CAPÍTULO 52

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Linda condujo hasta la casa de Megan y esperó a que su chófer nos abriera la puerta metálica para acceder a su gran entrada.

Estaba nerviosa,  me temblaba todo el cuerpo y aún así sentía unas inmensas ganas de verla y decirle todo lo que tenía guardado.

Ella no tardó en asomarse por la puerta y mirarnos con cierta sorpresa y algo de temor en la mirada.

Me bajé del coche algo cansada y ojerosa, no había descansado ni después de que Massimo abriera los ojos y mi mente no había dejado de darle vueltas a la conversación que tenía pendiente con Thomas.

-No esperaba está visita-dijo Megan con semblante serio.

La conocía desde que éramos pequeñas y aún así me costaba descifrar lo que le rondaba la cabeza. ¿Felicidad o tristeza? ¿Qué le provocaba verme?

-No nosotras esperábamos venir hasta aquí - contestó Linda guardándose las llaves del coche en el bolso.

El aire que se respiraba era pesado y me hubiera atragantado con el si no hubiese sido porque Linda me daba las fuerzas que necesitaba.

-Vengo a que me ayudes con Jacob -dije directa al grano.

Esta vez sus labios dibujaron una sonrisa.

-No sé qué tienes con él ni porque decidiste ayudarle en su propósito de hacerme daño- me encogí de hombros dolida- pero creo que por todos estos años de amistad y por todo el daño que me has llegado a hacer me lo debés, me debes una pequeña ayuda.

Megan tragó saliva y nos hizo un gesto con la cabeza invitándonos a entrar a su casa.

Linda y yo nos miramos de reojo y sin perder tiempo entramos en su lujosa mansión que aún se encontraba como yo la recordaba.

-¿Qué es lo que quieres que haga?

-Que dejé a Thomas, que no le obligue a boxear ni le meta en sus asuntos.

Megan puso los ojos en blanco.

-¿Crees que a mí me escuchará?- preguntó frunciendo el ceño- Thomas le pidió una considerable suma de…

-Toma- interrumpió Linda extendiéndo un cheque- aquí hay mucho más de lo que seguramente se le deba a Jacob.

Megan nos miró confundida, incapaz de entender cómo íbamos a pagar esa cantidad de dinero por alguien que para ella no era más que una ficha en un tablero de ajedrez.

-Habla con Jacob y que deje a Thomas- dije dando un paso hacia ella y agarrando una de sus manos- hazlo por la amistad que tuvimos.

-¿No piensas hartate de él?

Negué con la cabeza llena de convicción.

Le arrebató el cheque a Linda de la mano y me miró con una mirada llena de frialdad.

-Haré lo que pueda.

Suspiré aliviada y desvíe la vista hacia Linda.

-Espero que al menos tengas la decencia de hacer esto después de todo lo que hiciste- la mirada de Linda aún continuaba enfurecida- porque ni el peor de los enemigos le haría todo eso a una amiga.

-¿Hablas de Liam o de llevarme a Ada para que Jacob amenazara a Thomas?

Megan puso los ojos en blanco y se encogió de hombros.

-Sabía que Jacob no mataría a Ada, sino no hubiera ayudado a llevarla hasta…

-¡Me apuntó con una pistola en la cabeza!- elevé el tono de voz al ver la tranquilidad con la que hablaba.

-Tenía que mostrarle a Thomas lo en serio que iba- alargó la mano para tocarme el brazo, pero yo me aparté con brusquedad- venga Ada…¿Deberías piensas que dejaría que te mataran?

-Me clavó una navaja en las piernas y…

El gesto de Megan cambió a uno lleno de preocupación.

-De eso no me habló…

-¡Ayúdame a alejar a Thomas de todo eso!- grité interrumpiendo sus palabras-¡ No necesito nada más que eso!

Me giré enfurecida y salí de su casa a paso acelerado escuchando como Linda abría el coche a mis espaldas.

Sin perder tiempo me subí aún alterada y desvíe la vista hacia Linda que sentándose a mi lado arrancaba.

-No tengo ni idea de quién coño es esa chica- dijo Linda sacando el coche a la carretera- porque a mi amiga de la infancia no se parece en nada.


LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora