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Lencha se miraba detenidamente en el espejo de cuerpo completo de la habitación, sin duda alguna ese vestido le encantaba, estaba algo ajustado a su cuerpo y podía presumir lo que la lipoescultura había hecho por ella, posó moviendo el trasero fijándose que se viera bien, también se fijó en como se veían sus piernas con las medias negras semitransparentes mientras movía los tobillos para ver bien la pantorrilla.

-¿Te gusta?- dijo Mariela, observándola detenidamente.

-Me fascina- dio unos pequeños saltitos dirigiéndose hacia ella y dándole un gran abrazo -Gracias por prestármelo, no sé qué haría si ti-.

-No es prestado- Esa afirmación desconcertó un poco a Lencha -Es tuyo, lo conseguí para ti-.

Lencha se sorprendió ante el repentino regalo de su amiga -No tenías por qué-.

-No tenía razones, pero igual lo hice, anda quédatelo, se te ve un trasero fenomenal- dijo sonriendo y sacando otro vestido corto, pero más suelto de la falda y de color azul pálido y metiéndose al baño de la habitación para cambiarse.

Lencha sin duda estaba feliz por el gesto de su amiga, definitivamente tenía que hacer algo para compensarla, tal vez un día en el spa o unos tacones nuevos serían un buen agradecimiento, se fijó un momento en su celular pensando en subir una foto con su nuevo vestido para que su marido ardiera de celos por no saber a dónde o con quien iba viéndose tan espectacular, pero después de unos momentos decidió que hacerlo realmente no valía la pena, se sentó en la cama de Mariela sintiendo esa tristeza de haberse peleado con su marido y volviendo a repasar esa escena en la que decidió pasar un tiempo en casa de su madre, cosa que solo le hacía sentir coraje.

-¿Y bien?- La voz de Mariela sacó a Lencha de sus pensamientos -¿Cómo me veo?-.

Lencha fijó los ojos en su amiga y la miró de arriba a abajo analizando todos los detalles -Espléndida, hace que tu piel se vea muy bonita-.

-Gracias- dijo Mariela soltando una leve risita -Y bien... ¿Vas a dejarme arreglarte?-.

-Adelante, quiero ver tus nuevas habilidades-.

-Bien, lávate la cara en lo que saco mi estuche- sonaba levemente emocionada.

Lencha hizo caso a las instrucciones que le habían dado, se metió al baño y lavó su cara, aún recordaba la primera vez que se arreglaron juntas, eran los 15 años de una prima de Mariela, ambas habían pasado días buscando ropa, maquillajes, zapatos y demás cosas para arreglarse y el día de la fiesta ambas se vieron desde temprano para maquillarse la una a la otra, se había vuelto habitual hasta que Lencha se fue a la ciudad cuando a su marido le ofrecieron el trabajo de actor de telenovela.

-Ven aquí~- El tono melodioso de Mariela siempre ponía de buenas a Lencha, se encontraba feliz de poder arreglarse con su mejor amiga después de cuatro años.

Ambas estaban sobre la cama, Mariela estaba encima de Lencha quien se encontraba recostada sobre la cama, Lencha solo sentía los ligeros toques de los dedos de Mariela que estaba colocando la base de maquillaje.

-Me haces cosquillas- sonrió ante la sensación de la brocha por su cara.

-No te rías, vas a marcar tus líneas de expresión-.

-Okay ya- hizo una ligera mueca para evitar reírse o sonreír, solo se relajaba ante el toque de Mariela y la veía completamente concentrada en ella, veía como tomaba brochas, polvos y sombras y los colocaba en su rostro, no notó cuánto tiempo había pasado, pero le pareció realmente poco cuando finalizó poniéndole el labial.

-Y listo, fíjate y dime si te agrada-.

Lencha se levantó y volvió a mirarse en el espejo, quedó realmente asombrada con lo bonita que se veía su piel -¡Es perfecto!- dijo dando pequeños saltitos, se fijó un poco más de cerca viendo los detalles, había elegido un smokey eye en color rojo y un labial rojo vino con algo de brillo, a demás de unas pestañas bastante largas y pobladas.

-Pensé que te agradaría si hacía tus ojos un poco más dramáticos-.

-Diste en el blanco, acuéstate, me toca-.

-Bien- dijo con una sonrisa y se dejó caer en la cama.

Lencha se sentó encima de Mariela y miró un poco los maquillajes que tenía disponibles, inmediatamente puso a su mente a trabajar en una idea del maquillaje de Mariela, pensaba en algo bonito y leve, ya que era algo que siempre le gustaba usar, un poco de sombra café, un ligero toque de brillo, un labial rosa bastante ligero, pensando siempre en que se viera ligera de maquillaje, puso manos a la obra pasando las brochas de aquí para allá concentrándose en lo que hacía, casi al terminar pensó que faltaba algo para que todo luciera, revisó en el estuche en busca de algo que complementará el trabajo cuando encontró un delineador de lápiz en color celeste <<Eso es, un toque de color>> tomó ese delineador y lo colocó en la línea del agua de Mariela, era un toque ligero, pero sus ojos negros resaltaban más ahora.

Cuando Lencha se alejó para admirar su trabajo pudo notar una expresión bastante adorable por parte de Mariela, eso la hizo sonreír.

por qué somos muy machos! | Human Huevocartoon | (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora