- Acaban de cumplirse cuarenta y ocho horas desde que mi hija desapareció - su puño aterrizó en el escritorio - ¿Qué están esperando para actuar?- Rastreamos el área señor. Es como si la tierra se la hubiera tragado y - Youngjae se acercó con furia y lo tomó del cuello, alzandolo en el aire.
La tierra no se abre y desaparece, Hyunjin no era la excepción. Su hija tenía que aparecer nuevamente.
- Según el reporte de los últimos atentantados - comenzó a hablar sin aire, aún acorralado por el magnate - Es probable que la señorita Hyunjin no -
- ¡No! - lo arrojó contra el suelo - Escuchen bien pedazos de mierda - apuntó con el dedo a cada uno de los guardias de seguridad, incluyendo a Sooyoung - Se les paga para que cuiden a mis hijas ¡A mis más grandes tesoros! ¡¿Y qué hacen ustedes?! ¿Dónde está Hyunjin? ¡¿Dónde?! Necesito respuestas.
- Señor - sin temor, la única mujer presente alzó la voz - Comprendemos su preocupación, estamos haciendo todo lo posible por localizarlas. Le aseguro que donde quiera que estén, Heejin protege de ella.
- ¡¿Dónde quiera que estén?! Eso no me sirve maldita sea - interrumpió - Cada segundo que pasa, mi bebé está con esos mal nacidos ¿Creen qué...? - se sentó de golpe en la silla y comenzó a llorar - Es... una mujer... - sollozó desconsolado - Dos días, y ella - su llanto se incrementó.
Los huesos de la morena se helaron, por supuesto que no era necesario escucharlo de Youngjae para imaginar las cosas terribles que cruzaban por su mente.
Siguiendo los atentados, las posibilidades de que Choi Hyunjin aún se encontrara con vida eran cero. Sin embargo, y para su mala suerte, cuando una mujer era raptada, los secuestros cambiaban el flujo de las decisiones. Ni siquiera se cuestionaría si la mayor de las hermanas había sufrido ya un abuso, la pregunta era si había sido suficiente al grado de aburrir a las personas que tenían su libertad.
No podía pedirle al patriarca que se tranquilizara cuando todas esas situaciones merodeaban su cabeza. No podía exigirle ser positivo cuando desconocidos hacían lo que querían con el cuerpo de su hija, y cuando, era probable que ya estuviera muerta.
Choi Youngjae se sentó en su oficina un día más, con los ojos repletos de llanto y el teléfono en la mano, esperando a que llamaran exigiendo por recompensa.
Choi Youngjae se sentó y esperó, a una llamada que jamás llegaría.
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Se deslizó por el agua, dejando que su cuerpo flotara. Pensó en sus largas pestañas y en esos pronunciados labios que se encurvaban al sonreír. Pensó en su sedoso cabello rubio y sus dientes blancos. Pensó en la manera tan tranquila en que dormía, como si de un ángel se tratara. Pensó en como vagó en medio de la noche con todos los peligros merodeando su silueta y llegó hasta ella para ser su hombro y escuchar sus demonios. Pensó en su manera de aferrarse a su cuerpo cuando el sueño pesaba tras sus párpados y el cansancio brincaba sobre su espalda.
- Hola - inhaló asustada, ocasionando que el agua entrara por su nariz.
Sacó la cabeza a la superficie tan rápido como su cuerpo se lo permitió. No esperaba escuchar su voz así que se dijo que se trataba de alguien más, pero cuando su vista comenzó a aclararse y la sombra de una silla oscureció la iluminación en la orilla de la piscina, supo que no podía tratarse otra persona.
- Cielos ¿estás bien? - Hyeju respiró con dificultad y abrió los ojos por completo para verla. Vestía un lindo vestido turquesa con estampado de flores y una pequeña trenza en sus mechones dorados - Ahora estoy agradecida porque nunca recibí clases de nado.
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El ataque a la familia Choi
RandomCuando Choi Youngjae padre de las trillizas, decide casarse con su secretaria Cho Haseul una serie de eventos desafortunados atormentarán a la familia. Multiship(: NOTA: Esta historia contiene temas delicados, se recomienda discreción. *La historia...