Capítulo 35

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El aire ingresó bruscamente en sus fosas nasales, se exaltó, sentándose de golpe bañada en sudor.

Le costó algunos segundos averiguar dónde estaba y cómo es que había llegado a la cama. De inmediato su mirada enfocó a Hyunjin, quien estaba despierta observándola con angustia.

Salió de la cama inmediatamente. Era ella quien debía estar cuidando a la menor y no perdida en perturbadores sueños.

- Está bien - la azabache alzó las manos - Ellos no han venido.

- ¿Tiene hambre señorita Choi? - se aventuró a preguntar. La noche anterior había terminado todo lo que restaba del plato y no quedaba nada más. Hyunjin negó calmando sus nervios.

- Estoy bien, desperté hace unos minutos.

- Si necesita ir al baño - se asomó - Tiene un lavabo, puede enjuagarse ahí.

- Gracias, estoy bien - apretó los labios. Aquel gesto fue la señal que Heejin necesitó para conocer que estaba mintiendo.

No se lo cuestionó, porque independientemente de que algo merodeara o no su cabeza, estaban secuestradas, sería estúpido preguntarle si algo le preocupaba.

Así pasaron algunos minutos, Hyunjin recostada y Heejin de pie, trazando pistas en su cabeza.

En un momento la puerta se abrió y el hombre más alto de los dos que las vigilaban, sin pronunciar palabra de por medio, arrojó una charola con comida y salió de la habitación.

Ambas chicas agradecieron que la presencia del hombre fuera efímera.

- Es menos que ayer - mencionó Hyunjin.

- Entonces debemos guardar un poco, nada nos asegura que vendrán por la mañana - la azabache asintió y comenzó a ingerir.

Tomó un bocado y lo acercó a su mayor. Heejin negó pero su brazo no disminuyó su altura - Come, por favor - apretó los labios y continuó - Te necesito fuerte - Heejin observó la comida y sus sentidos se activaron - Por favor.

- Podemos dividir la comida - señaló - En cuatro partes.

- ¿Cuatro?

Asintió - Una parte la guardaremos. Usted se quedarás con dos, y yo con la última parte.

- Pero, no es -

- Estoy acostumbrada a comer poco - explicó al interrumpir - Solo algunas mordidas y estaré como nueva - Hyunjin la miró con pena.

Era tan difícil de interpretar, Jeon Heejin era un baúl de secretos y deseaba abrirlo y expandir cada uno de ellos. Durante sus días normales en la mansión, la observaba con desprecio y furia, ignorante de aquella mirada temerosa que adornaba su pálido rostro. Ahora, frente a ella y sin que nadie la detuviese a mirar un poco más, apreció sus ojos cristalinos y la manera en la que unía sus cejas buscando estrategias o con un sentimiento de angustia en su interior. Heejin tenía todo para pensar que ella podía ser la mala de la historia, se actitud siempre firma, su vida llena de secretos y su poco tacto para las relaciones sociales, pero algo en ella le decía que la situación era la contraria y Heejin era la heroína sin reconocimiento, aquella alma noble que a pesar de haber sido pisoteada, estaba dispuesta a luchar con su vida para defenderla.

- Si no le molesta, iré a lavarme. No tardaré - limpió su boca con el dorso de su mano - Si necesita algo solo -

- Está bien Heejin, puedes ir - sonrió.

Hyunjin se quedó estática en la esquina sobre la cama, abrazando sus piernas, esperando a que su acompañante saliera del pequeño baño y esperando a lo que fuera que el día le traería.

El ataque a la familia ChoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora