Capítulo 25

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El sonido de la llegada la hizo abrir los ojos. El elevador abrió sus puertas, y el largo pasillo solitario alertó sus sentidos.

Digno de una película de terror, un corredor vacío con alfombra color vino a las 2 AM.

Si su cuerpo caía sin vida en ese momento, su sangre se ocultaría sin rastro en el suelo, y sus gritos harían eco en el silencio de cada puerta.

Exhaló. La joven de 1.62 metros salió del elevador, arrastrando su bolso sin ánimo.

Wonho era un idiota, lo sabía, pero su paciencia estaba a punto de terminarse.

El muy cretino la había llamado de nuevo, a pesar de su advertencia de no hacerlo. Estaba desesperado por el perdón de su hermana, y le exigía ayuda.

Acordaron verse esa noche, nada digno de contar. La reunión duró menos de veinte minutos, donde le aclaraba que no deseaba entrometerse más en su relación y se retiró de su apartamento con una marca en el brazo, que le impidió su salida por algunos segundos.

Ahora estaba de nuevo yendo apartamento de alquiler, cansada del hombre y de la vida en general.

Era consciente de lo peligroso que era escapar del edificio sin escolta, pero no dejaría sin protección a las dos chicas que dormían dentro de la habitación, ni tampoco necesitaba un testigo más de su reunión con Wonho, mucho menos, podía pedir a su hermana que la acompañara a ver a su novio a escondidas.

El crugir del suelo la hizo girar de pronto hacia atrás. Había escuchado ese sonido antes. Lo hizo segundos atrás cuando salió del elevador y se dijo a sí misma que el suelo era una porquería y por la mañana llamaría para que repararan la grieta en él.

Observó atenta intentando localizar algún movimiento. Intentando controlar sus latidos que iban en aumento.

Mordió sus labios y continuó caminando, un poco más aprisa.

Un golpe en el suelo sonó, volteando rápidamente hacia el elevador.

No había nada.

Es solo la noche, se repitió. El miedo está haciéndote creer cosas Choerry.

Pestañó, y miró la grieta en el suelo a unos cuantos pasos. De pronto el sonido del elevador llegando la dejó sin aliento.

Anunció su llegada, y antes de que abriera sus puertas, se giró y comenzó a caminar lo más rápido posible.

No quería ver. Si algo malo salir del elevador, no quería verlo.

Si alguien malo salía del elevador, no podía presenciarlo.

Sus sentidos le advirtieron que debía mirar, que el sonido de la bolsa arrastrarse era real y se estaba aproximando.

Buscó la llave desesperada de su bolso. Heejin se quedaba junto a la puerta cada noche, entonces ¿Por qué no estaba ahí?

Los malos pensamientos la abrumaron hasta que sus dedos localizaron el metal escondido dentro de su bolso.

Llegó a la puerta de su habitación, y el sonido del elevador llenó el corredor. Éste era diferente, abría sus puertas y cerraba de golpe. Timbraba, abriendo y cerrando nuevamente. Como en un bucle.

La hermana del medio no controló más sus nervios y movió la cabeza hacia la derecha, observando el elevador a lo lejos.

Se abría y cerraba, y no parecía estar nadie en él, únicamente acompañado de la oscuridad y la luz en su interior parpadeando.

Suspiró profundamente, tanto que la sintió la respiración en la parte izquierda de su cuello.

- Yerim.

El ataque a la familia ChoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora