Capítulo 9

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Último día que voy a pasar en esta cómoda cama antes de los juegos, hoy es el día de la entrevista y mañana ya estaré en la Arena luchando con los otros tributos por mi vida.

No pude dormir nada en la noche y seguro que Jazeera y Milos tendrán que pasar tiempo de más cubriendo mis ojeras para estar presentable para esta noche.

Mi mente no paraba de dar vueltas y de preguntarse cosas que obviamente no tengo la respuesta. ¿Cómo haré para matar personas? ¿Voy a sobrevivir? ¿Moriré en el baño de sangre? ¿La alianza funcionará?

Y no solo eso, sino también que estuve pensando en Wade, en cómo se habrá sentido en este departamento, en esta habitación, en los entrenamientos. Y eso me llevó a pensar en Gianira.

Mi hermana con mi padre.

Tengo que volver, necesito volver con ella y valerme por mi misma para apartarla de él. Sé que nunca le haría nada, pero yo también una vez creía eso y aquí estamos. En un principio todo lo que sentía por mi padre era odio, todavía sigo sintiendo algo de eso pero más atenuado. Pero ese odio se fue transformando en ira, decepción, lástima y por último en indiferencia.

No nos tratamos en casa y en el taller lo justo y necesario. Todos los comentarios que recibo de mi padre suelen ser de reproche o indirectas, como lo que me dijo luego de salir cosechada. Lo mismo que dió a entender Blake el día anterior.

¿Con quién te acostaste?

Esas cuatro palabras se siguen repitiendo en mi cabeza. Otra razón de por qué no pude dormir en la noche.

Blake escuchó los rumores en el distrito, asumo que Finnick nunca lo hizo porque rara vez sale de la villa de vencedores, o al menos de que yo lo haya visto. Pero él sabía que salía a nadar en las mañanas porque estaba ahí. Tal vez también evitaba a la gente.

Y aunque suene egoísta, estoy agradecida de eso. Prefiero que me recuerde como la chica que nadaba en la madrugada a la chica que era conocida por acostarse con personas. Aunque no fuera verdad, no del todo.

Suspiro. Me revuelvo en la cama sin querer salir de esta todavía. Pero tengo que hacerlo. Luego de un par de minutos, finalmente me levanto. Me estiro para distender los músculos, lavo mi cara y mis dientes y me encamino al comedor para el desayuno.

Estoy segura que Jazeera y Milos querrán lavar mi cuerpo y pelo, aunque no me agrada la idea de ellos nuevamente tocándome.

Mags es la única sentada cuando entro al comedor. No tengo idea donde estarán Darya y Blake, y sinceramente agradezco que no se encuentren en estos momentos, no creo que podría soportar otro comentario como el de ayer.

Finnick me dijo ,ayer en el balcón, que recién nos veríamos en la tarde para practicar la estrategia que voy a mostrar en la entrevista, por eso no está aquí.

—Buen día, Mags —saludo, al tomar asiento frente a ella.

Se limita a asentir y me regala una sonrisa cálida.

Tanto Finnick como Mags son los mentores del cuatro, pero el rubio se lleva toda la carga y estoy segura que es porque él lo quiere así y no porque Mags se lo haya pedido. A pesar de conocerlos poco, se nota que se quieren.

Siempre se muestra cómodo con ella y cada vez que tiene que retirarse de manera abrupta, Mags se muestra preocupada.

—¿Finnick y tú... —comienzo a hablar con duda—, se conocen mucho, no?

Levanto la vista de mi plato, ella sigue comiendo y hace un leve asentimiento con la cabeza.

—Me gustaría aprender lo que él hace —continúo insegura—. Con las manos, digo. Los gestos.

La Sirena del Capitolio | Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora