CAPITULO 9

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Subí de nuevo el peldaño y corrí apresuradamente hacia el despacho con el corazón en un puño.
¡Liam! ¡Acababa de encontrarme con Liam! ¿Qué hacia el en casa de Massimo?
Que yo supiera, Liam no tenía ningun familiar Italiano...entonces..¿A que se debía su visita?
Escuché unos pasos decididos por el pasillo y sin poder evitarlo agarré un trofeo que adornaba una de las estanterias. Con suerte podría golpearle antes de que él me hiciera algo peor por dejarle plantado en el altar.
Pero cuando la puerta se abrió y los ojos confusos de Massimo se posaron en el trofeo qur aún sujetaba de forma amenazante pude al fin respirar con tranquilidad.
-Necesito irme de aqui...-susurré.
Y no hizo falta decirle nada más, Massimo asintió caminando hacia mi y quitandome el trofeo de entre las manos.
-Vamonos de aqui- sujetó mi mano entrelazando nuestros dedos entre si y salimos del despacho en dirección contraria a las escaleras.
-El servicio entra y sale de la casa sin tener que pasar entre nosotros- puso los ojos en blanco- para ello mi padre construyó estas escaleras que conducen directamente a la parte trasera de la casa.
Me miró avergonzado y bajó la escalera aoresuradamente.
-¿Puedo saber de que conoces a Liam Bennet?- pregunté caminando apresuradamente a su lado, a cada segundo más cerca del coche.
-¿A quién?
-Al chico rubio que entró cuando bajabas las escaleras- me expliqué entrando dentro del coche y sentandome.
-No lo he visto nunca- se puso el cinturón y arrancó saliendo de la villa- pero veo que tú si.
Tragué saliva y cuando sentí que estabamos suficientemente lejos de aquella Villa me armé de valor para confesarle todo.
-Los novios deberías saber todo sobre sus parejas así que hallá voy...-me mordí el labio en un intento de callar para más tarde escupir las palabras como si llevaran años intentando salir por mi boca- Liam Bennet fue mi prometido, un destopa y manipulador que me maltrataba tanto fisica como psicologicamente.
Massimi no decía nada simplemente continuaba conduciendo mientras esta vez era yo la que abría mi corazón.
-Aguanté lo que pude para que mi padre no perdiera toda la fortuna pero no pude evitar enamorarme de otro chico y allí fue cuando todo se torció.
Mis ojos se llenaron de lagrimas y cuando Massimo se percató aparcó el coche a un lado de la carretera intentando no entorpecer el paso de los coches.
-¿Ese tipo de pegaba?
Asentí incapaz de continuar hablando.
Él volvió a arrancar y giró en dirección contraria bajo mi atenta mirada.
-No...-susurré- no vuelvas.
Pero lejos de escucharme aceleró más y paró de golpe en la villa.
-¿Liam decias que se llamaba?
-¡Para Massimo!- grité bajando del coche tras él- fue hace tiempo y no es justo que estropees la fiesta de tu fam...
Pero antes de terminar la frase los ojos de Liam volvieron a clavarse en los mios mientras le abría de forma caballerosa la puerta del copiloto a Megan que aún no se había percatado de mi presencia.
-¡¿Liam Bennet?!
Cuabdo Massimo levantó la voz dando grandes zancadas hacia Liam corrí tras él asustada sabiendo que aquello no acabaría bien para nadie.
-El mismo-sonrió él de aquella forma que aún erizaba mi bello-¿ Que es lo...
Pero antes de terminar la frase, Massimo le propinó un fuerte puñetazo haciendo que gotas de sangre mancharan su camisa blanca.
Sin darle tiempo a recomponerse volvió a golpearle haciendole caer al suelo y sacudiendo su adolorida mano terminó de acercarse a él para agarrar su camisa con fuerza logrando levantar parte de su cuerpo del suelo.
-Como me entere de que vuelves a poner una de tus sucias manos encima de otra mujer te juro que yo mismo acabaré contigo.
-¡Massimo!- gritó su padre bajando apresuradamente las eacaleras de piedra.
Solo entonces él solto a Liam alejandose de nuevo a paso decidido hacia el coche.
-¿Ada?
La voz de Megan me hizo desviar la vista hacia el coche donde la que era mi amiga me miraba con gesto sorprendido.
Ignorandola caminé detrás de Massimo y me subí al coche al mismo tiempo que él arrancaba.
-No debiste de haberle pegado-dije cuando salió de la Villa.
-Él tampoco a ti.
Y sin decir nada más encendió la radio dejando que fuera la musica la que ocupara cada espacio del coche.
Apoyé mi cabeza en el respaldo y cerré los ojos volviendo a revivir el instante en el que la sangre brotaba de la nariz de Liam.
-Siempre ha sido un hijo de puta- solté.
Abrí un ojo para ver como Massimo esbozaba una sonrisa de medio lado.
-Siempre hay que pasar por hijos de puta para encontrar al indicado-dijo.
Escucharle decir aquello me hizo soltar una carcajada.
-¿Y el indicado eres tú?
La sonrisa de él se intensificó.
-Venga Ada te he metido en mi casa en brazos mientras gritaba que eras mi mujer- me miró de reojo sin apartar la vista de la carretera- ¿Qué hombre haria algo igual?
Me mordí el interior del labio intentando contener una sonrisa.
Era la segunda vez que me sorprendía y eso me hacia verle de forma diferente. La segunda vez que me demostraba que él, Massimo Mancini no era ni de lejos como el resto.


LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora