Capítulo 68

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No lo pienso dos veces cuando me arrojo sobre ese cuerpo viscoso y blanco y clavo mi cuchillo a un lado de su cabeza. Finnick sale del agua tomando una bocanada de aire y en menos de un segundo ya se encuentra de pie nuevamente, listo para seguir luchando.

—¡Venus sube! —su voz suena ahogada, todavía está recuperado el aire.

—¡No!

—¡Venus sube ahora! —agrega frustrado, sin dejar de luchar con todos los mutos que nos rodean—. ¡Sube, por favor!

—No, no te voy a dejar —sujeto con fuerza la espada en mi mano—. No me iré sin ti, y si tenemos que morir, moriremos juntos pero no voy a irme.

Sus ojos verdes se conectan con los míos, hay pánico en ellos, pero lo que dije es verdad. Prefiero morir aquí con él que tener una vida en la que no esté.

Así que debe entenderlo, porque asiente y cuando por el túnel aparecen más mutos, su espalda choca con la mía y luchamos. Juntos.

Veo flechas pasar, Katniss está disparando desde arriba, pero sé que con la cantidad que usó no durará mucho más. Estamos solos.

Mi espada se clava en el cuerpo de uno, despedazándolo completamente. Sus uñas se clavan al costado de mi mandíbula cuando uno salta y lo desvío con el filo de mi espada.

Un grito me hace estremecer, giro la cabeza sin perder de vista a los mutos que se acercan. Finnick se está presionando el cuello, algo rojo sale de este. Sangre, en cantidades preocupantes.

—¡Venus! —Katniss me llama.

La chica en llamas está sosteniendo el holo en su mano. La jaula de noche. Puede explotar todo en un segundo.

Tengo que sacar a Finnick de acá.

—¡Cúbreme! —pido.

Tomo el brazo de Finn y lo coloco alrededor de mi cuello como soporte. La cantidad de mutos es angustiante, Katniss logra derribar algunos para abrirnos paso pero tengo que seguir cortando con la espada. El rubio intenta seguir luchando con su tridente pero su energía se está agotando.

La sangre se escurre y logra manchar parte de mi cara y uniforme.

—¡Apenas lo suba, tiras el holo!

—¿Venus qué... —pero no logra terminar la frase.

Cruzamos por la especie de puente que hay sobre la alcantarilla, unas garras se clavan en mi muslo. Grito de dolor pero continúo, tengo que salvarlo, tiene que vivir. Llegamos a la escalera, aseguro sus manos sobre el metal, se tambaleo pero comienza a subir. Peeta ya tiene su mano estirada para agarrarlo.

Algo explota atrás mío, eso me da algo de tiempo para poner un pie en la escalera y subir. Estoy a un metro del suelo cuando las garras de esa cosa perforan todo mi muslo y parte de mi espalda baja, se arrastran por mi piel. Giro y lanzo un cuchillo en medio de su cabeza.

Peeta ya se encuentra levantando a Finnick y arrastrando hacia la salida, el alivio me recorre el cuerpo. Su cabeza cae inerte, está desmayado, pero todavía está vivo y eso es todo lo que importa.

Solo me quedan tres peldaños más, las flechas incendiarias se acabaron, veo por un segundo hacia abajo, los mutos se están sobrepasando unos a otros para decidir quién sube primero.

—¡Katniss ahora!

La pierna me arde pero consigo llegar al final cuando Katniss pronuncia jaula de noche tres veces y suelta el holo. La explosión me empuja, me resbalo, Peeta logra atraparme antes de caerme y morir calcinada junto a los mutos del Capitolio.

La Sirena del Capitolio | Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora