Sabía que Megan me estaría esperando en la entrada de la casa de Linda, sabía que esperaría allí hasta verme aparecer.
-¿Se puede saber porqué has tardado tanto?-preguntó encogiéndose de hombros mientras se dirigía a su coche.
-Tenía que dejar que Thomas se quedará profundamente dormido-contesté sentándome en el asiento del copiloto.
Megan me había esperado, de algo tenían que servir tantos años de amistad y secretos guardados.
-Toma- me entregó una bolsa mientras arrancaba el coche- ponte algo decente.
-Pensé que solo iba a…
-Vas a convencer a dos hombres- puso los ojos en blanco mientras yo me asomaba a la bolsa- ¿Crees que les importará lo que les tengas que decir.
Saqué un top de lentejuelas rosado y la miré arqueando una ceja.
-¿Voy a seducirles?
Megan me miró y salió del aparcamiento.
-Creía que habías madurado- suspiró- ya veo que aún sigues siendo una mojigata.
-Megan no quiero hacer…
-Te prestarán más atención si les provocas- me interrumpió -muévete sensual y hazles cumplidos, eso les encanta.
No muy convencida me moví al asiento trasero mientras me desprendía de mi camiseta para ponerme aquél minúsculo top rosa.
-Entraré yo primero, esperarás unos segundos y luego entrarás tú- me miró desde el retrovisor- tienes el cheque dentro de la bolsa, se lo darás directamente a Jacob.
Suspiré poniéndome la falda negra y me solté el pelo que tenía recogido en una coleta.
-En cuanto llegues deberás improvisar y ten claro que yo no haré nada para ayudarte- se quedó callada como si le costará pronunciar aquellas palabras- mi futuro marido es Liam, eso tenemos que dejarlo claro, siempre saldré en su defensa y solo en la suya.
Asentí.
Nos quedamos en silencio, mientras yo me moría de nerviosismo. Conocía a Liam, no debería ser tan difícil convencerle, sobre todo después de saber que aún sentía algo por mi.
Cogí aire y lo expulsé viendo cómo Megan aparcaba frente a la casa de Liam. Esa casa que tantos recuerdos me traía. Esa casa que estuvo apunto de ser también la mía.
Vi como ella se bajaba sin pronunciar palabra y estiraba su vestido oscuro, casi tanto como su pelo que iba recogido en un perfecto moño.
Las manos me temblaban, la falda cubría lo justo y el top era mi minúsculo…¿Qué narices estaba haciendo? ¿No hubiera sido mejor dejar que eso lo resolviera Thomas?
Me bajé del coche y me introduje entre la multitud mientras me adentraba en su casa, tenía que llegar a la habitación de Liam, pillarle a solas y poder al menos intentar convencerle sin tener que ver a Jacob.
Su habitación al contrario de la mía, se encontraba en el piso de abajo, ocupaba una planta completa para su habitación, baño con jacuzzi y un enorme vestidor.
Bajé las escaleras lentamente y frené en el penúltimo escalón.
-¿Liam?-pregunté.
No tardó más de dos segundos en aparecer delante de mí con un traje oscuro impecable.
-Ada…-susurró.
-Ya veo que tu habitación sigue estando igual-sonreí con falsedad bajando al fin los escalones- como cuando aún estábamos juntos.
-Pensé que después de lo de Italia no querías saber nada de mí- caminó detrás de mí- tu padre me dijo que llegaste con un chico que…bueno supongo que era ese tal Mancini.
-Siempre has sido importante para mí padre-dije girandome para clavar mi mirada en él- y también para mí.
Vi como esbozaba una sonrisa mientras sus ojos se desviaban hacia mi ropa.
-Por eso he venido- di un paso intentando ocultar mi pulso tembloroso- siempre has sido…
-¿Quieres volver?- me interrumpió sentándose en la cama atento a mi respuesta.
-He venido para que me ayudes a hablar con Jacob-dije.
-¿Jacob?- preguntó sin comprenderme- ¿Qué tiene que ver…
Le extendí el cheque dejándole en silencio aún más confuso que antes.
-Dime que no es lo que yo creo…-susurró- dime qué no lo es…
Se puso de pie arrugando el cheque y cambiando el gesto de su cara.
-¡¿Es por él?!- gritó con los ojos inyectados en sangre-¡¿Es por ese boxeador?!
Sin darme tiempo a contestar me agarró con fuerza del cuello y me estampó contra una de las paredes.
-Liam…
-Que pena que os tenga que interrumpir pero…
Liam me soltó cuando escuchó una voz detrás de nosotros.
-¿Massimo?- pregunté alejándome rápidamente de Liam- ¿Que haces tú…
-¡¿Quién coño te ha dado permiso para venir sin llamar antes?!- gritó Liam.
-Te buscan arriba-contestó Massimo sin dejar de mirarme- y creo que es urgente.
Liam bufó con rabia y sin decir nada más subió las escaleras apresuradamente dejándonos solos.
-Massimo…-sollocé corriendo hacia sus brazos.
-No soy Massimo-dijo esbozando una ligera sonrisa.
Me aparté de él sorprendida.
-Se lo debía a mi hermano- se encogió de hombros- después de lo que pasó en Italia…
Le miré sin saber qué decir mientras él se hacía a un lado para dejarme pasar.
-¿Has visto a Jacob?-pregunté.
-De mal en peor- contestó - creo que no es buena idea.
-No he pedido tu opinión-dije tajante- sólo dime dónde está.
Emilio me hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera y los dos subimos apresuradamente las escaleras. Nos deslizamos entre la multitud y sólo entonces le vi, cerca de la piscina hablando amigablemente con otro hombre.
Tragué saliva y caminé decidida hacia donde se encontraba, tan decidida que no tardó en verme y desviar la vista hacia mis heridas que aún tenían costra.
-Dichosos los ojos Ada- me saludó.
-Deja a Thomas en paz- dije.
-¿No crees que eso deberíamos hablarlo en otro lado?- preguntó.
-Creo que deberías dejar a Thomas de una vez-repetí.
-¿Y qué hago con el dinero que me debe?- esta vez tiró de mi brazo con fuerza saliendo del jardín donde todos nos miraban.
Y cuando bajamos las escaleras que conducían al exterior de la casa, una moto que los dos reconocianos frenó al lado del coche de Megan.
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LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓ
Romantizm2° PARTE Ada se muda a Italia donde conoce a un atractivo chico que la hace olvidar todos sus fantasmas del pasado, pero cuando vuelve a Inglaterra para asistir a la boda de su padre, volverá a ver a Thomas Roth y tendrá que decidir entre amor o raz...