Capítulo 54

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Advertencia: temas sensibles a tratar, abuso sexual, no consentimiento, pensamientos intrusivos. 

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Las pesadillas me atacan. Creo que estando en el lugar que estoy no iba a salir victoriosa sin tener sueños malos.

Primero son mis juegos, cuando tenía dieciséis, luego los asesinatos del vasallaje, para dar continuación al momento más traumático de mi vida con doce años. Pero la última pesadilla es la peor.

Snow matando a Finnick.

Y sé que él está a salvo, y está bien, pero se ve tan real que duele.

Mi corazón se quiebra pedazo a pedazo con la imagen del presidente apuntando a la cabeza de mi novio.

—Venus...

Me remuevo incómoda.

—¡Venus! —la voz de Peeta me despierta—. Es sólo una pesadilla, no es real...

Mis ojos tratan de enfocar la habitación, entra algo de luz por la ventana. Peeta se ve preocupado, su aspecto empeoró, seguramente yo me veo igual. Estamos aquí desde hace más de quince días, puede ser más o menos, no lo sé. Ya perdí la noción del tiempo.

Siento el cuerpo sudoroso, además del pelo sucio. Creo que la última ducha que tuve fue en los juegos, en el mar de la Arena. Supuestamente cuando llegué al Capitolio, ellos me asearon.

En otra época de mi vida, me daría vergüenza lucir así.

No.

En realidad me importaría lo que digan los demás.

Pero Peeta se encuentra igual o peor que yo, y sabemos que estar respirando es un privilegio en estos momentos.

—Estoy... bien —digo en voz baja—. Ya pasó...

—¿Quieres... contarme? —se acerca a los barrotes—. Tal vez ayude.

Lo medito por unos segundos. Contar que tengo una relación con Finnick, decirlo en voz alta. Nunca pude decírselo a nadie, mi hermana lo dedujo por su cuenta y Johanna se enteró por Gia.

Nunca le dije a nadie que Finnick Odair es mi novio.

Incluso el presidente lo sabe... y no creo que pueda hacerme más daño del que me ha hecho.

—Estaba recordando mis juegos, el vasallaje... —es más fácil decir que estoy saliendo con Finnick que contar lo que mi padre me hizo—. Varias imágenes pasaban, pero... eh... al final Snow mataba a Finnick.

Llevo mis manos para alisar mi pelo, se sienten los nudos al pasar mis dedos pero necesito hacer algo. Lo miro fijamente esperando una reacción.

—Oh... —es lo primero que dice—. ¿Tú y él...

—Es mi novio —ya está, lo dije—. Finnick es mi novio.

Unas ganas de llorar me invaden y no sé bien por qué.

—Oh...

—¿Eso es lo único que vas a decir, Mellark? —bromeo—. ¿Pensabas que tenías una oportunidad conmigo?

—¡No! ¡No es eso! —responde rápidamente—. Sólo... no pensé que Finnick sea el tipo con el que se está de novia, sólo... olvídalo.

—A primera vista puede ser, pero una vez que lo conoces te das cuenta que es solo una fachada —suspiro—. Todos fingimos hasta que nos cansamos de hacerlo, imagino que ya me cansé de los rumores y de no poder decir que estoy con Finn...

La Sirena del Capitolio | Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora