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Lencha ya se sentía cómoda con la rutina que compartía con su nueva compañera, y aún que al principio lo negaba rotundamente, en definitiva vivir con Mariela era exageradamente más fácil que vivir con su marido. Aún que extrañaba bastante a la señora de la limpieza.
Lentamente había estado resolviendo el asunto del dinero, si bien había notado que Chema aún no cortaba las tarjetas, había decidido que no quería estar dependiendo de él. Había comenzado a utilizar su influencia en internet para monetizar su contenido y había comenzado a trabajar con algunas marcas de ropa medianamente reconocidas; mataba dos pájaros de un tiro, ella recibía un poco de ropa extra y dinero a cambio de una simple publicidad. Si embargo, aún no tenía mucho con lo cual regresar a una normalidad decente, así que finalmente tomó el valor de escribirle a Chema en un fin de semana.

"Hola, oye no pienso pelear contigo ni nada pero necesito mis cosas"
"Puedo ir a recogerlas?"

Y esperó la respuesta.

Por su parte, Chema había visto el mensaje de inmediato y se había petrificado al instante y fue inmediatamente a comentarle a Chava, quién le pareció justo que Lencha tuviera sus cosas de vuelta y que a demás pensaba que de esa manera podían evitar altercados a la hora del divorcio, después de todo una Lencha enojada era lo que más debía evitarse.
Fue entonces que Chema contestó.

"Puedes venir, dime cuándo llegues para ir a abrirte la puerta"

Esto a Lencha le pareció extraño, ¿Por qué razón no estaría para abrir la puerta?, ¿No podría solo tocar el timbre?, De cualquier modo no pensó mucho en aquella situación, se limitó a comentarle a Mariela la situación, quién amablemente se ofreció a llevarla hasta allá no solo para ayudarle a cargar sus cosas en el auto, si no para verificar que las cosas entre Lencha y Chema no escalaran a una pelea. El camino fue un poco más ligero, finalmente ambas habían aprendido a convivir como amigas de nuevo; aún que Lencha seguía teniendo ciertos pensamientos sobre su amiga, se sentía mal por pensar que probablemente ella le había contagiado la homosexualidad en algún punto de su larga amistad y que probablemente por eso jamás había encontrado a un hombre que la hiciera feliz.

"Ya estamos cerca de la casa"

Escribió Lencha a Chema, quién le había notificado de inmediato a Chava para que lo acompañara a abrirle y esperar a que sacará sus cosas y de paso, irían a verificar que no se llevará nada más; aún que Chava también iba bastante preparado para una posible pelea.
Las primeras en llegar fueron Lencha y Mariela, Lencha notó la ausencia de la camioneta, había tocado el timbre para ver si alguien abria y como esperaba no salió nadie. Para cuando llegaron Chema y Chava, ellas estaban sentadas prácticamente en la puerta de la casa.

-¿Estás seguro de esto? Podría bajarme yo y hacerme cargo- le dijo Chava, seguía pensando que tal vez era mala idea.

-No, yo lo haré, sólo quédese cerca mío -.

Ambos bajaron del auto y el ambiente se puso tenso de manera inmediata. Lencha se apartó de la puerta para que Chema abriera la puerta y pudo ver el ligero temblor en sus manos a la hora de sacar las llaves.
No hablaron mucho, cuando Lencha entro se dió cuenta que aún estaba la foto tirada y con el marco roto, pero decidió ignorarla e ir directamente a la habitación que compartía con Chema acompañada de Mariela, quién traía una maleta enorme.
Chava y Chema se habían sentado en la mesa de la cocina mientras esperaban a que terminarán de sacar cosas, de vez en cuando Chema daba un vistazo a las cosas que sacaban para asegurar que no se llevaran sus pertenencias.

Lencha había pensado en un inicio llevarse gran cantidad de las cosas, pero después de ver qué todo su guardarropa no cabía en su maleta, decidió llevar lo más costoso y sus ropas más apreciadas. Se llevó el joyero donde contenía todas aquellos bonitos accesorios, los cuales varios eran de lujo, metió a la maleta las cremas que usaba para el cuidado de su piel y su cabello y también se aseguró de llevarse varias cosas que había tenido escondidas de la vista de su marido en el clóset, como cartas que se había enviado con un chico que había conocido en Pueblo Quieto antes de casarse, el acta de nacimiento y defunción de su hijo, así como otros documentos extra del niño; y finalmente sacó de lo profundo del clóset una caja que contenía varios lubricantes y juguetes sexuales, selló la caja con cinta para que no se abriera y le dijo a Mariela que estaba lista para irse.

-No saqué todo de mi clóset, varias de mis ropas siguen ahí- se dirigió Lencha a Chema en cuanto lo vio cuando pasaba por la cocina, el tono de su voz sonaba frío y algo lúgubre -Puedes hacer lo que te plazca con esa ropa, nos vamos. Estaré en contacto para acordar el divorcio-.

Chava hizo un esfuerzo para que su mandíbula no cayera hasta el piso de la impresión, la vio alejarse y salir por la puerta como si nada. En realidad creyó que todo aquello sería más desastroso y que de alguna manera ella buscaría algún tipo de pelea, pero estaba actuando completamente resignada ante la idea del divorcio; miró a su compadre y se dió cuenta que él estaba bastante incómodo y triste con la situación que tenía entre manos, después de todo seguía siendo una situación que le dolía.

Para cuando Lencha y Mariela metieron todo el equipaje la puerta de la casa ya había sido cerrada y Chema y Chava estaban afuera de la casa también, cosa que a Lencha le llamó la atención, los vió subir al auto de Chava y encenderlo al mismo tiempo que Mariela entraba a su auto. Fue entonces que entendió que Chema también había dejado aquella casa por alguna razón; sin embargo no le quedaban ganas de averiguar las razones que tuviera para alejarse de ahí.
En el camino de vuelta a Pueblo Quieto quedó completamente dormida.
Mariela se dio cuenta de eso cuando se detuvo en medio de la carretera a cargar gasolina y paso a la tienda de servicio que estaba al lado de la gasolinería para comprar algo de beber, seguía pensando que Lencha era preciosa aún sin su visita semanal al spa, al ver si rostro completamente relajado mientras dormía solo pudo pensar que parecía un ángel repleto de bondad, aún que realmente ella estaba al tanto de que su amiga no era para nada inocente. La dejó dormir por el resto del trayecto y de vez en cuando le daba una mirada para contemplarla y por un momento fantaseo en cargarla en brazos y llevarla hasta su habitación; pero aquella situación ficticia desapareció casi de inmediato, no quería arriesgarse a perder todo el progreso que había hecho hasta ahora, había conseguido que volviera a confiar en ella lo suficiente como para sacarla de una situación difícil, también en una semana confío lo suficiente en ella como para eligir quedarse en su casa, aún que de eso realmente no tenía mucha opción, y finalmente había comenzado a hablarle de manera menos brusca y más como si nunca hubiera ocurrido aquel incidente.

Era algo que le dolía, finalmente estaba sucediendo el divorcio que tanto quería, aún que las cosas habían tardado más de lo que esperaba; hubiera jurado que Chava no hubiera pensado dos veces en enseñarle aquella foto de Lencha en el bar a su compadre, sobre todo por qué pensaba que Chava estaba enamorado de él y realmente no creía estar equivocada, pero no podía descifrar el por que no lo hizo. De cualquier forma, el divorcio se iba a llevar a cabo, pero estaba casi segura de que Lencha jamás estaría con ella. Al menos podía tenerla de compañía todo lo que pudiera antes de que consiguiera algún lugar donde vivir.

por qué somos muy machos! | Human Huevocartoon | (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora