Capítulo 49

40 9 10
                                    


- Dile que necesito hablar con él - recibió una respuesta amablemente negativa lo que la puso más agresiva - No, no me importa dónde está, es urgente - rodó los ojos, caminando a lo largo de la estancia - Es que no me interesa ¡Hey no! Ni se te ocurra colgarme o estarás despedida.

- Lo siento señorita, no puedo hacer más por usted - fue lo último que escuchó antes de oír el sonido de la línea del otro lado.

- Agh, perra - gruñó y arrojó el teléfono al sofá. Jungeun estaba frente a éste con la mirada perdida, muchas cosas estaban sucediendo.

Después de una ridícula reconciliación, Jinsol fue personalmente a pagar el hospital donde Jiwoo estuvo internada. A Jungeun se le ocurrió la maravillosa idea de ir a cenar, claro, Jinsol pagaba. La más alta no estaba segura de ser una buena idea, pues la última vez que revisó su cuenta, no tenía nada en ella. Aún así accedió, terminando en el momento más vergonzoso de su vida.

Afortunadamente era un restaurante que ella acostumbraba acudir, el dueño no era su amigo pero la apreciaba por la generosa propina que dejaba en cada visita. Terminó la noche junto a Jungeun lavando platos y ordenando mesas, algo totalmente humillante para ella, pero fue lo mejor que pudo suceder como castigo por no pagar la cuenta.

Regresó a casa furiosa, con la guardaespaldas gritándole a su lado  ¿por qué solo no pagabas la maldita cuenta y ya? entre otras cosas que la sacaron de quicio. Finalmente, con lágrimas manchando sus ojos, le explicó lo sucedido y lo que tanto temía; su padre la había desheredado.

El plan de Jungeun se vino abajo, si Jinsol no tenía dinero, entonces no le servía más.

- ¿Estás oyendome? - se dejó caer en el sofá junto al teléfono - La maldita de su secretaria no me dejó hablar con él. Estoy segura que está en su oficina, jamás se iría de viaje sin decírmelo.

- Eso era antes Jinsol - alzó la vista.

- Ésto no puede estar pasandome - ocultó su cara entre sus manos - ¿Qué vamos a hacer? - ¿Vamos? Se cuestionó la menor.

- ¿Por qué no le pides dinero a una de tus amigas? tienes demasiadas y ellas se bañan en oro.

- No, no puedo avergonzarme más. Estoy segura que más de uno me vio hacer el ridículo en el restaurante - negó - Además, ¿De qué me sirve? Necesito sobrevivir.

- Tienes contactos, y una carrera. Solo has unas llamadas y consigue trabajo - murmuró irritada.

- Imposible. Mi única experiencia es trabajando en la empresa de mi padre y... no trabajaba precisamente. Con mi carrera universitaria no cuentes, aprendí más como maquillarme en esos años que a tomar un libro.

- Dijiste que modelabas. Llama y hazlo de nuevo.

Nuevamente negó - Pero lo hacía gratis, no puedo exigir dinero ahora, me cuestionarán y será vergonzoso.

- Entonces no cuentes conmigo - se puso de pie - No voy a estar con una chica que no desea salir adelante.

- Incluso si cobrara por hacerlo, el dinero no es suficiente para mi estilo de vida.

- ¿No tienes ninguna amiga? ¿Una de verdad? ¿Qué te dé dinero o trabajo sin burlarse de ti?

Jinsol repasó la larga lista de nombres en su vida. Tenía amigas, pero se juntaban para hablar de sus lujos y en ocasiones burlase de los demás. Estuvo en grupos de caridad, pero solo por el estatus y la fama, y al no tener una intención verdadera, no terminó en buenos términos con ellos. Finalmente un nombre cruzó por su mente, uno honesto y que probablemente la ayudaría.

El ataque a la familia ChoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora