CAPITULO 6

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Abrí la puerta de casa en silencio y caminé de puntillas hasta mi cuarto.
Me deshice de los zapatos y del vestido que dejé en el suelo para caminar en ropa interior hasta la cama donde no tarde en caer agotada.
Llevaba un año en Italia y era la primera ve que me lo pasaba bien de verdad.
Cerré los ojos esbozando una sonrisa mientras recordaba lo último que había hablado con Massimo en el portal.
'-¿Quieres que suba contigo?- preguntó mientras yo abría la puerta acristalada del portal.
Sonreí.
-No te tomes tan en serio lo de hacernos pasar por pareja- bromeé.
Massimo sonrió y dio un paso hacia mi.
-Pensé que las chicas como tú no cantaban a pleno pulmón canciones Italianas con tan mal acento-se rió.
-¿Las chicas como yo?- pregunté frunciendo el ceño.
-Inglesas de clase alta-contestó.
Sonreí.
-¿Era obvio?
-¿Lo de la clase alta?
Asentí.
Dio un paso hacia mi haciendo que mi espalda chocara contra los buzones que colgaban de la pared.
-Si..-susurro- y me muero de ganas de saber que hacias tu en la lavanderia..
Sonreí de nuevo empujandole con suavidad al sentirle demasiado cerca.
-Ya te contaré todo.
Massimo desvió la vista hacia las escaleras.
-Puede ser hoy mismo.
Me mordí el labio y armandome de valor caminé hasta llegar a él.
-Otro día te contaré todo.
Su sonrisa se intensificó pasando una mano por mi mejilla.
-Vale vale, lo he pillado- sin esperarmelo agarró mi cabeza con sus dos manos y besó mi frente mientras yo soltaba una carcajada- al menos me llevo este beso de mi novia"
Giré mi cuerpo en la cama sin dejar de sonreir como una completa idiota recordando como los dos cantabamos a ritmo de Irama, un cantante que me había gustado desde que se lo habia escuchqdo tararear a Francesca.
¿Como había conseguido esa complicidad con un completo desconocido?
Giré durmiendo boca arriba para fijar de nuevo la mirada en el techo.
¿Haria bien el papel de novio delante de mi padre?
Necesitaba que viera que lejos de él podia ser incluso más feliz que cuando estaba en Inglaterra.
Aunque en el fondo de mi sabia que aquello no era del todo cierto.
Había algo en mi que echaba de menos las calles de londres y hasta el silencio de Belgravia interrumpido de vez en cuando por algun coche que de vez en cuando pasaba.
Supongo que mi yo pequeña desea con todas sus fuerzas jugar en el jardin junto a su madre o ir de compras con Linda y Megan para más tarde sentarnos en una cafeteria a cotillear ajenas a todo lo malo que pasaria después.
Cerré los ojos algo adormilada y recordé la noche en la que celebraba con Megan entrar a la universidad.
¿Por qué habia tenido que cambiar todo en tan poco tiempo? ¿Por qué lo habiamos hecho todo mal?
Solo tenia una cosa clara, cuando volviera a pisar Londres, buscaria a Megan e intentaria recuperar lo que un dia perdimos.

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora