CAPÍTULO 55

6 9 0
                                    

No tardó en anochecer.

Me tumbé en la cama y esperé hasta escuchar el timbre de la puerta. En casa no había nadie, Linda y Luca habían salido a celebrar y sabía que Thomas volvería para vigilar que no me fuera a ninguna parte.

Eso me hizo esbozar una sonrisa mientras abría la puerta.

-Llevas pijama-sonrió Thomas- ya veo que estás madurando.

Me reí tirando de su mano mientras él cerraba la puerta.

-¿Vas a dormir conmigo?- pregunté esbozando una sonrisa.

Sus brazos rápidamente me rodearon y su boca invadió la mía antes de que pudiera reaccionar.

Solté una carcajada cuando mordió mi labio inferior y me levantó del suelo con solo un brazo mientras susurraba:

-Hoy no irás a ninguna fiesta, de eso me encargaré yo.

Me llevó hasta la habitación y me dejó en el suelo para deshacerse de su chaqueta.

Se humedeció los labios y  se acercó de nuevo a mi.

-Eres preciosa Ada- me apartó el pelo y sonrió de medio lado- ¿Sabés que fue lo primero que pensé cuando te vi?

Negué con la cabeza, deseando escuchar lo que tenía que decirme.

-Pensé que eras la chica más guapa que había visto en mi vida- me empujó con suavidad dejándome caer sobre la cama- y que tenías que ser mía, no sabía cómo ni cuándo, pero ibas a ser mía Ada Brown.

Thomas se acercó a mí y me comenzó a bajar lentamente el pantalón del pijama al mismo tiempo que deslizaba también mis bragas.

Mi respiración se entrecortó y me agarré a las sábanas con fuerza cuando su dedo acarició mi sexo con lentitud, con tanta delicadeza que eché la cabeza hacia atrás sin poder evitarlo.

-Quiero estar dentro de ti…-susurró con la voz algo ronca.

-Thomas…-gemí cuando introdujo su dedo dentro de mi.

-¿Si Ada?- preguntó excitado.

Me arqueé contra él jadeando de placer y entonces escuché como se desabrochaba el pantalón y cortaba con los dientes el envoltorio de un preservativo.

Sus manos recorrieron mi cuerpo y cuando se tumbó encima de mí me besó en la boca, luego en la mejilla y bajó deslizándose hasta mi cuello.

Solo en ese momento sentí como su miembro rozaba mi entrada y como lentamente iba introduciéndose dentro de mí mientras gruñía de placer.

Se movió rápido, como si su cuerpo le impidiese bajar el ritmo. Besó mi boca de nuevo mientras yo me movía y entrelazó nuestras manos mientras yo sentía que iba a explotar de placer.

¿Qué era lo que tenía Thomas para provocarme esas sensaciones?

Me encogí soltando un grito de placer y jadeé agotada cuando él aumentó aún más la velocidad hasta acabar dentro de mi.

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora