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Chiris había llegado a casa de Mariela junto con Vanesa y Briana, todas estaban listas para salir de fiesta, entaconadas y en vestidos bonitos, decidieron llevarse la camioneta de Lencha, ya que era más grande que el auto de Chiris.

Tejeringo el Chico se encontraba a 15 minutos en autopista desde Pueblo Quieto y en los últimos años con el cambio de alcaldía se había vuelto un lugar más moderno y turístico, cada mes se abrían restaurantes, karaokes, bares, se hacían edificios y una que otra plaza pequeña, comenzaba a verse como una pequeña ciudad, aunque gran parte de su economía seguía proviniendo de las granjas de gallinas y el ganado.

El bar al que llegaron Lencha y sus amigas había sido abierto hacía 4 días y aún había promociones jugosas para comer y embriagarse por un precio relativamente bajo, a demás de ser un lugar bastante bonito por dentro, con una pista en el centro y el techo adornado con lámparas que simulaban ser diferentes criaturas marinas, pidieron una mesa para 5 y las pasaron inmediatamente, al ser todavía las 2:30 de la tarde el lugar solo contaba con 4 o 5 personas repartidas en diferentes mesas, ya que aún era bastante temprano decidieron pedir algo para comer y así evitar que el alcohol se les subiera a la cabeza de manera rápida.

-¿Y cómo vas con el nuevo programa escolar, Mariela?- Preguntó Vanesa.

-Ya sabes cómo es, aprenderse los nuevos temas que incluyeron, intentar que los niños comprendan cómo se trabaja ahora, leer todos los libros de texto para saber cómo funcionan, una lata, los niños han bajado su rendimiento, ¿A ustedes cómo les va con los chicos de Pueblo Escondido?-.

-Están igual, no entienden nada- dijo Chiris -Con tanto cambio en los libros nadie entiende una chingada y no encontramos como hacer que los chicos se interesen por estar todo el día con las nalgas pegadas a una puta silla, toda incómoda -.

-Era más fácil cuando nos dejaban disponer de los patios de juegos para que los niños aprendan divirtiéndose- agregó Vanesa -Hazme el favor, Chiris y yo trabajamos con niños de 5 y 6 años, ¿Cómo los obligamos a estar sentados todo el día?-.

-Yo cómo sea tengo a los de 10 años, esos ya entienden mejor, pero con tanto cambio les cuesta adaptarse al modelo, algunos lloran en los exámenes porque no entienden- dijo Mariela.

-Y por eso mejor me hice cargo del negocio familiar- dijo Briana -Ahí solo tienes que cuidar que nadie se robe las verduras, chismear con las clientas y fijarse que la verdura esté en buen estado-.

-Y pensar que antes no querías hacerte cargo de eso- dijo Chiris.

-Lo sé, pero resultó ser bastante divertido- guardaron un pequeño silencio -¿Y tú Lencha? ¿Cómo te está yendo en la gran ciudad?-.

Lencha aún masticaba el trozo de pescado que tenía en la boca, lo pasó bastante rápido mientras pensaba en que decir -Emm... Huevopolis es bastante agradable, aunque el estilo de vida es algo ajetreado, pero ya me acostumbré- sin embargo, esa respuesta no satisfizo a ninguna de las mujeres presentes, todas querían hablar acerca del elefante en la habitación.

-¿Y ahora que hizo tu marido?- todas se sorprendieron de escuchar la pregunta que todas querían hacer, pero que solo Chiris no tuvo pena en soltarse la lengua.

-Cristina- replicó un poco Vanesa entre dientes.

-¿Qué? ¿Vamos a fingir qué Lencha no estaba encerrada en casa de sus padres? ¿O vamos a decir que lo hizo por gusto?-.

-Estás bien chicas, Chiris tiene un punto- dijo Lencha -Lo que pasó fue que otra vez discutimos por su, amigote el Chava-.

-¿Otra vez?- dijo Vanesa.

-Qué novedad- añadió Briana, en realidad todas estaban al tanto de la eterna pelea entre Lencha y Chava, cosa que hasta cierto punto se les hacía ridículo.

-¿No crees que deberías dejar de pelear con él e intentar llevarte bien? Es el mejor amigo de tu esposo después de todo- dijo Vanesa.

-Lo sé... pero no confío en él, estoy segura de que intenta robarme a mi marido-.

-Otra vez con eso- dijo Briana -Aunque eso fuera verdad, deberías confiar un poco más en tu marido, además, si Chema te deja, no es como que no tengas pretendientes en todos lados- dijo señalando una mesa a unos metros de ellas en donde se encontraban un grupo de amigos que veían hacia Lencha con bastante interés.

-Eso es cierto, si te lo propones podrías encontrar a alguien más bueno y con más dinero, no deberías preocuparte, si se va te estará haciendo un favor- dijo Mariela tomando parte en la conversación.

-¿A qué te refieres con un favor?- preguntó Lencha realmente confundida.

-Vamos, de todas las personas que pudiste escoger, ¿En serio escogiste a Chema? Es verdad que ahora tiene dinero, pero después de eso ¿Qué más te gusta de él?-.

Lencha se preparó para responder con una enorme lista de cosas que le gustan de su marido, pero no hubo nada realmente destacable a demás del dinero, la mantenía y pagaba sus caprichos, pero no estaba segura de por qué seguía con él, ni por qué lo eligió en primer lugar.

-¿Ves? ¿Siquiera lo conoces bien? ¿Sabes lo que le gusta a demás de ponerse hasta las nalgas de borracho?-.

Nuevamente, intentó sacar una larga lista de sus gustos, pero otra vez no había nada destacable.

-Ahí está, llevan casados 8 años y no lo sabes, imagínate, si se va tú podrías encontrar a alguien qué de verdad te guste, no solo físicamente, mentalmente también, podrías dejar de gritarle todas las mañanas para que baje la tapa del baño-.

-Y también podrías dejar de gritar por qué se le olvida meter la ropa a la secadora- dijo Vanesa.

-O podrías dejar de despertar los domingos a las 5 de la mañana porque el tipo esté peleando con su vecino, el ruidoso y decida ponerse a pegarle a una tabla gruesa con un martillo- dijo Briana.

-O podrías dormir con alguien que no te patee fuera de la cama- dijo Vanesa.

-Podrías dejar de pelear por cosas sumamente pequeñas y estúpidas- dijo Mariela.

-O ya de primeras podrías encontrar a alguien que coja de manera decente- añadió Chiris, comentario por el cual todas la voltearon a ver -¿Qué? Siempre se ha quejado de lo terrible que es cogiendo, la mujer aquí presente no ha tenido un orgasmo en años, eso es triste-.

Todas tenían un punto que demostrar, pero la única verdad es que el matrimonio de Lencha y Chema era sinónimo de una palabra, problemas, y Lencha no sabía cómo afrontar la verdad de aquello, después del golpe de realidad que le dieron sus amigas decidieron cambiar de tema.

por qué somos muy machos! | Human Huevocartoon | (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora