Me desperté temprano, me duche y desayuné un tazón repelto de cereales antes de mirarle por última vez al espejo y salir al portal donde sabía que Massimo me estaría esperando como acordamos la noche anterior.
Pero cuando pisé el último escalón y mis ojos le vieron no pude evitar sentir algo revolotear dentro de mi.
-Buenos dias-dije sonriendo.
Cuando se giró y sus claros ojos se clavaron en los mios no pude evitar apartar la mirada, gesto que él sintió como una victoria por su evidente sonrisa.
-Venga- tiró de mi mano obligandome a cruzar la calle con rapidez y algo de imprudencia- nos espera un dia movidito.
Me mordí el labio fijando en como agarraba mi mano con cierta delicadeza.
-¿Ha donde vamos?- pregunté.
-Ha conocer a tus suegros.
Al escucharle pronunciar aquellas palabras frené de golpe.
-Venga Ada, no me pongas esa cara- su sonrisa se tornó algo picara- no es propio de una chica que me pidió que fuera su novio antes de preguntarme el nombre.
Aparté mi mano de la de él negando con la cabezs.
-Solo debes actuar delante de mi padre y...
-¿Quieres que parezca real?- preguntó dando un paso hacia mi- porque no pienso dejar que tu padre tenga ni una duda de que nuestro amor es verdadero.
Le miré durante un segundo, en silencio viendo como él aún me ofrecía la mano con el ceño fruncido.
-Te pienso presentar como una amiga Ada- puso los ojos en blanco- a no ser que tú quieras que te presente como algo más.
Tragué saliva y acepté su mano sin poder evitar sonreir con nerviosismo.
-Mis padres tienen una extraña tradición- cambió de tema sin percatarse de los nervios que había ocasionado en mi- les gusta que toda la familia nos reunamos una vez al mes.
-¿Y eso es raro?
Massimo soltó una carcajada.
-Espera a conocer a mi familia..
Frené en seco de nuevo.
-No me asustes.
Él divertido abrió la puerta de su coche sin borrar una sonrisa del rostro.
-Tampoco creo que sea muy diferente mi familia a una familia a la que le tienes que presentar un novio falso ¿no crees?
Me mordí el labio sin tener nada que decir y me subí al coche temerosa de lo que podía encontrarme en casa de Massimo.
Él no tardó en arrancar el coche y perderse por las calles de Italia dejandome admirar de nuevo las maravillosas vistas de Roma, una ciudad en la que sin duda me quedaría a vivir por el resto de mi vida. Llena de sol y alegria, llena de folios en blanco esperando a ser llenados de tinta contando mi nurvq vida, una que esperaba fuera del todo feliz al fin.
-Pagaría millones para saber que ronda tu cabeza en este momento-la voz de Massimo me devolvió a la realidad y sin poder evitarlo desvié la vista hacia la unica mano que sujetaba el volante apretandolo de una forma que me sonrojó de inmediato.
Cuando él se percató de mis mejillas que ardían en llamas, condujo su otra mano libre a mi rodilla dandome dos suaves golpes que erizaron mi bello.
-No estés nerviosa- se encogió de hombros- mi familia tampoco es para tanto.
Sin poder articular palabra bajé la ventanilla del coche sintiendo una punzada en el pecho cuando en un stop una moto oscura frenó justo a la izquierda.
Miré al motorista durante un segundo con el corazón encogido, pero aparté la mirada cuando Massimo volvió a llamar mi atención.
-Tengo dos hermanos, uno de ellos es mi gemelo- esbozó una sonrisa de medio lado- aunque tengo que admitir que solo nos parecemos en los ojos azules.
-¿De verdad?- pregunté ilusionada.
Massimo rió divertido al ver mi reacción.
-Repito que solos nos parecemos en el color de los ojos.
Estuve apunto de preguntarle, pero me quedé con la palabra en la boca cuando Massimo soltó un taco frenando el coche de golpe en la entrada de una enorme villa repleta de zonas verdes.
Salió del coche dejandome sola y caminó a paso acelerado al coche azul oscuro que ocupaba toda la entrada impidiendo el paso.
Alguien dentro bajó la ventanilla y sin poder escuchar la conversación pude observar como aquel conductor sacaba de quicio a Massimo que agitaba los brazos con desesperación.
Segundos después Massimo caminó hacia mi puerta y la abrió de golpe.
-Continuamos andando Ada- me ofreció su mano que no tardé en sujetar saliendo del coche.
Tenía muchas preguntas, pero sabía que no era el momento para hacerlas así que cuando Massimo tiró de mi mano no hice otra cosa que seguirle hacia la gran villa desviando la vista disimuladamente hacia el coche que nos impedía el paso.
Cuando el conductor me giñó el ojo aparté la mirada frunciendo el ceño.
-Me dijiste que solo...
-Fisicamente parecemos la misma persona- me interrumpió él cuando estuvimos suficientemente lejos del coche- pero en cuanto a personalidad..
-¿Y qué se supone que hace sentado en su coche?- pregunté con curiosidad.
-Entorpecer la vida al resto de familiares.
Y zanjando el tema, Massimo soltó mi mano para dejar que una preciosa chica de pelo castaño y labios rojos carmín se abalanzara en sus brazos.
Ella llevaba un precioso vestido blanco que cubría su cuerpo haciendole una silueta perfecta.
Agaché la cabeza para mirar mi ropa. ¿Zapatillas y unos vaqueros rasgados? ¿En que diablos estaba pensando para salir con eso?
-Y ella es la hermana favorita- dijo Massimo frunciendo el ceño al ver mi reacción.
Su hermana me hizo una pasada rapida con la mirada y me extendió la mano de forma amigable.
-Soy Laura.
Acepté su mano sonriendo con timidez avergonzada po mi aspecto.
-Ada.
-Ven- Massimo agarró de nuevo mi mano y tiró de mi- voy a presentarte a mis padres.
Abrí los ojos como platos y negué con la cabeza intentando frenar sus pasos.
Él dejó de caminar y desvió la vista hacia Laura que se alejaba en dirección hacia su otro hermano que aún parecía seguir en el interior del coche.
-Mirame..-susurré- no creo que haya venido muy apropiada a...
Me quedé en silencio viendo la sonrisa que se formaba en su rostro.
-¿Te hace gracia que haga el ridiculo?- prwgunté cruzandome de brazos.
Se mordió el labio intentando de alguna forma ocultar su sonrisa y pillandome por sorpresa me cogió en brazos comenzando a caminar de nuevo hacia su casa.
-Dejame Massimo, no quiero que la primera imagen que tengan de mi sea mala.
Subió las enormes escaleras de piedra que conducían hacia el interior de la casa sin dejar de sonreir.
-Creeme, tendrán de todo menos una imagen mala.
Y tras decir esto interrumpió en la entrada de su casa que se encontraba llena de familiares al grito de:
-¡Me acabo de casar con esta preciosa chica!
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LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓ
Romance2° PARTE Ada se muda a Italia donde conoce a un atractivo chico que la hace olvidar todos sus fantasmas del pasado, pero cuando vuelve a Inglaterra para asistir a la boda de su padre, volverá a ver a Thomas Roth y tendrá que decidir entre amor o raz...