Final

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2009

Pedaleaba su bicicleta con fuerza, la subida era difícil pero ansiaba llegar. Ese invierno en particular estaba más frío que de costumbre pero incluso con las mejillas sonrojadas, nada le quitaría del rostro esa sonrisa.

Escuchó algunos vecinos gritar su nombre sonriéndoles al paso antes de bajar de la bicicleta cuando esta aún no se detenía por completo.

Era su cumpleaños.

Y visitaría el restaurante para celebrarlo de la mejor manera.

Al entrar se percató que las luces estaban apagadas, eso no era usual del lugar. Sonrió cálidamente y alejó el miedo de su cuerpo, ¿mi cumpleaños? ¿luces apagadas?

Se adentró al lugar, atravesando el pasillo donde estaban las mesas, no había nadie ahí. Continuó su camino a la cocina, encontrando únicamente el eco de su voz y su sombra desplazándose por los rincones.

Regresó de nuevo al recibidor, tal vez no debía entrar sin autorización y su imprudencia le estaba jugando una mala broma.

- ¿Hola? - llamó con temor, con la esperanza de que el hombre saliera de su escondite y la recibiera.

Esperó con ansiedad alrededor de un minuto cuando se dijo que nadie saltaría a felicitarla. Caminó hacia el interruptor y al encender las luces se encontró una caja arriba de una de las mesas.

¡Era su regalo de cumpleaños!

Por supuesto que no podía olvidarlo. Su sonrisa incrementó, suspirando de alivio antes de acercarse a abrir su el obsequio.

Dicen que gritó tanto en ese momento que el sonido lastimó sus oídos, por esa razón no volvió a escuchar.

La gente pasaba a su alrededor, pero no podía oírlos, el ruido de la policía con sus autos y sus preguntas sin sentidos, los claxons de los carros, las personas que se acercaban con lástima para aconsejarle, pero no podía. No escuchaba a los demás.

Ese invierno en particular estaba más frío que de costumbre, pero los inviernos fueron incluso peores. Era su cumpleaños, pero su vida se detuvo ahí y la sonrisa sobre su rostro, jamas volvió a aparecer.

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- Jiwoo, necesito que tomes toda la información y salgan de ahí.

- Vemos de camino a la mansión.

- ¡No, no hay tiempo! - gritó Sooyoung subiendo al auto - Te envié la dirección de la casa de campo, en el camino hay una estación de policía, entrega la evidencia y nos encontraremos allá.

- Sooyoung, ¿estás bien?

- Heejin desapareció.

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Los días pasaron, al igual que los meses. Su rostro se iluminaba únicamente con la llegada del sol y se oscureció con la luna, pero nunca se movió.

Tenía los brazos apretando sus rodillas, con el cabello lleno de polvo en la entrada del restaurante esperando a que la muerte viniera a recoger lo que quedaba de su cuerpo.

Con el paso del tiempo, el restaurante se hizo cenizas. Las personas pasaban pisandole los talones a su lado, se había vuelto tan insignificante que ya ni siquiera se percataron de su existencia.

Cerraba los ojos para no sentir hambre pero sobretodo, para no sentir el dolor.

- Yo tengo algo que te hará sentir mejor.

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⏰ Última actualización: Oct 27 ⏰

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El ataque a la familia ChoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora