Me remuevo en el piso todavía algo adormilada, mi espalda duele y definitivamente me encuentro más cansada que cuando me fui a dormir, pero la voz de Jackson me espabila en dos segundos.
En cinco minutos partimos, por lo que tengo que dejar en el fondo de mi cabeza todas las preocupaciones que tengo y hacer a un lado el dolor y continuar.
—¿Amor? —el brazo de Finnick se mantiene en mi cintura.
Giro para enfrentarlo. Sus ojos son lo primero que me encuentro, seguida de una sonrisa, besa con cuidado mi frente y me ayuda a levantarme. Mis extremidades suenan en el proceso.
Busco a Peeta, está sentado frente nuestro, con su vista fija en un punto a lo lejos, como si tuviera su mente pérdida en estos momentos.
—¿Peeta? —su atención cambia—. ¿Pudiste dormir algo? ¿Descansar?
—Si... más o menos.
—Estoy aquí —coloco una mano en su hombro—. Puedes preguntarle cualquier cosa a tu amiga —le guiño un ojo.
—Lo sé... Gracias, Venus.
Todos terminan de despertarse, las hermanas Leeg se encuentran organizando sus armas, Jackson está hablando con Homes y Mitchell, Cressida está nuevamente observando las grabaciones de ayer y dándole indicaciones a sus compañeros.
Katniss está algo más apartada, con Gale. Cada pocos segundos mira hacia nosotros, más específicamente hacia Peeta pero no se atreve a acercarse.
Aseuro los cuchillos a mi cinturón y vuelvo a colocarme la espada en mi espalda, Finnick recoge su tridente.
—¡Todos, reúnanse!
Nos colocamos en el centro según las órdenes de Boggs.
—Escuchen —levanta un cartucho—. No está cargada, es solo para la propo —carga el cartucho en el arma y se lo entrega a Peeta. Andando, cinco cuadras hacia el norte.
Salimos del edificio, pasamos la estatua donde anteriormente se encontraba la vaina y seguimos camino. Boggs, como siempre, liderando el camino con el holo. Katniss y Gale le siguen de cerca mientras que con Finnick decidimos quedarnos en el medio junto a Peeta. El panadero tiene que dar una especie de discurso, y el rubio se ofreció a ayudarlo a practicar.
Caminamos alrededor de una hora. Una hora en donde Katniss trata de fingir que Peeta no se encuentra con nosotros, una hora en donde Finnick y Peeta repiten una y otra vez el discurso, una hora donde intento no decir algo que podría perjudicarnos.
Llegamos a otra parte de la ciudad, como una conglomeración de edificios, están colocados de manera que se forma un círculo y en el centro, nuevamente, una gran estructura, como un arco. Todo está gris, con un dejo leve de olor a pólvora.
—Boggs —Cressida se abre paso entre nosotros—. Ese es un buen lugar, allí en ese atrio.
—Bien, vamos a revisarlo.
Comenzamos a bajar las escalinatas en dirección al lugar que indico Cressida. Hay varias ventanas rotas, partes de cemento destrozadas y en una columna se alcanza a ver el símbolo del sinsajo.
Tal vez no todo estaba perdido en este lugar, quería luchar. Nunca lo sabremos, hay un silencio perturbador.
—Hay una vaina —informa—. Sepárense y cúbranse.
Entrelazo mi brazo con el de Peeta y lo guío hacia la derecha, alejado de Katniss. El rubio nos sigue detrás, nos sentamos con las armas preparadas.
—No se muevan —aclara Boggs.
ESTÁS LEYENDO
La Sirena del Capitolio | Finnick Odair
FanficVenus Harkin nunca quiso ser el centro de atención, nunca quiso ir a los Juegos y definitivamente nunca quiso todo el sufrimiento que conllevaría eso. Porque Venus Harkin ya sufrió suficiente antes de ser cosechada. Y la única persona que compendió...