—¡Venus! —grita mi padre—. ¡Venus, no huyas!
—¿Qué no huya? —llego hasta la puerta de mi habitación con él pisándome los talones—. ¿En qué momento hui? ¿En qué momento hice algo que no quería? ¿En qué momento dejaste de amarme? —las lágrimas corren por mis ojos.
—Venus...
—¡Di algo! —lo empujo en el pecho—. ¡No te quedes ahí callado! ¡Decí por qué lo hiciste! —lo empujo cada vez más fuerte y retrocede unos pasos.
Se queda callado. Siento el corazón cada vez más acelerado y las lágrimas son tantas que nublan mi vista. Sigo golpeando su pecho pero él no hace nada para detenerme, mantiene el silencio y sus ojos en mí sin ninguna expresión que pueda descifrar.
—¿En serio no vas a decir nada? —susurro.
—Lo siento, lo siento mucho, hija.
Ninguna expresión en su rostro, ningún sentimiento de arrepentimiento y ningún signo de que todavía me ama.
—Es muy fácil decirlo, ¿no? —suelto una risa ahogada—. Pero es un poco tarde para unas disculpas, y cuando la confianza está rota no hay ningún lo siento que signifique algo.
Camino de espaldas, alejándome de él hasta chocar con la puerta de mi habitación y entro mientras que la cierro a mi paso.
Inhalo profundamente y exhalo soltado todo el aire que tenía retenido. Me deslizo hasta que quedo sentada en el piso de espaldas a la puerta, llevo mis dedos a la boca y comienzo a morder las uñas nerviosa.
Todos estos años y un puto lo siento es lo que recibo, nada más. Intento controlar mi respiración, tengo lágrimas secas en las mejillas y cuando consigo volver a estar de pie sin perder el equilibrio, me dirijo al baño y me lavo la cara.
Suspiro.
Escucho atentamente pero la casa se encuentra en silencio, apoyo la oreja en la puerta y nada. Estoy por salir cuando unos golpes me sorprenden. Me aparto lentamente temiendo que sea mi padre. Ya no tengo energía para esto...
—Soy yo, Finnick —la voz del rubio me desconcierta—. ¿Puedo pasar?
Salgo de mi confusión y le abro la puerta. Tiene una expresión de preocupación en el rostro, se cambió la ropa que tenía esta mañana en la playa y sus rizos ya se encuentran secos de nuevo.
—¿Qué haces aquí? —pregunto confundida mientras lo dejo pasar a mi habitación.
—Escuché... escuché gritos —dice incómodo—. Quería saber si estabas bien.
—Oh, lo siento. No sabía que estábamos gritando —me siento en la cama y paso mis manos por la cabeza.
—¿Quieres contarme qué pasó? —se acerca lentamente hasta que se queda sentado a mi lado, manteniendo distancia.
—Mi padre me odia —es lo único que digo.
—Venus, no creo...
—Es la verdad —menciono bruscamente—. Me odia, no sé cómo voy a soportar vivir aquí con él. Sólo lo estoy haciendo por Gia —suspiro, me recuesto en la cama rendida.
—Sí que puedes, puedes con cualquier cosa —me sonríe desde arriba—. Eres fuerte y vas a superar esto —mira un segundo sus manos y luego levanta la vista serio—. Escucha, no sé qué pasó entre ustedes, pero cuando estés lista, como te dije antes, puedes contarme. Soy bueno escuchando —se encoge de hombros desinteresado.
—Gracias, Finnick —me acomodo nuevamente sentándome en la cama—. ¿Cómo entraste?
—Tu padre estaba saliendo cuando iba a tocar la puerta, me dijo que estabas aquí.
![](https://img.wattpad.com/cover/322239913-288-k496734.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La Sirena del Capitolio | Finnick Odair
FanfictionVenus Harkin nunca quiso ser el centro de atención, nunca quiso ir a los Juegos y definitivamente nunca quiso todo el sufrimiento que conllevaría eso. Porque Venus Harkin ya sufrió suficiente antes de ser cosechada. Y la única persona que compendió...