CAPITULO 24

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Al día siguiente me despertó el timbre de la puerta que no cesaba ni por un instante.
Me levanté bostezando aún viendo borroso y caminé hacia la puerta abriendola.
-Necesito ver a Linda-dijo Luca sujetabdo entre sus manos un ramo de flores.
-Linda no está-dije.
-¿Está con otro?- preguntó.
-Si lo hace está en todo su derecho- comenté quitandole de un manotazo las flores de la mano- sobre todo después de lo que hiciste.
Luca suspiró llevandose las manos a los bolsillos y con la cabeza cabizbaja se alejó lentamente.
Sin perder tiempo cerré la puerta y hundí la nariz en las flores sonriendo.
Con rapidez las dejé encima de la encimera de la cocina y corrí hacia el sofá apartando uno de los cojines con rapidez viendo el movil que le habia robado a Jake la noche anterior.
No sabía porque lo había hecho, ¿habría sido por la rabia que me dio que Thomas me ignorara de aquella manera o simplemente para tener una excusa para saber algo de ellos?
No lo sabía, lo unico que tenia claro era que me había convertido en una autentica ladrona.
Lo había hecho antes de que se lo llevaran en aquella ambulancia aprovechando que Massimo les contaba el golpe de su pierna.
Suspiré cogiendo el movil entre mis manos y ll desbloqueé para mi sorpresa con un simple movimiento de dedo.
Reí mordiendome una uña y sin perder tiempo fui al registro de llamadas.
La última persona a la que había llamado Jake fue a Thomas. ¿Era por eso que sabía donde estaba cuando llegó Jacob?
Caminé hacia mi cuarto y guardé el movil tras ponerlo en silencio en la mesilla de noche.
Era obvio que se lo iba a devolver, pero antes tenía que trazar un plan. Lo que me interesaba era conseguir averiguar por qué Agnes vivía con ellos. ¿Era aún pareja de Thomas?
Tragué saliva caminando hacia el baño. Necesitaba una ducha para despejar la mente , para empezar a prepararme y salir a dar una vuelta por la ciudad a la que tanto había añorado.
Necesitaba saber algo sobre Massimo y pedirle disculpas por todo lo que había dicho. ¿Qué era lo que me pasaba con él?
Me desprendí de la ropa y me metí bajo el chorro de agua cerrando los ojos al mismo tiempo que me pasaba las manos por el pelo.
Todo en Londres había cambiado tanto, que yo parecía estar completamente fuera de lugar.
Resoplé y agarré la toalla saliendo de la ducha, pero no me hizo faltar ir en busca de Massimo.
Cuando alguien volvió a llamar a la puerta y la abrí, allí se encontraba Massimo.
Sus ojos claros como un cielo despejado se clavaron en los mios y sin decir ni una palabra entró en casa y me besó apasionadamente cogiendome por sorpresa.
-Massimo..-susurré.
Él cerró la puerta con una de sus piernas y sujetandome por la cintura me hizo levantar levemente del suelo para continuar besandome. No me aparté de él, necesitaba aquel beso al igual que lo necesitaba él.
Tampoco opuse resistencia alguna cuando me condujo hacia la habitación aún agarrandome fuerte de la cintura como temeroso de que me escapara corriendo de él.
(No tenía intención de hacerlo)
Se desprendió de su camiseta antes casi de que me diera cuenta y continuó besandome mientras yo miraba duvitatiba hacia los lados.
¿Estaba preparada para acostarme con él? No habiamos cruzado palabra alguna y aún así sentía el desespero de Massimo en sus manos sobre mi piel.
¿Tenía miedo de perderme?
Me dejó caer sobre la cama y posó su mano sobre mi toalla, solo entonces apartó sus labios de los mios y me pidió permiso con la mirada.
Asentí.
No tengo ni idea de por qué lo hice, seguramente por el simple hecho de que Massimo también me atraía de aquel modo y tras todo lo que habíamos pasado era obvio qur aquel momento iba a acabar llegando.
Se deshizo de su pantalón apresuradamente mientras llevaba una de sus manos a mis pechos y bufó hundiendo su cabeza en mi cuello, saboreando la sensación de estar piel con piel, de la cabeza a los pies.
Sentí como conducía una mano e introducía un dedo dentro de mi haciendo que gimiera en sus brazos sin poder evitarlo.
No tardó en estirar su mano hacia el bolsillo de su pantalón y sacar un preservativo mientras me distraía con besos en la comisura de mis labios.
Y cuando sentí como su miembro me tocaba a esos milimetros de mi me quedé sin aliento.
¿Estaba haciendo bien? ¿Era esto lo que realmente quería?
Pero no me dio tiempo a pensarlo mucho, rapidamente le sentí entrar dentro de mi mientras sujetaba mis hombros jadeando encima de mi.
Comenzó a moverse de forma lenta para poco después aumentar la velocidad.
-Ada, Ada..-musitó.
Dejó atrás mis hombros para acariciar mi cuerpo con frenesí, caderas, muslos, pechos hasta que se estremeció, arqueando el cuerpo y soltando un fuerte gruñido que acabó por dejarle desplomado encima de mi.
Yo en cambio me quedé quieta, con dificultades para respirar por su peso hasta que él se hizo a un lado con la respiración agitada aún.
-Necesitaba...-se quedó en silencio intentando recuperarse- saber que soy algo más que un simple idiota que te acompaña a la boda de tu padre.
Suspiré e intenté ignorar el nudo de mi garganta que a cada segundo se hacia más grande.
No dije nada, solo recogí la toalla que aún seguía encima de la cama y me levanté caminando hacia el baño.
Ahí me quedé más de media hora mirandome al espejo.

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora