Capítulo 40

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- Qué raro, la luz está apagada - Hyeju observó por encima de su hombro el llamado de Jungeun.

No tenía ganas de averiguar dónde demonios se había metido Jinsol, venía de un humor insoportable después de que ridículamente le había pedido un beso a Chaewon y ésta la rechazó.

- Te escucho - esta vez la azabache no intentó ocultar la sonrisa que nacía de sus labios y Chaewon se abrumó del brillo en sus ojos. Algo en ellos la asustó y su interior empezó a temblar.

- Un beso tuyo - habló de pronto, dejándola sin aliento. Chaewon regresó su cuerpo al respaldo de la silla y Hyeju utilizó la fuerza en sus manos para sacar la mitad de su cuerpo del agua - Esa es mi recompensa - mencionó antes de acercarse a ella.

El viento en los labios de la menor, le hicieron abrir los ojos. Chaewon tenía la mirada asustada, y ni siquiera le permitió a Hyeju bajar los labios cuando giró su silla, alejándose rápidamente de ella.

- ¡Chaewon! - gritó y salió del agua de prisa - ¡Chae! ¡Park Chaewon! - corrió hacia la salida, pero era demasiado tarde. Se había ido.

- Iré a buscarla a su habitación.

- Tú no irás a ningún lado - alzó la voz.

- Pero la señorita -

- Que no se te olvide cuál es tu maldito lugar en esta casa - Jungeun ingresó todo el aire comprimido por sus fosas nasales - Así que no te tomes atrevimientos que no te corresponden - sonrió.

- Si señorita.

Hyeju rodó los ojos y se dirigió a la habitación de su ex novia.

- Maldita Choi Hyeju - Jungeun apretó el puño, clavando sus uñas en la palma - Pero muy pronto pagarás muy caro cada maldita humillación.

Golpeando el suelo se fue a su recámara, esperando que Jinsol estuviera sana y salva, y con una solución a la estupidez de seguir viviendo junto a la azabache.

Por su parte, Hyeju entró a la recámara de Jinsol cuando ésta no respondió a su llamado - ¿Estás bien?

Abrazando sus piernas sobre la cama, Jinsol se encontraba hecha un mar de lágrimas - Por favor, déjame sola - apartó unas cuantas y escondió su rostro.

- ¿Por qué estás llorando? - la mayor no respondió, no tenía una excusa que darle y no quería seguir mintiendo - ¿Fue por lo de esta mañana?

- Hyeju tú... no tienes la culpa de nada  - sorbeo su nariz, y alzó el rostro, encontrándose con el de la azabache - Estoy algo triste, eso es todo.

Hyeju suspiró - Tenemos que hablar.

- Ahora no, por favor.

- Comprendo tu estado pero, yo ya no puedo seguir viviendo aquí - el semblante de Jinsol se modificó ante la sorpresa de sus palabras.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Porque tú y yo ya no estamos juntas - se levantó de la cama - Ahora que todo parece estar en paz, ya no tengo miedo de estar sola.

- ¿Miedo? ¿De qué estás hablando?

Apretó los labios, Jinsol no era la persona para abrir su corazón. Nunca lo había sido - Eso no importa. Me voy Jinsol, agradezco que me aceptaras aquí pero ya no hay motivos para quedarme, en cambio - suspiró - Tengo motivos para irme.

El ataque a la familia ChoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora