CAPITULO 12

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Me puse de pie con rapidez y antes de pensarlo dos veces agarré un cuchillo de lq cocina con el pulso tembloroso.
-Ada, Ada, Ada, asi no se recibe a un ex prometido-dijo Liam aonriendo de oreja a oreja.
-¡Alejate de mi!- grité con lagrimas que ya asomaban por mis ojos impidiendome ver con claridad.
-Pero Ada, solo he venido a saldar deudas pasadas.
Con la puerta abierta le hizo un gesto a Emilio para que desapareciera y solo entonces cerró la puerta de nuevo con llave, quedando los dos completamente a solas.
-Liam no nuestro ya acabó, vete antes de que esto acabe mal..-sollocé.
Sentía el terror recorrer mi cuerpo lentamente, apoderandose de cada milimetro de mi ser mientras mantenía la mirada clavada en los ojos llenos de ira de Liam sin soltar el cuchillo tembloroso de mi mano.
-¿Te acuerdas de lo enamorado que estaba de ti?- preguntó dando un paso firme hacia mi- ¿Te acuerdas como hacia todo lo que estuviera en mi mano para verte feliz?
-Porfavor Liam..-le imploré.
-En cambio tu te revolcaste con un cualquiera, regalaste tu cuerpo a una persona que te cambio a la primera de cambio.
-¡Thomas no me cambió!
-¡Ese tal Thomas no peleó por ti cuando le dije  que no volviera a acercarse a ti ene se despacho!- gritó fuera de si- ¡Ese Thomas en cuanto le amenacé salió con el rabo entre las piernas porque no te amaba como yo!
Las lagrimas resbalaban por mis mejillas sin poder evitarlo y su cuerpo cada vez estaba más cerca del mio. Tanto que la punta del cuchillo ya le rozaba.
-¿Qué fue lo que le dijiste Liam?- pregunté.
Él esbozó una sonrisa.
-Que mataría a la anciana a la que cuidaba como si fuera su puta abuela-contestó- por un saco de huesos viejo te cambió casi sin pestañear.
-Eso es..
-¡Yo te queria para mi Ada!- gritó interrumpiendome y tirando el cuchillo al suelo de un manotazo.
-No eramos felices- sollocé pegando mi cuerpo a la pared- yo jamás te hubiera hecho feliz.
Con su puño cerrado golpeó la pared pegando casi su cuerpo al mio.
-Tampoco lo hubieras sido con él..-susurró pegando su boca en mi oreja- porque en el fondo sabias que ese tal Thomas no tr llegaba ni a la suela del zapato.
Tragué saliva pero cogiendome desprevenida me abofeteó con fuerza al mismo tiempo que veía como Francesca caminaba de puntillas a la cocina.
Me incorporé adolorida y clavé mi mirada en él.
-El unico qur no me llegaba a la suela del zapato eras tú.
Su rostro  cambió al ewcucharme pronunciar aqurllas palabras y agrrandome fuerte del pelo me atrajo hacia él.
-Eres una maldita zorra..
Pero antes de poder siquiera tocarme calló inconsciente después de que Francesca golpeara su cabeza con una sartén.

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora