Me detengo a recuperar el aire cuando mis piernas fallan y mi corazón bombea agitado. No estoy en forma. Las costillas están recuperadas pero todavía siento un dolor en ese lugar, los golpes en mi rostro se fueron desvaneciendo al igual que en mi cuerpo. Tengo algunas cicatrices, sobre todo en el abdomen y al costado de mi ceja, pero no me importan.
Luché mucho para que quitaran esa pulsera alrededor de mi muñeca, Haymitch intervino en gran parte. La presidenta Coin me dejó entrenar con la condición de que si notaba un retroceso en mí todo se acababa. Volvía al ala médica.
Me paso la mayor parte del tiempo aquí, tratando de recuperar masa muscular, resistencia... en realidad estoy sacando todo mi odio y furia contenida dando puñetazos al saco de boxeo, pero sirve como terapia.
Imagino la cara de Snow, la cara del guardia, la cara del médico que se divirtió pinchando repetidamente mi brazo, la cara del enfermero que no paraba de tocarme.
Cada rostro nuevo es un golpe directo al saco, mis nudillos están lastimados pero no me importa.
Me estoy entrenando con los principiantes, con los más jóvenes, es una ofensa pero tengo que reconocer que no estaba en buen estado. Una vez que logro ingresar un poco de aire a mis pulmones continúo corriendo.
Llevo haciendo esto por más de dos semanas, inicio luego del desayuno y termino a la hora de la cena. Me encantaría decir que paso tiempo aquí porque de verdad quiero recuperarme, pero no sería del todo cierto. Estoy evitando a Finnick.
Luego de mi salida del ala médica, me ubicaron en su compartimiento, así que no solo estamos compartiendo el mismo espacio sino también la cama. Me alejo lo más posible de su cuerpo y él debe haber entendido porque no me toca en toda la noche, en realidad, se da media vuelta y no me enfrenta.
Sé que lo estoy lastimando pero no sé cómo decirle que la persona que creía que era fuerte finalmente se rompió, que la persona que ama ya no es la misma que antes, que no la puedo encontrar, que la guerra me golpeó mucho antes de empezar.
—¡Harkin! —la voz del entrenador me desconcentra—. Es suficiente por hoy.
—Puedo seguir —el aliento me falta cuando digo esas palabras.
—No. No puedes —su expresión es seria—. Come algo y ve a dormir, mañana será otro día.
—De acuerdo —bufo.
Sus cejas oscuras se fruncen pero rápidamente vuelve a su expresión neutra, asiente con la cabeza y se retira hacia el grupo de personas que todavía están corriendo.
Katniss también estuvo entrenando, no en mi mismo equipo pero la veo seguido, se mantiene alejada de mí. No sé si es por miedo, culpa o porque no le interesa hablarme. Creo que es más probable la última. Se supone que Johanna se une a nosotras mañana. Ella también quiere luchar.
Recorro los pasillos en dirección a la habitación que comparto con Finnick. Quiero ducharme antes de bajar a la cena. Cuando entro, el cuarto se encuentra a oscuras, no hay señal del rubio por lo que me alivia un poco.
Me siento mal por sentirme así, pero me siento peor por mentirle al decirle que estoy bien. Estuve hablando bastante con Peeta, él se encuentra mejor aunque todavía no puedo nombrar a Katniss sin que caiga en una crisis. Me sigue insistiendo que tengo que hablar con Finnick, que seguro la debe estar pasando mal al imaginar algo que no es. Pero mis miedos son peores, al momento que quiero abrir la boca y contar lo que sucedió en el Capitolio me paralizo y un nudo se forma en mi garganta.
Hay que cuidar el agua, así que la ducha solo dura dos minutos, luego de eso me coloco la ropa interior que me provee el distrito trece, es de algodón y de color gris como todo en este lugar. Por último me visto con el uniforme del trece. Al salir del baño me encuentro con Finnick.
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La Sirena del Capitolio | Finnick Odair
FanficVenus Harkin nunca quiso ser el centro de atención, nunca quiso ir a los Juegos y definitivamente nunca quiso todo el sufrimiento que conllevaría eso. Porque Venus Harkin ya sufrió suficiente antes de ser cosechada. Y la única persona que compendió...