No pude conciliar el sueño. Solo habian pasado dos años desde que yo no formaba parte de la vida de mi padre. ¿Cuando le había dado tiempo a conocer a una mujer y a decidir casarse con ella?¿Tan rápido habia superado a mi madre?
Y después de lo que habiamos pasado..¿Como había decidido al fin invitarme a su boda?
Cogí las bolsas de la ropa sucia y salí de casa sin dejar de darle vueltas al matrimonio de mi padre. En cuanto llegara a la lavanderia, que estaba justo en frente de nuestro edificio, tenia que coger el móvil,y llamar a Linda para que me contara todo lo que habia pasado en mi ausencia. Que me contara quien era esa mujer de la que supuestamente estaba enamorado mi padre.
Bajé las escaleras del cuarto piso en silencio con las bolsas de ropa pesada que me había preparado Francesca como venganza.
Pero en ese momento mi mente solo podia pensar en la fecha de la boda.
17 de agosto de 2022.
Quedaba un mes para la boda y no sabia si estaba preparada para enfrentarme a mis demonios del pasado.
Abrí la gran puerta acristalada del portal y caminé hasta cruzar la calle casi sin mirar si habia algún coche que pudiera atropellarme.
Abrí la puerta de la lavanderia donde ya me habia acostumbrado a llevar mi ropa, y suspiré apoyando las bolsas en el suelo.
Como de costumbre no habia nadie, así que me limité a escoger una lavadora y meter la ropa con rapidez.
Pero tras cerrar la puerta de la lavadora un chico entró en la lavanderia con dos bolsas que parecían igual de pesadas que las mías.
-Ciao- me saludó con un movimiento de cabeza.
Le sonreí y me diriguí a pagar mi lavado antes de que aquel chico se me adelantara.
Pero sin poder evitarlo observé de reojo como contemplaba las lavadoras como si fueran el mejor paisaje que hubiera visto en su vida.
Suspiré y caminé de nuevo hacia mi lavadora para seleccionar el tipo de lavado que deseaba,mientras veía como aquel chico me seguía descaradamente con la mirada incomodandome.
Así que tras hacer unos ultimos ajustes en la lavadora me dirigí a sentarme en las sillas que habían colocado para que los clientes no tuvieran que esperar de pie.
-Puoi aiutare?- el chico de pelo oscuro se giró y llevandose una mano al pelo con timidez me sonrió- non capisco come funziona.
Le miré en silencio parpadeando dos veces seguidas. Era cierto que llevaba viviendo dos años en Italia, pero aparte de palabras simples que me ayudaban a defenderme no entendía absolutamente nada. Seguramente por culpa de Erick y Francesca que no hacian otra cosa que hablarme en inglés sin darme oportunidad de aprender otros lenguajes.
Y ahí estaba, un chico realmente atractivo, ojos azule y pelo corto castaño oscuro que le caía por detrás de las orejas.
-Non parlo italiano- puse los ojos en blanco avergonzada sin saber bien a donde mirar.
¿Por qué diantres no me había aplicado más con el idioma?
El chico esbozando una amplia sonrisa amigable se acercó a la lavadora y tras señalarla se llevó una mano a la cabeza haciendo un gesto como si su cabeza fuera a explotar.
Y entonces le entendí soltando una risilla divertida.
-Tienes...tienes que- me levanté rapidamente y sin pedir permiso agarré su ropa y la introduje en la lavadora- primero tienes que meter la ropa.
Sabía que no me entendía pero por inercia comencé a explicarle todos los pasos mientras él me seguía con la mirada.
Llegué a la maquina donde habia que ingresar el dinero y desvié la vista hacia él.
-i soldi- dije esperando haberlo pronunciado bien.
El chico de inmediato se llevó las manos a los bolsillos sacando un billete que me entregó atento a mis pasos.
Pagué el lavado y le miré con timidez volviendo a caminar hacia la lavadora.
-Y ahora hay que elegir el lavado- presioné el mismo lavado que el mio y moví las manos intentando hacerle entender que ya estaba todo.
Agachando la mirada volví a caminar a la silla donde minutos antes estaba sentada y saqué el móvil llamando de inmediato a Linda sin poder aún sacarme la inminente boda de mi padre de la cabeza.
-Dime ahora mismo quién es esa mujer que va a casarse con mi padre- dije en cuanto la llamada se descolgó.
- Ada- la escuché bostezar- acabo de abrir los ojos, dame un respiro.
-¿Por qué no me habías dicho nada?- pregunté.
-No quería preocuparte y menos aún que te presentaras aqui- contestó con la voz adormilada.
-¿La conozco?
-No.
-¿Como la conoció?
-¡Ada! ¿como pretendes que sepa eso?
Puse los ojos en blanco y resoplé.
-Solo puedo decirte que es una ricachona Francesa que se mudo a Inglaterra hace un par de años- volvió a bostezar y escuché la voz de Luca de fondo- una ricachona bastante atractiva.
Abrí los ojos más que nunca. Aparte de que Luca habia conseguido un inglés más fluido que mi italiano, habia dicho algo que me habia sorprendido.
-¿Atractiva?
-Joder Luca...-susurró Linda.
-¿Ha que se refiere con atractiva?- pregunté.
Linda hizo una larga pausa y al final comenzó a hablar.
-La futura esposa de tu padre tiene 28 años- soltó al fin.
Escuché el caracteristico sonido que hacia la lavadora al terminar su lavado , pero en aquel momento no pude moverme.
¿Mi padre iba a casarse con una chica ocho años mayor que ella?
-¿Vendrás a la boda?
- No se si iré a esa dichosa boda- y sin decir nada más colgué la llamada intentando asimilar tanta información.
Miré al chico italiano que aún seguía sentado mirando su móvil distraidamente y me levanté dirigiendome a mi lavadora.
-Yo puedo acompañarte-dijo en un perfecto inglés.
Me giré lentamente y clavé mis ojos en él.
-¿Sabías hablar mi idioma y me has hecho hacer el ridículo?- pregunté algo molesta.
Volví a girarme y saqué de mala gana mi ropa de la lavadora. Lo ultimo que necesitaba era alguien me se estuviera riendo de mí en un día como este.
-Perdona- el chico se puso de pie- te vi tan concentrada explicandome como funcionaba la lavadora que no quise interrumpirte.
Puse los ojos en blanco y tras guardar toda mi ropa caminé hacia la salida.
-Puedo acompañarte a la boda- dijo saliendo de la lavanderia detrás de mi.
-¿Y por qué tanto interés?- pregunté dejando de caminar mientras esperaba su respuesta.
-Te lo contaré esta noche- desvió sus ojos azules hacia el reloj de su muñeca y volvió a mirarme- esta noche en la pizzeria de la esquina.
Sonreí sin poder evitarlo.
-¿Qué te hace creer que iré a esa pizzeria?
El italiano esbozó una sonrisa y dio otro paso hacia mi.
-Porque soy lo que cualquier padre quisiera para su hija.
Solté una carcajada.
-Te lo tienes muy creido..-susurré dando otro paso hacia él sin apenas darme cuenta.
-En la pizzeria de la esquina- me giñó un ojo- no faltes.
Y sin decir nada más entró de nuevo en la lavanderia dejandome una extraña sesanción por dentro.
¿De donde habia salido aquel chico?
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LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓ
Romance2° PARTE Ada se muda a Italia donde conoce a un atractivo chico que la hace olvidar todos sus fantasmas del pasado, pero cuando vuelve a Inglaterra para asistir a la boda de su padre, volverá a ver a Thomas Roth y tendrá que decidir entre amor o raz...