CAPITULO 14

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Cuando el avión aterrizó en Londres, mi cuerpo se tensó. ¿Qué me esperaría?
En realidas ya no estaba segura de presentarme en aquella boda a la que evidentemente sobraba.
Pero...¿ porque me  habian enviado una invitación?
Tragué saliva y bajé del avión con un nudo en la garganta al ver la niebla.
Ese era mi verdadero hogar aunque luchara con todas mis fuerzas por que no lo fuera.
Caminé junto al resto de pasajeros y entregamos nuestra documentación mientras yo me mordía el labio con nerviosismo intentando asimilar todo aquello. Estaba de regreso a Londres después de tanto tiempo, pero Alfred no me estaría esperando con la limusina para llevarme a Belgravia. Ahora todo era diferente, ahora sentada en una de las sillas de la sala de espera solo se encontraba Linda que revisaba el movil sin percatarse de mi llegada mientras yo fruncía el ceño al ver sus oscuras y profundas ojeras.
-¡Tia!- gritó al levantar la vista.
Se guardó el movil y se abalanzó encima de mi apretandome con fuerza contra ella. La abracé igual que lo hacía ellq, con una mezcla de añoranza y preocupación.
-No te puedes imaginar lo que te he echado de menos- dijo comenzando a caminar hacia la salida- he estado muy alejada de Megan y ya solo me quedaban conocidas.
-Yo tqmbién he necesitado a una amiga en Italia- sonreí- Francesca es adorable pero jamás será como tú.
Ella se rió mientras abrí el maletero para meter mi maleta.
-Estás radiante- dijo cuando nos sentamos en el coche- más guapa que cuando te fuiste.
-Yo en cambio debo decir que te noto apagada-me sinceré.
Ella sonrió con tristeza y arrancó el coche alejandose del aeropuerto.
-Pillé a Luca siendome infiel-dijo de golpe.
-¡¿Qué?!
-La conoció en una discoteca cuando salió de fiesta con sus amigos y el muy idiota la trajo a casa.
Agaché la cabeza atónita sin saber que decir, escuchando el dolor en su voz mientras me cpntaba como el que creía que era el amor de su vida la habia engañado de la noche a la mañana.
-Su excusa es que iba muy borracho- Linda puso los ojos en blanco.
-Jamás pensé que...
-Por eso no hay que fiarse de nadie Ada- me interrumpió- aunque vaya camuflado del amor de tu vida puede que no lo sea.
Vi como una lagrima resbalaba por su mejilla aunque su mirada seguía fria y distante.
-No todos tienen porque ser igual- dije mirando la carretera- me niego a pensar que todos son como Liam o Luca.
-O Thomas- dijo ella.
-O Thomas- repetí.
Tragué saliva temerosa de ver pasar una moto por aquella carretera repleta de coches, no sabia como iba a ser mi reacción ni si mi magullado aunque sanado corazón lo superaría.
Nos quedamos en silencio lo que quedó de viaje y cuando llegué a casa de Linda, mil imagenes de recuerdos nuestros abrazadas, en fiestas de piajamas con Megan, cotilleqndo o simplemente riendo como si no hubiera un mañana me invadieron. ¿Por qué tuvo que cambiar todo tanto?
Tragué saliva.
-Deberiamos esta noche salir de fiesta y despejar la mente- dejé la maleta cerca del armqrio de Linda- deberiamos olvidarnos de los hombres de nuestras vidas por unas horas.
-Tienes toda la razón- se tiró encima de la cama dejando su melena atrapada bajo su espalda- deberiamos beber hasta no acordarnos de nuestros nombres.
Reí y me tumbé a su lado.
-Como en los viejos tiempos-dije.
Las dos nos miramos a los ojos y sin poder evitarlo agarré su mano con fuerza.
-Saldras de esta..-susurré- habrá alguien mejor esperandote allí fuera.
Tragué saliva y desvié la vista al techo cuando ella hundió su rostro en mi cuello para llorar desconsoladamente.
Siempre hay alguien mejor allí fuera...aunque tenga un hermano gemelo sacado del mismisimo infierno.

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora