Capítulo 6

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- Estuviste todo el camino ignorandome - abrió los ojos al escuchar la voz tras ella. Miró de reojo y vio su sonrisa agrandarse. 

El autobús se detuvo y la puerta se abrió. Haseul bajó con velocidad pero la persona la siguió con prisa.

- Sígueme la corriente, viene hacia acá - le escuchó murar nuevamente. Rápido tragó saliva.

- Yo... No he ví - pronunció nerviosa.

- Está bien, quedemonos aquí, mi esposo no tarda en llegar. Ya sabes, la ventaja de ser policía - rio - Enciende la sirena y se adueña de la cuidad.

Sintió una mano apretar la suya y por alguna extraña razón, se sintió segura. 

Minutos pasaron, en silencio, con el corazón a punto de salirse del pecho. Haseul estaba a punto de echarse a llorar cuando un rostro apareció frente a sus ojos.

- ¿Estás bien? - sujetó sus mejillas - Se ha ido ya - acarició su cabello intentando tranquilizarla - Está bien, está bien.

- Mierda, no dejaba de seguirme - apretó los labios.

- Ven - tomó su mano y caminaron hasta una banca junto a una lámpara, acercandose a la fuente de luz del lugar. Haseul miró a la chica buscar algo en su bolso - Ten, es lo único que tengo - le ofreció una barra de cereal con pasas.   

- Gracias, pero no tengo hambre.

- Necesitas comer algo, estás pálida - la miró preocupada.

- ¿Por qué... hiciste eso?

- Noté el comportamiento extraño. Al principio lo ignoré, fue un día difícil y me había prometido a mí misma no meterme en problemas que no me corresponden, pero cuando se cambió de lugar, sabía que no podía dejarlo así.

- Tu parada, ¿te has bajado antes?

Sonrió y negó - No te preocupes, ¿Estás bien? - preguntó de nuevo. 

- Estoy un poco asustada aún.

- Entiendo - miró hacia la avenida - Sabes, deberías ir a casa, no puedo prometer que se ha marchado para siempre.

Haseul asintió con temor - Gracias - se puso de pie, tomando su bolso con fuerza.

- Espera - corrió junto a ella - ¿Vives muy lejos de aquí? Puedo acompañarte si eso te hace sentir segura.

- Está bien, has hecho demasiado.

- Por favor. Mi consciencia no me dejará tranquila si me marcho y te dejo sola.

- De verdad yo - 

- Además, yo también estoy sola en medio de la noche - rio - Hagamonos compañía - buscó en su bolso de nuevo - No tengo mucho dinero, pero creo que ésto bastará para conseguir un taxi. 

- ¡Oh no! - negó, no aceptaría dinero de su parte, ya era demasiado.

- Mira, ahí viene uno - hizo la parada y sin más, ya estaban dentro de éste.  

- ¿Cómo te llamas? - preguntó minutos después.

- Puedes decirme Vivi, así me decía mi padre cuando era pequeña - sonrió - Mi nombre no lo utilizo, no me gusta - rio - ¿Tú?

- Cho Haseul.

- Es un placer - le regaló una cálida sonrisa - Espero que llegues a casa pronto.

El ataque a la familia ChoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora