CAPITULO 8

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Si alguien en aquel momento hubiera decidido hacerle una foto a aquel momento hubieran captado el preciso instante en que mis mejillas pasaron de un precioso rubor rosaceo a un rojo parecido al tono de la piel del mismisimo demonio.
-¿Qué has dicho?- la robusta voz de un elegante hombre llamó mi atención cuando Massimo dejó que al fin mis pies tocaran el suelo.
-Que me he casado con esta preciosa chica- él aún bromeando dio un paso hacia delante- así que espero que reciba el trato que se merece.
Una mujer de pelo castaño recogido en un perfecto moño caminó hacia mi y bajo mi asombro me abrazó con fuerza.
-Bienvenida a la familia.
La miré atónita sin pider evitar desviar la mirada a sus pupilas azules, las mismas pupilas de Massimo.
Cuando me quise dar cuenta estaba rodeada de familiares de Massimo, uno me ofrecía una copa de champán, otro me hablaba de los años que llevaba aquella hermosa villa construida, pero nadie se fijaba en mi ropa ni en mi desareglado aspecto.
Desvié la vista hacia Massimo que levantando su copa me giñaba un ojo, mientras hablaba distraidamente con su padre.
-Mi hermano casado...-una voz masculina detrás de mi me hizo apartar la mirada de Massimo para clavarla en su gemelo.
Le miré con atención sin decir absolutamente nada.
Cogió una copa y la chocó con delicadeza contra la mia.
-Llevaba mucho tiempo esperando que Massimo Mancini se atreviera al fin a pronunciar esa frase.
-¿A que te refieres?- pregunté frunciendo el ceño.
-No le hagas caso- Laura, la hermana de ellos caminó hacia nosotros moviendo con exageración sus caderas- siente una enorme envidia porque el jamás llegará a alcanzar la felicidad.
-A mi no me hace falta encontrar a una pordiosera- se giró para mirarme- no te ofendas- pero no me hace falta una de estas para alcanzar la felicidad.
Bebió de su copa de golpe sin apartar la mirada de mi.
-Prefiero alguien de mi misma clase social.
Y entregandole la copa de malas formas a la camarera se alejó perdiendose entre los familiares.
-Debe madurar- le excusó Laura.
-¿A que se referia con que no esperaba que Massimo pronunciara aquella frase?- pregunté.
Ella clavó en mi su mirada azul y esbozó una sonrisa.
-Todos sabemos en esta reunión que no estais casados, pero él nos dijo que el dia que entrara con una chica en brazos por la puertq de nuestra casa- desvió la vista hacia él- dijo que esa sería la indicada.
Mis mejillas volvieron a tornarse rojizas.
-Por eso mismo y por el gran respeto, cariño y amor que sentimos todos por Massimo  nadie jamás te cerrará las puertas de esta casa.
Tragué saliva y bebí de mi copa intentando asimilar tanta información.
-¿Puedo robartela un segundo?- cuando escuché la voz de Massimo detrás de mi no pude evitar tensar mi cuerpo a causa de los nervios.
¿Yo la indicada para él?
Cuando su hermana asintió, él tiró de mi mano saludando a algun que otro familiar hasta que llegamos a unas enormes escaleras .
-Quiero enseñarte algo.
Soltó mi mano y subió los peldaños mientras yo le seguía por detrás.
-Estás volviendo a hacerlo- dije tras él.
Vi como fruncia el ceño al llegar a un largo pasillo.
-Quieres volver a impresionarme después de que te dejara claro que a mi nada de esto me impresiona.
-Oh Ada, callate- sonrió y antes de que pudiera mirarle con gesto serio, se colocó detrás de mi y cubrió mis ojos con sus manos.
-No busco impresionarte..-susurró- no a una chica que ya tuvo todo esto.
Continuamos caminando por el pasillo hasta que escuché como abría una puerta y cuando destapó mis ojos fueron directos a parar a las librerias que adornaban todas las paredes llenas de infinitos libros.
-Soy el jefe de mi propia empresa- me hizo un gesto para que entrara en lo que parecía ser su oficina- ayudo a gente con menos recursos a cumplir sus sueños.
Caminé lentamente hacia los libros escuchandole con atención.
-Cuando era pequeño conocí a un niño que vivía cerca del mercado de uno de los barrios más pobres- se encogió de hombros- eramos niños y yo jamás supe distinguir bien las diferentes clases sociales asi que nos hicimos amigos.
Tragó saliva y se frotó las manos con nerviosismo, abriendose por completo ante mi.
-Crecimos hasta la adolescencia juntos y luego él murio- agachó la cabeza- su sueño fue siempre poder sacar un libro de aventuras, un sueño que yo pude haber ayudado a cumplir y no hice nada.
-¿Por qué me cuentas esto?
-Para presentarme a tu padre debes antes saber cosas que solo una novia sabría- caminó hacia mi y pasó su mano por mi pelo con delicadeza mientras desviaba sus ojos hacia mis labios- por eso debes saber qur hizo que creara una editorial de libros.
Miré sus labios, cada vez más cerca de los mios, pero de golpe la puerta se abrió sacandonos de aquel momento.
-Oh perdona hermanito- el gemelo de Massimo apoyó su cuerpo en el marco de la puerta cruAndose de brazos- se me olvidó decirte que he invitado a unos amigos a la fiesta.
-¿A que amigos te refieres Emilio?
Sin decir nada más, Emilio arqueó una ceja y se alejó del despacho de Massimo dejandonos de nuevo a solas.
-Lo siento...-se disculpó siguiendo a su hermano por el pasillo y dejando atrás.
Sin perder tiempo les seguí viendo como bajaban las escaleras, a una cierta distancia para no interrumpir lo que prometia ser una fuerte discusión.
Bajaron apresudamente los peldaños y les seguí recordando mis escaleras de marmol blanco, tan brillantes y relucientes como ningunas otras.
Pero cuando mis Vans tocaron el primer escalón me quedé paralizada al ver a un chico rubio que llegaba acompañado a la fiesta morena.
Aquella escena me partió el alma de nuevo.
-Liam y Megan Bennet bienvenidos a nuestra casa.
La madre de Massimo corrió hacia la puerta con una amplia sonrisa en el rostro al mismo tiempo que los ojos de Liam se clavaban en los mios.

LA FINA LÍNEA QUE NOS SEPARÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora