CAPITULO 25

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Cuando Massimo se fue a recoger sus cosas para traerlas de vuelta a casa de Linda, yo me quedé quieta en el umbral de la puerta viendole marchar.
Sintiendo un horrible peso en mi pecho, un peso tan enorme que solo hizo falta verle marchar para recoger mis cosas y salir corriendo de aquella casa.
Cogí un taxi que me dejó en el centro y allí caminé en silencio durante horas ignorando las miles de llamadas de Massimo.
Necesitaba estar sola, necesitaba pensar en el error que había cometido. Massimo me gustaba muchisimo, aparte de ser atractivo, era bueno y divertido, cualidades que yo valoraba ante todo.
Pero después de haber estado años sin volver a acostarme con nadie ahora me sentía rara y vacía. Con un gran nudo en la garganta que no me dejaba pensar con claridad.
Me sentía tan diferente a aquella primera vez en la que toqué con los dedos el cielo, que solo sentía ganas de llorar desconsoladamente.
Mientras anochecia me senté en la acerca de un hotel abandonado y abracé mis rodillas sollozando en silencio mientras gente de vez en cuando pasaba a mi lado.
Había sido mala idea volver a Londres, tan mala idea que solo estar respirando su aire me hacia llorar aún más.
Hundí mi cabezs entre mis piernas y volví a escuchar el movil sonar. Lentamente levanté la cabeza y metí mi mano en mi bolso tropezando con el de Jake. Me sequé las lagrimas con la manga de mi camiseta y tras absorver por la nariz desbloqueé de nuevo su movil.
Tragué saliva entrando en su historial de llamadas y fijé en la mirada en el último numero al que había llamado Jake.
¿Por qué Thomas actuó así cuando me vió? ¿Tan poco llegué a ser para él?
Me sequé de nuevo las lagrimas y posé el dedo sobre su numero, antes de siquiera pensarlo le llamé:
-Hola.
La voz de Thomas sonaba algo seca, seguramente porque ya sabía que no era Jake el que le llamaba.
-Hola...
Y tuvo que reconocer mi voz porque la linea se quedó en silencio de golpe.
-Solo...solo llamaba para ver como te encontrabas- mis ojos volvieron a hinundarse de lagrimas- para saber algo de ti después de...
Me quedé en silencio, incapaz de continuar hablando.
-Ada, tengo que colgar-dijo con la voz ronca.
-Espera-dije precipitadamente sintiendo como las palabras salían de mi boca disparadas por miedo a que me dejara a medias-necesito verte.
Le escuché respirar con cansancio, pero antes de colgar después de pronunciar un "no", me adelanté.
-Estoy en frente de una pizzeria llamada " Santa Maria" al norte de Kaynigtom-dije secando de nuevo mis lagrimas- una pizzeria cerrada por lo visto.
-Ada, escucha...
Pero dejó de hablar cuando escuchó como unos chicos algo borrachos salían de uno de los bares que había en frente gritando palabras incohorentes.
-¿Estás sola?-preguntó.
-Si-contesté.
¿No era obvio?
Los chicos pasaron de largo y Thomas continuó en silencio, segundos después colgó.
Era evidente que no quería saber nada más de mi, era más que evidente que él había pasado página hacía mucho tiempo y que yo seguía anclada en el pasado, un pasado que solo conseguía matarme cada dia más.
Me puse de pie intentando con todas mis fuerzss librarme del nudo de mi garganta al volver a escuchsr mi movil sonar.
Debía pasar página, debía olvidar el pasado y centrarme en mi presente de una vez por todas.
Comencé a caminar en aquella calle tan oscura como desierta y me crucé de brszos intentando ignorar el viento que había comenzado a soplar. Estaba muy lejos de la casa de Linda y a esas horas de la noche no parecía haber ningun taxi cerca.
Caminé hasta llegar a un parque igual de desierto que el resto y tras suspiras me senté en uno de los pocos bancos que había alumbrados por una farola.
¿Había hecho bien en llamar a Thomas?
No lo sabría hasta dentro de cinco minutos cuando el rugir de una moto acompañada de sus cegadoras luces llamaron mi atención.

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora