Capítulo 5

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Era un lugar apartado del campus universitario. Ambiente lleno de humo y música sin sentido.

- Quita eso de mi preciosa cara idiota - golpeó su antebrazo - El humo del cigarro envejece siglos.

- ¿Hyeju quieres un porro?

- No drogas por inhalación - sonrió - Pero si tienes alguno de esos postrecitos especiales, no te diré que no. 

- Mierda, ahí viene un profesor - un chico cuyo nombre no le interesaba, arrojó el cigarrillo al piso. 

- Deberían estar en clase.

- Y tú deberías implantarte cabello en la cabeza - escuchó la risa de los demás.   

- Ve a la dirección.

- No iré a un carajo - comenzó a caminar, alejándose de sus amigos y el profesor gritando su nombre. Llamó al celular y minutos después estaba en la entrada de la universidad esperando ser recogida.

- Hey bebé.

- ¿Y este auto?

- Un regalo de mi papi - Hyeju subió al vehículo y besó sus labios.

- Larguemos de aquí, este lugar me provoca migraña - Jinsol sonrió, conociendo el mal humor que su novia podía tener. 

Llevaban tres años oficialmente de pareja, se conocieron años atrás cuando la rubia estudiaba su último año de universidad y Hyeju inmediatamente se convirtió en la campeona de natación. Tras una fiesta en común comenzaron con sus encuentros sexuales, que posteriormente avanzaron a citas con amigos que en realidad no eran amigos y después en una relación formal.

Youngjae no estaba de acuerdo con la relación. En un inicio, claro, por la orientación sexual de la menor, esperando siempre que las tres contrajeran matrimonio con algún importante inversionista que hiciera crecer su fortuna, y por otra parte, porque Jinsol era mayor que la más pequeña de sus tesoros. 

Jinsol atravesó la universidad siendo siempre la estudiante más deseada y más rebelde. Se graduó de negocios internacionales, carrera que las trillizas cursaban, y trabajaba en el negocio de su padre, aunque en realidad solo era un mueble más recibiendo un exquisito sueldo. No aportaba mejoría en la empresa, simplemente no aportaba nada, pero al ser la única hija de los millonarios Jeong, tenía su vida resulta.

Sus únicas preocupaciones era que ropa usaría o procurar no chocar el carro que su padre le regalaba cada dos meses. Era la protagonista de las huidas de Hyeju de clases y de cierto modo, aunque no con una mala intención, era una influenza negativa para la azabache.

- Vamos a mi casa, no hay nadie.

- Ni en broma amor. No pisaré tu casa - Hyeju la miró con molestia, si ella daba una orden, Jinsol tenía que acatarla - En el club no dejan de hablar de lo que está sucediendo con tu familia amorcito. Lo pensé dos veces antes de venir por ti, mi vida podría estar en peligro también.

- No digas estupideces - se recargó en el asiento, sintiendo la brisa golpear su cabello en el deportivo - Solo un idiota que intentó acabar con nosotros, pero siendo tan diminuto e insignificante, no lo logró - aseguró, pero los recuerdos de la cabeza del chófer siendo atravesada por una bala le quitaban el sueño cada noche.

- Es una mierda, hey mira ¿ya viste mis uñas? - rápidamente giró la conversación, sin tomarle importancia a los sucesos.

- Sí, son lindas - Hyeju sonrió, sin poder apartar de sus pensamientos las imágenes del atrancado.

El ataque a la familia ChoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora