Corremos a través de la jungla, con la niebla a pocos metros de nosotros, acechándonos. Es espesa, blanca y parece que nos alcanzará en cualquier momento. No hay nada de luz, lo que dificulta ver por dónde vamos y los insectos cada vez se escuchan más fuerte, como si sospecharan lo que nos está a punto de pasar si esa niebla nos alcanza.
Veo a Peeta y Katniss un par de pasos más adelante, aumento la velocidad mientras Finnick se acerca detrás mío. Siento los latidos de mi corazón en mis oídos y la adrenalina corriendo por mi cuerpo.
Giramos y volvemos a girar, la niebla nos está rodeando. Cada vez se está acercando más a nosotros, zigzagueamos pero no sabemos hacia dónde estamos yendo. Katniss tropieza a varios metros de nosotros y Peeta vuelve para ayudarla, llevándose la peor parte él.
—¡Finnick!
El rubio se levanta tambaleándose, tomo su mano y tiro de esta para que siga corriendo, está vez delante mío. La niebla alcanza mi espalda y parte de mi cuello y grito por el dolor que se instala en esa zona. Arde, quema, pequeñas lágrimas se escapan de mis ojos pero continúo.
A lo lejos Peeta se encuentra acostado en la hierba y Katniss intentando levantarlo, cuando llegamos la castaña nos mira con una súplica en sus ojos.
—No puedo cargarlo —dice con la voz entrecortada.
—Yo lo haré —Finnick levanta a Peeta—. ¿Estás bien, Vee?
—De maravilla —hago una mueca.
—Vayan delante mío, vamos. Corran.
Katniss pasa un brazo del panadero por su cuello y Finnick hace lo mismo con el otro. Lo llevan a cuestas, trato de dirigir el camino para escapar de la niebla.
Mi respiración es agitada y cada pocos segundo vuelvo mi vista hacia atrás para saber que Finnick está bien. Giro por tercera vez pero no lo suficientemente rápido, la niebla pasa por mis brazos, manos y cara. Grito, sintiendo como mis cuerdas vocales se rompen, caigo de rodillas por el dolor.
—¿Vee? ¡Venus!
Katniss me ayuda a ponerme de pie, Finnick está con Peeta a cuestas a un lado mío tratando de cargarme cuando tropezamos. Katniss trata de tomar mi mano pero cae conmigo, veo como rodamos por la hiedra, pequeñas piedras clavándose en mi cuerpo y haciendo peor el dolor de las ampollas que dejó la niebla.
Caigo de espaldas, con un golpe seco y por poco segundo veo estrellas en mis ojos. La niebla acercándose.
Ya está. Este es el final. Todo el plan tirado a la basura por una maldita niebla venenosa que crearon los vigilantes y ni siquiera le pude decir a Finnick que lo amo.
Estiro mi mano para alcanzar la de él pero el solo intento de hacer un movimiento me produce un ardor en mi piel.
Pero no.
No puede terminar así. Hay un plan y Plutarch está involucrado, si no nos traicionó.
La niebla choca contra una pared invisible a pocos metros de nosotros y se esfuma. Desaparece, así sin más.
La castaña se remueve a mi lado.
—Katniss... —mi garganta quema—. Katniss.
Consigo levantarme con todo el esfuerzo que mi cuerpo puede soportar. Cada músculo arde, duele, se encuentra tenso por lo que corrimos. La adrenalina poco a poco va desapareciendo. Gateo hasta la castaña y la arrastro conmigo hasta el charco de agua que está frente a nosotras.
Grito cuando el agua fría entra en contacto con mi piel pero las ampollas van desapareciendo, dejando solo una mancha enrojecida. Katniss se queja a mi lado y la atraigo más hacia el agua para meter por completo su cuerpo.
![](https://img.wattpad.com/cover/322239913-288-k496734.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La Sirena del Capitolio | Finnick Odair
FanfictionVenus Harkin nunca quiso ser el centro de atención, nunca quiso ir a los Juegos y definitivamente nunca quiso todo el sufrimiento que conllevaría eso. Porque Venus Harkin ya sufrió suficiente antes de ser cosechada. Y la única persona que compendió...