CAPÍTULO 42

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Me reí a carcajada limpia cuando vi como Jake tropezaba en un intento de levantarse en el sofá en busca de la botella de ron medio vacía.

-Si te viera así esa noviecita tuya dejaría de verte como el chico malote que la recoge a la salida de la universidad- bromeé.

Él me miró agarrando al fin la botella entre sus manos.

-El primer punto es que no es ni de lejos mi noviecita- le dió un largo trago a su botella- el segundo punto y no menos importan…

Tropezó cayendo en el sofá dejándo que lo que quedara de alcohol en la botella se derramara encima de mi.

-¡Jake!- grité poniéndome de pie mientras me reía.

Pero nuestras risas fueron interrumpidas por las llaves que se introdujeron en la cerradura de la puerta de la entrada.

-¿Y esta peste a alcohol?- preguntó Thomas nada más entrar.

Me quedé quieta sin saber qué decir, pero cuando Jake soltó una sonora carcajada incapaz de mantener un ápice de seriedad, me contagió su risa sabiendo que desde fuera parecíamos dos dementes.

Thomas dejó las llaves en el mueble de la entrada y caminó hacia Jake dándole una palmada en una de las piernas para que le diera paso. Cogió la botella de ron y arqueó una ceja al encontrarla completamente vacía.

-Muy bien Jake- se quedó en silencio dejando la botella en la mesa- eres experto en dejarme sin palabras.

Sin decir nada más pasó a mi lado y caminó hacia su cuarto cerrando la puerta de un portazo.

-No vayas ahora-dijo Jake con gesto enfadado- solo conseguirás enfadarme más.

-No entiendo..-susurré sentándome de nuevo en el sofá- si solo estábamos divirtiéndonos.

-Es Thomas- se pasó la palma de la mano por la frente- deberías ya saber porqué se comporta así.

Me mordí el labio y apoyé la cabeza en uno de los brazos del sofá.

-Sé siente amenazado..-susurró al ver que no respondía- se lo tomó peor cuando supo que el día de la discoteca te había traído a casa.

Levanté de nuevo la cabeza ante la sinceridad que le provocaba el alcohol y le miré atentamente.

-¿Le dijiste que llegué borracha?

Jake asintió poniéndose de pie, intentando no volver a tropezar.

-Y así es Thomas, nunca sabrás si está dolido o si ya lo ha superado- se aferró a una silla para no caer de espaldas- y ahí está tu respuesta Ada Brown.

-¿Mi respuesta?-pregunté.

-Me preguntaste que si eras fácil de olvidar- se llevó una mano al pelo sin dejar de mirarme- en esa habitación tienes a uno que después de tantos años sigue poniéndose celoso si no es él el que te acompaña a casa.

Desvíe la vista hacia la puerta cerrada de la habitación de Thomas mientras Jake se alejaba murmurando algo que no logré entender.

Y eso era justo lo que necesitaba escuchar para que mi corazón sanara. Ni folios en blanco ni alcohol que me hiciera olvidar por unas horas mi desgracia, solo le necesitaba a él.

A Thomas Roth.

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora