Capítulo 11

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- No puedo creer que esté haciendo ésto - dejó su celular en la cama y cruzó los brazos.  

"Ejercicios para discapacitados" 

Era de noche, pero no podía dormir. En cualquier otro momento se escaparía por la ventana y terminaría en una fiesta con Jinsol besando su cuello, pero ahora que tenía a Jungeun vigilando sus pasos, la diversión se había acabado.

Quiso alejar las palabras de su hermana de su cabeza pero le fue imposible. Nerd que hace eventos caritativos. Por supuesto que lo era. 

Park Chaewon era posiblemente una traga libros que intentaba destacar en lo único que podía hacer, invirtiendo su tiempo libre en eventos que ayudaban a personas igual de jodidas que ella, pero ¿Por qué le afectaba tanto?  

Choi Hyeju no sentía lástima por nadie, era un sentimiento horrible y totalmente fuera de su alcance, pero Park Chaewon la orillaba a por ese camino. 

Unos días atrás tuvo que salir corriendo antes de cruzarse con ella por el pasillo, por alguna extraña razón le tenía miedo. Meditó sus acciones, ¿Acaso era una maldita desalmada que discriminaba a las personas con discapacidad? No, no lo era, es decir, no le importaba serlo y por supuesto que se había burlado numerosas veces de las personas inferiores, pero no podía evitar sentir pena por la rubia.

Había tomado la decisión de continuar con la tutoría, o mejor dicho, comenzar. Tenía muchas razones para hacerlo, en primer lugar, el castigo y todo lo que eso conllevaba, y en segundo, intentar hacer algo bueno en su vida, pero había algo bloquendola, no podía ir a su casa y no entendía la razón.

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- ¿Amor? - entró a la casa, hablando en voz baja.

Parecía que no había nadie, así que con cuidado caminó hasta la habitación, sintiendo con su mano la pistola que estaba oculta en su pantalón.

Abrió despacio la puerta y encontró su cuerpo frente al espejo, con la blusa alzada. Soltó un suspiro, todo estaba bien.

- Hey, me espantaste - sonrió al sentir los brazos de su esposa alrededor. 

- Estoy aquí ¿Me extrañaste? 

- Deberías estar en el trabajo.

- La señorita Yerim tenía dolor de cabeza. Me dió el día, claro que me negué pero insistió en que desapareciera unas horas antes de que su padre regresara.

Jiwoo sonrió, su esposa trabajaba todos los días a todas horas y sus visitas habían disminuido.

- ¿Qué hacías? - besó sus labios brevemente.

- Nada, solo... imaginaba.

- Está bien, podemos intentarlo.

- No salió como esperábamos, ¿Quieres volver a hacerlo?

- Ese doctor era un estafador.

- Pero se sintió real - Jiwoo llevo sus manos a su vientre y lo sobó - Sobre todo cuando estaban sacándolo.

- Seremos madres pronto, tenemos el dinero ahorrado y con este nuevo trabajo ganaré lo suficiente para darte la vida que tú y nuestro bebé se merecen.

- Hey, hablando de eso ¿Por qué no me dijiste que Lip está ahí?

- Agh, ya la conoces. Vio tu correo, y como tú no estás en condiciones para trabajar, aplicó por ti.

- Esa idiota, si cree que porque ganó unas cuantas peleas boxeando en el gimnasio del barrio se saldrá con la suya, está muy equivocada.

- Tranquila bebé, ella está capacitada, tú misma la entrenaste ¿Recuerdas?

El ataque a la familia ChoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora