32 maratón 2/3

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Me doy la vuelta en la cama al sentirme sofocada con las sábanas y mi cuerpo choca contra lo que parecía otro.
Abro mis ojos de apoco y frunso el ceño al ver a Marcos. Se supone que cuando yo me durmiera el se iría a su habitación pero aquí estaba.
Su móvil descansaba sobre su pecho y estaba si taparse por lo que demostraba que se debía de haber dormido esperando.

Me quedo ahí mirándolo. Su pecho subia y bajaba a un ritmo adecuado. Sus músculos estaban relajados, sus labios entre abiertos y su cabello alborotado. Lo veo removerse y voltea hacia mi soltando una sonrisa para luego abrir sus ojos encontrandose directo con los míos. Sus ojos parecían de un celeste aún más intenso recién despierto.

— disfrutando la vista?

— já, que humilde! — bromeo y sonrió.

Arruga su nariz y pasa una mano por su cara y vuelve a mirarme.

— dolor? — pregunta. Muevo mi pie bajo las colchas y muevo mi cabeza.

— menos — digo y asiente para quedarse mirandome.

— que? — pregunto.

— tus ojos son muy verdes, no lo había notado. — trago casi en seco ante su comentario y siento un cosquilleo.

— y los tuyos son muy azules..  — abre sus ojos y ambos reímos.

Me siento en la cama y tira mi cabello hacia atrás peinandolo un poco.

— que hora es? — pregunta buscando su móvil. — 8:40 — se responde el mismo mirando su móvil. — tengo que estar a las diez en la cuidad deportiva — se levanta y me mira.

— ve — le digo y sale rápido de la habitación.

Me levanto de la cama y me meto directo al baño. Mis greñas estaba repartidas para todos lados. Hago mis necesidades y doy agua de la ducha mientras abro mi noche la sacando mis cosas de aseo.
Me meto en la ducha y dejo el agua tibia me limpie por completo el cuerpo y moje mi cabello para poner shampoo y comensar a limpiarme.

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Lo había olvidado por completo, hoy había partido del Atlético de Madrid, me extrañaba que Marcos no se hubiera quedado a dormir en la cuidad deportiva, pues eso hacen la mayoría de los jugadores en día anterior del encuentro deportivo, todo esto lo sabía gracias a los datos de mi padre, claro.

Mi ropa consistía en un short negro y un top blanco y acompañando, mis converse negras y por supuesto el molestos fijador de tobillo. Bajo y al entrar a la cocina Lidia me saluda alegremente.

— como esta? — me mira.

— muy bien y tu? — ella asiente — necesitas ayuda?

Voltea a mirarme y parece sorprendida, por un momento pienso si mi pregunta fue un poco mala.

— si gusta, puede picar las frutillas — asiento y voy hasta su lado.

Tomo una tabla de picar y un cuchillo.

— están limpias, solo hay que picar — asiento y comienzo a picarlas.

— Marcos va a desayunar acá? — la miro sin saber que responder.

— no lo sé — río nerviosa.

Ella solo asiente y continua limpiando los cosas que había ocupado.

En ese poco tiempo me pude enterar de que Marta tenía tres hijos, una chica de 25, uno de 20 y otro chico de 16 años y estaba casada, a todo esto. Tenía un nieto de dos años de su hija mayor que ahora además tenía seis meses de embarazo esperando a una niña.
Llevaba trabajando para Marcos desde que había llegado al atléti es decir de hace poco más de tres años.

Tú mi destino ~ Marcos LlorenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora