Entramos en la discoteca más cercana a la casa de Linda, una de las más populares de la cicudad.. La gente bailaba y bebían de las botellas más caras del mundo sin importarles si una gota acababa derramandose en el suelo.
En esos pequeños detalles me fijaba ahora que habia vivido dos años en la pobreza, en como la gente millonaria derrochaba el dinero aún sabiendo que había un vagabundo en la puerta esperando a que alguien le lanzase una moneda para poder llevarse qlgo de comida a la boca.
¿Como había podido vivir así durante tanto tiempo?
Me encantaban los lujos, como a todo el mundo, pero ahora apreciaba mucho más el valor de un momento, una mirada o una simple comida con alguien, eso no se podia comprar con nada, eso era lo unico que iba a poder llevar siempre conmigo.
Linda tiró de mi mano hacia la barra y esquivando a la gente pidió una ronda de chupitos bien cargados.
-Empiezas fuerte..-dije sonriendo.
Ella me devolvió la sonrisa y bebió de su vaso de un solo trago.
Sin perder tiempo la imité sintiendo como mi garganta ardía haciendome pegar un brinco.
-Esta por los infieles-dijo levantando otro vaso bien cargado- por los hijos de puta.
Y de un trago las dos bebimos soltando una fuerte carcajada.
-Esta por los malotes que dicen estar enamorados y te dejan casarte con el malo.
Levanté mi vaso y de un trago que me hizo toser bebí cada gota de tequila.
-¡Otra ronda!-gritó Linda.
Mi tolerancia al alchohol era casi nula asi que no me extraño cuando empecé a ver todo algo borroso y la risa comenzó a salirme casi sin quererlo.
-Esta por los que te prometen amor eterno-dijo Linda.
Bebí al mismo tiempo que dos chicos se acercaban a nosotras.
-Esta por los hombres-dije.
-¿Venis a invitarnos a bailar?- preguntó Linda arrastrando las palabras- porque habeis llegado en el mejor momento.
Tiró de la mano de uno de los chicos hacia la pista y a mi me dejó aún de pie en la barra.
-Yo no quiero bailar-dije con semblante serio- no por ahora.
Bebí del último vaso que quedaba y golpeé la barra.
-Otra ronda porfavor.
-Tambien podemos beber juntos-dijo.
Desvié la vista hacia él riendome sin poder evitarlo al verle doble.
-¿Te han roto el corazón?-pregunté entre carcajadas.
-Hace tiempo si-contestó quitabdome un vaso y bebiendoselo de un trago.
Esbocé una sonrisa y bebí con la mirada fija en él.
-Pero si el corazón me lo partiera una preciosa chica como tú no me importaria-comentó giñandome un ojo.
-Siento decirte que a mi me lo rompen- puse los ojos en blanco- yo no rompo nada.
Bebí de mi otro vaso y levanté el dedo.
-Ah bueno si- dije acercandome al chico desconocido- a mi ex le dejé plantado en el altar para fugarme con otro que ni me queria.
Me bebí otro vaso y desvié la vista hacia Linda que bajo mi asombro besaba a ese chico desconocido casi comiendose completo.
-¿Quieres bailar?- preguntó el que estaba a mi lado.
-Quiero ir a tomar el aire-contesté dejando atrás la barra y caminando hacia la salida.
Aunque habia barullo y gente por todos lados, podia sentir como el chico me seguía casi pegado a mi espalda.
-Fue mia la idea de venir ¿Sabes?
Miré al chico cuando una brisa acarició mi rostro ya fuera,
-Pero yo no tengo el valor de besarme con otro.
-Puedes probar- sonrió.
-Prefiero seguir bebiendo-dije.
Desvié la vista hacia una pareja que se besaba apasionadamente y escuché el sonido del motor de una moto rugir con fuerza.
Con rapidez guié la vista hacia el dueño de la moto que aparcando se quitó el casco dejsndome ver aliviada que no era quien yo pensaba.
-¿Tienes coche?- pregunté de repente.
El chico de tez oscura y ojos negros como el carbón asintió.
-Llevame a casa-dije.
El desconocido asintió caminando hacia un coche que había aparcado no muy lejos de la discoteca.
-Tengo Wiskhy por si quieres seguir bebiendo-dijo.
Estaba ya borracha y aún así intuí que las intenciones del chico no eran otras que darme bebida hasta que pudiera aprovecharse de mi o algo similar. Así que tras quedarme quieta desvié la vista hacia la oscura y vacia carretera.
-Voy a ir caminando- me deshice de mis tacones y comencé a caminar al mismo tiempo que unas finas gotas comenzaron a mojar mi piel.
-¿Estás loca?- preguntó el chico detrás de mi.
-He dicho que voy a ir caminando- dije.
Pero cuando el chico agarró mi brazo para obligarme a frenar grité golpeandole con fuerA con los tacones.
-¡Voy a ir caminando!
Todos los que habia fuera de la discoteca tomando el aire nos mirararon, todos.
Incluido un chico de ojos azules y pelo oscuro que apoyado en una de las paredes donde las farolas no iluminaban, mientras manoseaba descaradamente a una preciosa chica asiatica con la que habia ligado dos dias antes no pudo evitar susurrar:
-Ada..
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LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓ
Romance2° PARTE Ada se muda a Italia donde conoce a un atractivo chico que la hace olvidar todos sus fantasmas del pasado, pero cuando vuelve a Inglaterra para asistir a la boda de su padre, volverá a ver a Thomas Roth y tendrá que decidir entre amor o raz...