CAPITULO 36

8 9 0
                                    

Abrí la puerta y me quedé de brazos cruzados viendo cómo Thomas bajaba de la moto y se desprendía del casco sin que yo me perdiera detalle de ninguno de sus movimientos.

Solo cuando me hizo un gesto con la cabeza para que me acercara a él, dejé la puerta atrás y caminé con nerviosismo hacia él, como si aquella fuera la primera vez que le iba a tener en frente, dudando por un segundo hasta de lo que iba a decirle. Intenté ocultar mis manos algo temblorosas en los bolsillos de mi chaqueta  azul y sonreí intentando parecer serena.

-¿Ya estás mejor?

Asentí sin saber si se refería a mis heridas o a mi corazón.

Vi como se dibujaba una pequeña sonrisa en su rostro y se llevaba las manos a los bolsillos de su cazadora mientras se apoyaba en la moto. 

¿Ocultaba también su nerviosismo?

Sonreí agachando la cabeza.

-Creo que deberíamos hablar de lo que pasó en…

-¿Te arrepientes?-le interrumpí levantando la cabeza de golpe.

Pero él solo tensó la mandíbula con nerviosismo dejando de mirarme a mí para centrar toda su atención en Massimo que ocupando mi lugar en la puerta nos observaba con atención.

-Por ese tío fue por el que me llamaste llorando Ada..

Les miré a  ambos sin saber qué decir y apoyé mi mano en su pecho cuando vi como dejaba atrás la mano con intención de acercarse a él.

-No le frenes Ada-dijo Massimo caminando hacia nosotros- no sé qué es lo que tiene en contra de mí pero me encantaría saberlo de una vez.

Esbozó una sonrisa mientras yo continuaba haciendo presión sobre el pecho de Thomas.

-¿Es sólo por Ada? ¿Te molesta que esté conmigo?-preguntó cada vez más cerca.

-¡Massimo basta!- grité.

Ignorándome frenó sus pasos a escasos metros de Thomas de forma amenazante.

Mi corazón se aceleró intuyendo que aquello acabaría mal, así que rápidamente cogí el casco de Thomas y se lo entregué intentando romper aquella horrible tensión.

-Vamonos Thomas..-susurré.

Pero él continuaba con la mirada fija en Massimo intentando contenerse para no arrepentirse más tarde de sus actos.

-Por favor…-volví a susurrar.

Thomas se humedeció los labios y agarrando el casco que yo le ofrecía subió a la moto en completo silencio.

-Vete de aquí Massimo-dije frunciendo el ceño mientras agarraba el otro casco- no provoques una situación de la que no puedas después salir.

Hice el amago de subirme a la moto, pero entonces Massimo volvió a hablar.

-Es un delincuente Ada-dijo con enfado- no deberías ni acercarte a él.

Y eso fue el colmo de la paciencia de Thomas que bajándose de la moto se quitó el casco lanzándolo contra el suelo para caminar directamente hacia Massimo.

-¡¿Y tú si, campeón?!- le propinó un fuerte empujón mientras yo me deshacía del casco-¡¿Tú te consideras digno de acercarte a ella?!

Pero Massimo no contestó, de un puñetazo tropezó, pero antes de acabar en el suelo gritó embistiendo a Thomas con su cabeza. Grité cuando los dos acabaron en el suelo y solo entonces Linda salió de casa corriendo hacia nosotros.

-¡¿Qué coño está pasando?!-gritó ella.

-¡Parad!- grité sollozando incapaz de acercarme a ellos.

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora