Thomas bajó de su moto quitandose el casco con semblante serio. Sus ojos oscuros se clavaban en mi dejandome quita sin poder mover ni un músculo.
Estaba guapo, guapo como nunca antes, hasta su manera de andar hacia mi me parecía diferente y atractiva a la vez.
Se sentó a mi lado en completo silencio mientras yo le miraba atenta, intrigada y entusiasmada.
¿Ha qué había venido?
-Me dijiste en frente de una pizzeria-dijo al fin.
Pero yo seguí callada, estaba segura de que sinpronunciaba solo una pequeña palabra acabaría rompiendo en llanto delante de él.
-¿Por qué le robaste el movil a Jake?
Me encogí de hombros.
Él resopló y se pasó una mano por el pelo mientras la otra sujetaba su casco.
-¿Vas a hablarme o vas a quedarte callada?
-Llevo unos dias muy dificiles-dije casi en un hilo de voz consciente de que mis ojos estaban comenzando a llenarse de lagrimas- y hoy ha sido el dia que ha hecho que rebosara el vaso de mi paciencia.
Sus ojos estaban clavados en mi mientras pasaba su casco de mano a mano.
-Hoy he acabado haciendo algo que pensé que..-y quedandome callada comencé a sollozar incapa de continuar hablando.
-¿Qué ha pasado?- preguntó aún atento a mis palabras mientras me fijaba en como su rostro serio se relajaba.
Pero yo era incapaz de hablar, tenerle ahora delante solo hacia que me arrepintiera más de lo que había hecho con Massimo. Así que Thomas al verme así, soltó el casco de la moto y se deslizó en el asiento hasta quedar pegado a mi. Levantó su brazo y pasandolo por mi espalda me atrajo hacia él.
Su olor, su perfume no habia cambiado, eso seguía siendo igual y fue lo unico que hizo que mi llanto disminuyera. Era dificil de explicar, pero aquel aroma me recordaba a mi hogar, a noches en mi cama, a dias de playa y trayectos en moto.
-¿Qué has hecho Ada?- preguntó.
Aunque su mano me había acercado a él para consolarme, aún notaba la frialdad en sus gestos.
-Yo...-me quedé en silencio, con la cabeza hundida en su sudadera oscura mientras pensaba en si era o no oportuno contarle algo como eso- hoy he estado con un chico y he..
-¿Has tenido sexo?
Cuando formuló la pregunta mi corazón dio un vuelco haciendo que mi mano temblorosa se aferrara a su sudadera.
-¿Tú querías?- preguntó esta vez con la voz ronca.
¿Yo quería? En el fondo no lo tenía tan claro, Massimo me atraía, eso estaba claro, pero si me hubiera dado una milésima de segundo para pensarlo, a lo mejor no hubieramos acabado haciendo nada.
-Ada-dijo apartandose ligeramente de mi y sujetqndo mi cabezs con sus dos manos- ¿Tú querías?
Le tenía cerca, tan cerca que su aliento chocó contra mis labios provocandome un escalofrio.
-No estaba preparada- agaché la cabeza- no para hacer eso con alguien más.
Thomas apartó sus manos de mi con brusquedad.
-Joder Ada, ¿Ha sido Liam?
Levanté la cabeza.
-¿Liam?- pregunté- Liam y yo no tenemos nada.
-¿El chico con el que estabas anoche?
Asentí.
Golpeó con la palma de la mano el banco de madera sobresaltandome.
-¡¿Le dijiste en algun puto momento que no querias hacer nada?!
Negué sollozsndo de nuevo.
-¡Solo quería olvidarme de ti!- grité intentando deshacerme del peso que cargaba en mi pecho- ¡Pensé que acostandome con él algo cambiaría!
Esta vez volvió a clavar su oscura mirada en mi.
-Eres idiota..-susurró poniendose de pie y agarrando el casco de su moto.
Me levanté con rabia y le propiné un fuerte empujón que no le movió del sitio.
-¡El único idiota que hay aquí eres tú!- grité llorando-¡El único imbécil eres tú!
-¡¿Crees que insultandome cambiarás algo?!- gritó sobresaltandome mientras con fuerza me agarraba los brazos para que no volviera a empujarle-¡Adelante, golpeame, insultame, pero la única idiota aquí eres tú por aún seguir anclada en el pasado!
Me soltó enfurecido y caminó hacia su moto mientras yo me quedaba de nuevo helada, incapaz de volver a pronunciar palabra.
-¡Dile al chico ese que como le vea le partiré la puta boca!- gritó poniendose el casco.
Se subió a la moto y la hizo rugir con fuerza sin apartar por un segundo la mirada de mi.
-¡No voy a dejarte aqui a estas horas!- espetó- ¡Así que espabila y sube!
Negué con la cabeza dando un paso hacia atrás.
-¡Que te den!
Cogí mi bolso del banco y dando media vuelta caminé a grsndes zancadas sintiendome completamente ridicula por haberle llamado.
-¡Ada te he dicho que subas!- gritó de nuevo.
Le escuché apagar el motor de la moto, y eso solo hizo que acelerara mi ritmo sin exito cuando su mano agarrando mi brazo me obligó a frenar.
-No voy a ir contigo a ninguna parte-dije limpiandome las lagrimas con mi mano libre.
Thomas miró a su alrededor y de golpe me agarró con fuerza echandome boca abajo sobre su hombro.
-¡Sueltame!- grité.
Pero haciendome caso omiso caminó hacia su moto y solo cuando estuvimos en frente me dejó en el suelo.
-Toda la gente folla, Ada-dijo cogiendo de nuevo su casco- así que madura de una puta vez.
-Yo no soy como tú- dije sin dejar de llorar- yo no tengo esa capacidad de olvidar.
Se subió a la moto sin decir nada más y me hizo un gesto con la cabeza para que agarrara el casco que había sacado de debajo del asiento.
Tragué saliva y tragandome mi orgullo me subí detrás de él, pero esta vez mis manos se aferraron fuerte al asiento y no a su cuerpo.
-¿Sigues en Belgravia?
-Kensigton hight street 90.
Thomas arrancó de nuevo y nos perdimos por las calles de Londres.
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LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓ
Romance2° PARTE Ada se muda a Italia donde conoce a un atractivo chico que la hace olvidar todos sus fantasmas del pasado, pero cuando vuelve a Inglaterra para asistir a la boda de su padre, volverá a ver a Thomas Roth y tendrá que decidir entre amor o raz...