Capítulo 31

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- ¿Sí?

- Baja - escuchó su susurro y el sonido de algunos claxon retumbar.

- ¿Mhm?

- Baja - repitió un poco más alto.

- ¿Chaewon? - observó el reloj a su izquierda; 11:38 PM. Sus posibilidades de quedarse despierta esa noche, amplificaron gradualmente.

- No puedo subir, baja - la azabache se talló un ojo bostezando. Chaewon no obtuvo respuesta y se rindió soltando todo el caliente aire de sus pulmones - No puedo escalar por tu ventana Hyeju, y las personas no quieren encontrarse en medio de la calle a una chica en silla de ruedas vigilando el edificio. Baja por mí, yo no puedo llegar hasta ti.

- ¿Qué? - se sentó de golpe ¿Chaewon se estaba ahí? Abrió la ventana, pero no encontró nada en el exterior. La rubiecita podría ser bromista pero no para esa clase de situaciones.

- ¿Cuál es tu ventana? Tendré que volar - habló nuevamente después del silencio por la sorpresa de Hyeju.

- Ya cállate. Estoy bajando ahora - colgó. No tenía ánimos de ver a nadie, no tenía otra intención que quedarse en cama a disfrutar su miseria.

Se lavó la cara, los dientes y se puso los zapatos. Colocó su típica gorra negra en la cabeza a pesar de que el sol se había ocultado y salió de la habitación. Al hacerlo, una brisa frío acarició su rostro; la recámara de Jinsol frente a la suya estaba en paz. Pero las batallas jamás han sido las mismas, si una de ellas está en triunfo, la otra se encuentra en guerra.

- Al fin, bajaste - sonrió y arrastró su silla para hacer más rápida su llegada.

- Vete de aquí.

- ¿Por qué? Voy llegando - mintió. La realidad es que llevaba más de veinte minutos delegando si debía llamarla o no.

- No te invité y no quiero que te vean conmigo - Chaewon sonrió, era obvio que nadie quería ser vista junto a una discapacitada. Pero las razones de Hyeju no eran para humillarla, sino para protegerla y esa era la brecha que se interponía entre ellas.

- Llévame a casa.

Hyeju entrecerró los ojos, Chaewon exigía mucho, mucho más de lo que podía entregar - No.

- Entonces no me iré, no tengo cómo hacerlo.

- Chaewon, sé que mientes. No sería la primera vez que te llevo a tu casa.

- No lo hago, vine sola - respondió acercándose un poco más - Es de noche, ¿Tú crees que mi mamá estará feliz de saber que su hija inmóvil se está moviendo?

- ¿Cómo llegaste?

- Taxi - sonrió - Pero no quiero llamar a otro. No creo que comprendas lo cansado que es el traslado, subir la silla, esperar, aguantar miradas de pena y comentarios ridículos.

- Ese no es mi problema. Tú decidiste venir sin invitación, así que te largas - se dió la vuelta comenzando a alejarse.

- Ni siquiera has escuchado mi razón - Hyeju se detuvo, acariciando sus sienes - Quiero embriagarme.

La azabache negó sin decir nada ¿Qué podía decir ante esa ridícula propuesta?

Comenzó a caminar de nuevo al elevador - Hyeju, ¡Hyeju! Estoy hablándote - alzó la voz, lo suficientemente alto para la hora que era - ¿Vas a dejar a una chica con discapacidad a su suerte? ¿Sola, en medio de la noche y con tantos peligros a su alrededor?

El ataque a la familia ChoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora