Me tumbé en la cama y miré el techo en completo silencio mientras escuchaba de fondo en la cocina a Erick riendo con el ligue de la noche anterior.
Giré mi cuerpo dando la espalda a la puerta y cerré los ojos intentando descansar después de la noche que había tenido.
¿Por qué no me había acostumbrado ya?
Desde que habia llegado a Italia no hacia otra cosa que salir de fiesta y beber, y aunque no eran pocos los chicos que se me acercaban en busca de una noche como las que Erick ofrecia a las chicas a las que metía en su cama, yo nunca conseguía acabar con nadie fuera de esas discotecas.
Nadie era suficiente para mi.
Y me había dicho mil veces que debía de pasar pagina y empezar de nuevo con alguien, pero acabar en la cama de cualquiera unq noche de fiesta seguía sin ser algo que fuera capaz de hacer.
Escuché la puerta abrirse y como Francesca dejaba el bolso encima de su cama.
-¿Has llevado la ropa a la lavanderia?- preguntó.
Me giré para mirarla y asentí llena de tristeza.
-¿Pasa algo?
Escuchar esa pregunta me hizo romper en llanto ocasionando que Francesca dejara a medio hacer lo de quitarle las zapatillas y caminara hacia mi.
-Tranquila, amore- me acarició el pelo sentandose a mi lado- todo pasará.
-Mi padre se casa- dije entre tanto llanto- se casa para vivir una vida en la que mi madre y yo dejemos de existir para él.
-Ada, Ada- Francesca continuó acariciandome el pelo con tranquilidad, como haría una madre- tu padre también tiene derecho a ser feliz y rehacer su vida, y eso no quiere decir que se olvide de su unica hija.
Trangué saliva intentando mantener la calma.
-¿Como te has enterado?
-Me envió la invitación..-contesté.
-¿Ves?- Francesca sonrió con ternura- si tuviera intención de apartarte de su vida no habria enviado nada.
Me sequé los ojos y me incorporé para clavar mis ojos en ella.
-Si Luca es la mitad de comprensivo y bueno que tú, entenderé porque Linda no lo deja escapar.
Francesca soltó una carcajada sonora.
-Ahora lo que tienes que empezar a pensar es en lo que llevaras puesto donde todos los de la alta sociedad de Inglaterra volverán a verte, y con quien irás de la mano- esta vez se terminó de quitar los zapatos- fuiste una novia a la fuga pero ahora debes volver como otra cosa.
-No he pensado todavía en nada de eso- comenté poniendome de pie para dirogirme al armario- porque ni siquiera sé si quiero ir a Inglaterra.
-Tu hogar está en Italia- Francesca se tumbó en la cama sin dejar de mirarme- piensa que son unas pequeñas vacaciones.
Escuché de nuevo las risas de Erick y la chica que le acompañaba y no pude evitar sentir escalofrios al pensar de nuevo en Inglaterra.
-Ya no soy la chica millonaria de hace un año..-susurré sacando el único vestido que tenía en el armario- no creo que en la alta sociedad quede como una reina si llevo un vestido ceñido, negro y sin ninguna clase como este.
Señalé el vestido sonriendo y puse los ojos en blanco sabiendo que si no llegaba a esa boda con un vestido con la firma de algun diseñador famoso iba a acabar ridiculizada por todos.
-Pues mientras pensamos en qué vestido podrias llevar...¿por qué no buscas con quien ir?
Miré al techo y sonreí de nuevo.
-Evidentemente con Erick- devolví el vestido al armario y caminé hacia ella- no tengo dudas en eso.
Francesca se incorporó y echandose su pelo oscuro hacia atrás me miró frunciendo el ceño.
-No esperaba escuchar eso-confesó.
-Venga Fran, sabes de sobra que no he encontrado a nadie aqui- me semté en mi cama- que no he hecho muchos amigos y que apenas se defenderme en italiano.
-¿Y?
-Que no me queda más opción que llevarme a Erick.
-¡Erick!- Francesca gritó sobresaltandome, y Erick no tardó más de cuatro segundos en abrir la puerta y mirarnos atentamente.
-El padre de Ada se casa.
Erick posó esta vez toda su atención en mi, esperando a que yo le diera más información.
-En un mes con una chica de veintiocho años-le expliqué.
-¿Te ha invitado?- preguntó entrando dentro de nuestra habitación.
Asentí.
-Y debe de llevar acompañante- Francesca le miró atentamente- y ese acompañante debes de ser tú.
-¿Yo?- Erick negó con la cabeza- yo no puedo volver a Inglaterra.
-Claro que puedes-dije.
-No puedo volver y mirar a la cara a mi madre después de abandonarla para fugarme con una novia y haberme pegado con el novio en la iglesia- terminó de decir- no pienso ir.
-¡¿Piensas dejarme sola y enfrentar a todos?!- elevé el tono de voz algo enfadada.
-Pues no vayas Ada- se alejó de nosotras caminando de nuevo hacia la puerta- al fin y al cabo nadie notará tu ausencia.
Escucharle decir eso me rompió por dentro, pero en el fondo sabía que tenía razón.
¿Quién iba a darse cuenta de que la hija rebelde de uno de los hombres más poderosos de inglaterra no estaba?
La respuesta era obvia, nadie.
A nadie le interesaba lo suficiente como para percatarse de que yo no estaba en uno de los dias más felices para mi padre, porque en ese momento el protagonismo lo tendría él y no una niñata que a sus dieciocho años no sabía ni que hacer con su vida.
Erick cerró la puerta y yo me dejé caer encima de la almohada cerrando los ojos.
-Ya puedes ir buscando a otro.
Y en ese momento la idea de presentarme en la pizzeria de la esquina para cenar ya no me parecía tan mala idea.
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LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓ
Romance2° PARTE Ada se muda a Italia donde conoce a un atractivo chico que la hace olvidar todos sus fantasmas del pasado, pero cuando vuelve a Inglaterra para asistir a la boda de su padre, volverá a ver a Thomas Roth y tendrá que decidir entre amor o raz...