

– ¿Alguna vez te has enamorado realmente?

– No sé si llamarlo enamoramiento real, pero… cuando era adolescente me gustaba alguien.

– ¿Estuviste con la chica?

¿Cuál chica?

– No.

– ¿Por qué?

– No hubo oportunidad.

Ohm se molestó y se puso de pie hacia el auto.

– ¿Ohm?

– Ya es hora de irnos.

Al llegar a casa, Nanon seguía sin entender porqué Ohm se había molestado.

Ohm estaba celoso, creyó que Nanon no se había enamorado de nadie en su adolescencia. Él como su mejor amigo en aquel entonces se habría enterado.

– Dije algo que…

– Descansa Nanon.

Por su parte Nanon entro a su casa, cabizbajo.

– ¿Y esa cara?

– Es la única que tengo.

Nonnie de lo preocupada que estaba, quería pegarle ahora.

– ¿Qué te ha puesto triste? Estabas emocionado por la cita con Ohm.

– ¿Cita con quién?

– Ninguna cita mamá, solo le estaba enseñando manejo a Ohm. Pero ya sabe manejar.

– No entiendo.

– Yo tampoco.

Sin decir más, Nanon fue a su habitación.

Después de casi dos horas, el celular empezó a sonar. Era Ohm.

¿Debería contestarle?

– Dime.

– Lo siento.

– ¿Puedes decirme qué te molestó?

– Pensé que yo era tu mejor amigo de adolescente y que me contarías todo.

– ¿Te has puesto celoso por alguien que eras… que ni siquiera conociste?.

Nanon puso su mano en su cara, por casi declararle que hablaba del mismo Ohm.

– Tonto ¿no?

Nanon sonrió.

– No tienes nada de qué preocuparte.

Las voces de ambos chicos empezó a tornarse más suave.

– ¿En serio?

– Sí.

– ¿Lo prometes?

– Lo prometo.

El primero en darse cuenta de esa complicidad fue Ohm, por ello empezó a toser y carraspear.

– Bro… ehh… me tengo que ir a dormir.
Nos vemos mañana.

Nanon también salió de su ensoñación y puso la voz más gruesa.

– S-Sí, claro. Mañana nos vemos bro.

Ambos colgaron aún sin entender qué sucedía.

O tal vez sí entendían.

Pero eso no los hacía homosexuales. No señor, para nada.

(TERMINADA) TENSIÓN SEXUAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora