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Chema abrió los ojos por la molestia de los rayos del sol, despertó acostado en la sala con la cobija encima pensando que todo había sido una pesadilla, sin embargo, cuando volteó a ver a sus alrededores vio el reloj roto, Lencha había vuelto a casa por la noche llorando, con tacones, un vestido y completamente ebria, Chema se talló la cara con algo de fastidio al recordar la escena de anoche, tenía muchas preguntas para ella, pero no tenía muchas esperanzas de que fueran respondidas, de momento su esposa se encontraba dormida en la habitación y Chema no creía que fuera a despertar hasta más tarde, se levantó y fue a la cocina a buscar algo para desayunar, abrió el refrigerador y lo único que encontró fueron 3 huevos y unos tacos que sobraron de la cena del día anterior, tomó los tres huevos y los puso cerca de la estufa, sacó un sartén y se dispuso a hacer huevo revuelto, mientras esperaba a que se calentará el sartén con aceite le dio una mirada a los huevos y recordó una escena de una película que trataba de un huevo que quería ser un pollo.

<<Chingue su madre>> tomó uno de los tres huevos y le hizo un agujero con un cuchillo y succionó el contenido del huevo <<pensé que estaría peor>>.

Después de haber desayunado, lavó los platos y dejó una nota para Lencha por si se levantaba mientras no estaba y salió a hacer el mandado.

Media hora después Lencha se levantó de la cama bien cruda y lo primero que hizo fue ir corriendo al baño a vomitar, se sentía miserable y débil, pero sobre todo se sentía muy confundida, después de terminar de vomitar fue a la cocina a ver si había algo para comer, se paró frente el refrigerador y vio la nota que Chema le había dejado.

"Fui al mandado, en el refri hay tacos por si quieres comer, sé que seguramente vas a despertar bien cruda, así que te traeré un suero cuando regrese, tu bolsa la dejé en la silla de al lado de la cama, cuando llegue necesitamos hablar y espero que por favor no destroces la casa cuando hablemos.

Te quiere, Chema."

<<Carajo>> pensó Lencha, ahora sí la había cagado en grande, fue rápidamente a la habitación a revisar su bolsa y ver sus mensajes y comprobar que no había nada que pudiera delatarla de todo lo que había hecho anoche, pero no había nada, cosa que la tranquilizó bastante, era evidente que iba a tener que decir que era lo que había pasado, pero al menos podía saltarse las partes en donde se besaba con otras personas, volvió a la cocina para calentar los tacos que esperaban en el refrigerador y los comió rezando para qué se quedarán ahí y no los vomitara.

Para calmar un poco la ansiedad de esperar a Chema y el interrogatorio que vendría con él, decidió meterse a bañar, después de todo aún traía puesto el vestido de anoche y estaba hecha una completa porquería.

Mientras tanto, Chava se encontraba en su mesa de jardín tomándose un café mientras se acostumbraba de nuevo a la soledad de su casa, admirando el paraíso de jardín que había creado, temprano en la mañana las aves ya estaban en la fuente para tomar su baño matutino y otras estaban en los cuencos que tenía pegados a la pared para poner alpiste y demás semillas, le gustaba que hubiera animales en su jardín, pero no era muy fan de tenerlos en una jaula, así que le pareció mejor idea dejar que los animales se alimentaran en su jardín, todo estaba muy calmado hasta que escuchó el timbre de su casa.

<<Tal vez el vecino perdió su gato de nuevo>> pensó, se levantó con la taza en la mano y fue calmadamente y arrastrando los pies a abrir la puerta, y al abrirla se llevó una gran sorpresa al ver a la persona que estaba parada fuera de su casa.

-¿Compadre?-.

-B-buenos días, compadre - Chava pensó que estaba alucinando, después de la intromisión de Lencha no pensó siquiera ver a su compadre en días, pero él estaba ahí, justo frente a sus ojos.

-¿Qué se le ofrece, compadre?- dijo con una ligera sonrisa de felicidad.

-Vine a traerle esto- fue entonces cuando vio en las manos de Chema el sombrero que había dejado en su casa.

-Ah... caray, supongo que salí tan apurado que ni siquiera me di cuenta de que no lo traje- dijo estirando la mano para tomar su sombrero -¿Gusta pasar?-.

-No, no, Lencha está en la casa y traigo el mandado en la camioneta...-.

-Ah, claro, comprendo...- hubiera sido un milagro que aceptará pasar, con Lencha en medio no había nada que hacer.

-B-bueno, me paso a retirar, compadre- dijo Chema con un ligero pesar.

-Está bien compadre, muchas gracias por traer mi sombrero- dijo dejando su sombrero en una pequeña mesita que tenía cerca junto con la taza -Nos vemos otro día-.

-Nos vemos...- Chema vio a su compadre comenzar a cerrar la puerta y con ello un impulso surgió dentro de él -¡Chava!-.

-¿Sí?- miró a Chema acercarse a él.

Chema acunó la cara de Chava y le dio un beso tierno, pero algo desesperado, al separarse se miraron en silencio con asombro, ninguno de los dos se creía lo que acababa de pasar.

-Chema...-.

-Chava yo...no sé qué está pasando...- dijo apartando la mirada, pero la mano de Chava volvió a hacer que sus miradas se encontraran.

-Te quiero, aunque exista Lencha, no lo olvides- dijo Chava con una mirada gentil mientras acariciaba la mejilla de Chema.

Eso movió algo dentro del alma de Chema y por la misma emoción abrazó fuertemente a su compadre.

por qué somos muy machos! | Human Huevocartoon | (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora