Capítulo 67

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Definitivamente no me gustó. Estamos bajo tierra, podemos ver cómo por medio de una rejilla pasa el tren arriba nuestro. Todo es gris, cemento, tuberías, con un olor agrio que me da arcadas.

Castor nos explica que su hermano conoce el lugar ya que antes trabajaba en el alcantarillado cuando lo convirtieron en un Avox, tardaron cinco años en comprar su salida. Otra razón más para matar a Snow, para terminar con este sistema.

Pollux guía el camino, pasamos por varios pasillos, giramos en intersecciones y continuamos por un sector en donde parece que transitan camiones. Katniss lleva el holo en lo alto para buscar vainas.

Todo el ambiente me da malas vibras, como si tuviera un presentimiento de qué algo va a pasar y estamos lo suficientemente bajo tierra para salir corriendo.

—¿Cómo vas? —reduzco la velocidad para alcanzar a Peeta.

—Oh... sigo aquí, ¿no? —se encoge de hombros—. ¿Estás mejor? ¿Ningún mareo?

—No, te dije... no había comido bien —le regalo una sonrisa tranquilizadora.

—De acuerdo... pero estaré pendiente.

—Claro que lo estarás.

Un ruido me desconcentra. Pongo una mano en el hombro de Peeta, me mira confundido pero cuando escucha lo mismo que yo ya estamos corriendo detrás de una pared, los demás nos siguen. Finnick queda a mi lado.

El tren pasa a gran velocidad, la chica en llamas inspecciona la zona con el holo y continuamos bajando en la dirección de la que salió el tren. Pollux abre una puerta, recorremos algunos pasillos hasta que llegamos a una escalera.

Bajamos más.

No sé a cuántos metros estamos de la superficie, pero el aire es más denso y el olor hace mis ojos lagrimear.

Hay grandes columnas de cemento, una extensión enorme de terreno plano, pasillos, recovecos. Todo con una fina capa de agua que hace salpicar cuando caminamos.

—Creo que voy a vomitar.

Comento cuando estamos a punto de entrar en un pasillo oscuro, lleno de tuberías y agua estancada.

—Somos dos —me apoya Finnick.

Continuamos caminando en silencio, preparados con nuestras armas y alertas en caso de que tengamos que correr. Todo se encuentra deteriorado, las tuberías se ven oxidadas, las paredes llenas de humedad y en algunas partes el cemento se está desprendiendo.

Peeta camina a mi lado mientras que Finn nos sigue detrás, el rubio se encuentra un poco más despierto, no tan desorientado como hace unos días. Creo que está intentando dejar atrás la vocecita del Capitolio, está arrepentido por lo que sucedió con Katniss y Mitchell.

Una tubería explota delante de nosotros, junto dónde está liderando el paso Katniss. Todos nos cubrimos como si con eso pudiéramos salvarnos, estamos metros bajo tierra.

—¿Están todos bien? —interroga Jackson.

—¡Sí! —responde el sinsajo con voz agitada.

En serio, voy a hacer sufrir a Snow por hacernos pasar por esto, creo que descubrí una nueva fobia y posible trauma. No me gustan los espacios cerrados y mucho menos los que están bajo tierra sin posibilidad de escapar.

Finn me ayuda a levantarme y hace lo mismo con Peeta, acomoda nuevamente su tridente en la mano y continuamos.

—Puedo quitarte las esposas, si quieres —digo en voz baja para que solo el rubio me escuche.

La Sirena del Capitolio | Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora