Capítulo 7

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- Sé lo que hiciste. Todos en la escuela lo sabrán. 

Despertó por el sonido en su celular, miró la imagen y apagó de nuevo el dispositivo, cubriendo su rostro con las manos. Se puso de pie con pereza y se dió un baño, su día acababa de empezar. 

Choi Yerim funcionaba así, cuando deseaba huir de la realidad tomaba un baño, era su estado seguro ante la guerra. Si su padre estaba molesto, enseguida se duchaba, inhabilitando a Youngjae ir hacia ella y castigarla. Conocía el estado de ánimo de su padre y era una persona explosiva, y como toda explosión, necesitaba de tiempo para apagarse. Así lo aprendió, tardaba lo que fuera necesario hasta que su padre disminuyera su enojo con los minutos. Si estaba triste, se metía a bañar, para ahogar sus lágrimas en el agua. Cuando estaba emocionada hasta los huesos, se bañaba, para que los demás no vieran la cara de idiota que ponía y tener la libertad de gritar.

La regadera también la ponía a pensar, buscando ideas claras ante la toma importante de una decisión. Porque Choi Yerim sabía que tomar un baño, era menos problemático que ir a terapia.

- Wow ¿Es real lo que estoy viendo? Mi hermanita despierta tan temprano un sábado? - se talló la vista con una brillante sonrisa que le hacía disminuir el tamaño de sus ojos.

- Cierra el pico.

- ¿Saldrás? - Hyeju la miró con molestia, portando un pantalón deportivo junto a una camisa negra de alguna banda alternativa y una gorra del mismo color. Yerim por el contrato, con su característico suéter lila tejido, regalo de una antigua empleada que guardaba con mucho cariño y un pantalón de mezclilla claro. 

- Sabes Choerry, este día en particular no tengo ganas de que se metan en mi camino.

- Deberías al menos desayunar. Está exquisito - sorbió su taza de café - Quizás disminuya tu mal humor. ¡No espera! No tenemos suficiente café para crear esa magia.

Hyeju la asesinó sin éxito con su mirada y salió disparada, golpeando a todos a su alrededor. Yerim de inmediato modificó su rostro, apartando su sonrisa tan brillante.

- ¿Por qué hay tanto alboroto? - se acercó al jardinero.

- ¿Lo considera así niña? - cuestionó preocupado, las órdenes de Choi Youngjae siempre habían sido no molestar jamás a las trillizas.

- Había una camioneta hace unos minutos estacionada ¿Qué quería? Infórmale que mi padre no está, que se vaya - bebió de su taza - Hyunjin debe estar estudiando como una rata, Hyeju acaba de salir, y yo no tengo ánimo para socializar. Desperté con dolor de cabeza.   

- Oh no sé preocupe, no buscaban a su padre - sonrió - Se trata de la señorita Im. 

- ¿Quién? - cuestionó confusa, buscando en el fondo de su cabeza si conocía a alguien con ese apellido. 

- Yeojin, la hija de Haseul - una de las empleadas domésticas mencionó al pasar a su lado.

Yerim la miró incrédula, pero la chica huyó - ¿Qué quería? - regresó su atención al jardinero.

- Ha venido a instalarse, por ahora está en la habitación de huéspedes y - sus palabras no terminaron, Yerim salió disparada hasta su nuevo objetivo.

Escuchó las palabras de los empleados deseándole un buen día pero de nuevo, fueron ignoradas. Llegó hasta la habitación y cuando se disponía a tocar, la abrió de golpe. Ella era la dueña de la casa, no necesitaba de permisos.

El ataque a la familia ChoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora