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-Entonces, ¿No eres de Pueblo Quieto?- Tocino no solo había estado tonteando con Chava, también estaba intentando conocerle, habían salido al estacionamiento para evitar el ruido de la música y la gente

-No, no lo soy, en realidad nací en Tejeringo el Chico, solo que nos mudamos a Pueblo Quieto cuando mi papá se fue por cigarros-.

-¿Los abandonó?-.

-Bueno, sí, realmente no sé qué fue de él-.

-¿Y tú madre sigue viviendo en Pueblo Quieto?-.

-No, ella falleció hace 10 años...-.

-Oh...lo siento- Tocino se tocó la nuca sintiéndose apenado, intentó cambiar el tema rápido -Supongo que conoces a Toto, debutó junto conmigo-.

-Sí, ¿Qué con él?-.

-También es de Tejeringo, ¿Quién diría que ese pueblo ganadero tendría tantos talentos?-.

-¿Talentos? ¿También viene de allá?-.

-Sí, él y su familia han estado financiando el crecimiento de ese pueblo, con el debut de Toto su familia se llenó de dinero y comenzaron a llevar los negocios a Tejeringo-.

-Ah ya...- se quedó pensado un momento -¿Cree usted que tengo talento?-.

-No te menosprecies, he visto mucho de tú trabajo y es mejor que el de mucha de la gente en las academias- se volteó para incorporarse y quedar un poco más cerca de su cara -¿Podría pedirte un favor?-.

-S-sí, dígame - dijo algo nervioso por la proximidad del actor.

-No es necesario que levantes está pared de respeto entre nosotros, por favor, ya no me hables de usted-.

Esas palabras resonaron en la mente de Chava trayendo un vago recuerdo de algo que él mismo había dicho, nunca pensó que alguien se lo pidiera, por otro lado, Tocino estaba a nada de hacer su movida de la noche, colocó su mano en la nuca de Chava y se acercó lentamente a sus labios.

-¡Ejemm!- El sonido los había interrumpido, era Chema quién los observaba y se le veía ligeramente irritado -Señor Tocino, el director le llama, dice que es importante- dijo un poco entre dientes.

Tocino estaba molesto por la intromisión y hasta llegó a pensar que tal vez aquello era mentira, pero igual iba a acudir al llamado -Espérame aquí, volveré en un momento- le dijo a Chava con una sonrisa entre amable y coqueta, luego volvió a entrar al salón dejando a Chava y a Chema solos en un silencio bastante incómodo.

Ambos se miraban mutuamente sin saber cómo hablar del elefante en la habitación.

-Así que encontró un nuevo compañero- dijo Chema rompiendo aquel silencio.

-No en realidad, él solo quería que lo acompañara- se encogió un poco intentando encontrar una explicación -Y le dije que estaba bien por que yo también estaba solo...-.

-Compadre, ¿No ve lo peligroso que es estar al rededor de ese tipo? Todos los vieron bien... melosos- Chema intentaba disimular los celos que sentía con una preocupación -A demás, usted no está solo, yo estoy aquí-.

-Estas aquí con ella- dijo dejando en evidencia el problema -Estas aquí cumpliendo sus caprichos después de que te dejó con el Jesús en la boca por un mes completo mientras ella sabrá dios que habrá estado haciendo, y desde que puso un pie de vuelta en casa solo gritan y pelean, estás aquí por muchas cosas, pero no creo que una de esas razones sea yo- suspiró pesadamente para aligerar la carga emocional que sentía -Escucha, Chema, yo entiendo que te de miedo que me vean diferente o...lo que sea, pero estoy cansado de vivir escondido de la gente, me he escondido de ti, de tu mujer, de todos en el pueblo y en esta ciudad, soy un hombre gay, no puedo hacer nada al respecto...-.

Chema se encogió ante las palabras de su compadre, se había quedado sin palabras pero con una duda en la cabeza -Entonces...¿Vas a quedarte con él señor Tocino?- una ligera tristeza invadió el tono de su voz.

-No, no lo creo- se rascó la nuca sintiéndose un poco avergonzado -En realidad me agrada Tocino, es mi ídolo y tener tanta atención de él me pone nervioso, pero no sé compara con lo que siento por ti, este sentimiento ha crecido aún con todo en medio, tus amoríos, tu casamiento y la distancia que pones entre nosotros constantemente, sobrevive a base de migajas y esperanzas pequeñitas, sin algún tipo de consuelo, no creas que desaparecerá solo por que alguien vino a decir palabras bonitas-.

Chema se sentía culpable, no se había dado cuenta del daño que había causado sin querer a su más fiel amigo, el ruido de la puerta del salón se escuchó abrirse.

-José, ya vámonos, estoy aburrida- Era Lencha quién se había cansado de las pláticas de los productores.

Chema dió una mirada a su esposa y luego volteó a ver a su compadre, no esperó encontrarse con una sonrisa triste y comprensiva -S-sí pichonsito, deja voy a despedirme-.

Escuchar a Chema llamar a Lencha "pichonsito" había causado un dolor en el pecho de Chava.

-Nos vemos, compadre- le dijo Chava.

-Nos vemos luego...- dijo Chema para después tomar a su esposa de la mano y entrar al salón para despedirse de todos.

Chava estaba destrozado por dentro, había expresado sus emociones como nunca había podido, y todo seguía igual que siempre.

Tras Chema despedirse de todo el mundo, atravesó con su esposa el estacionamiento buscando a Chava con la mirada en el mismo lugar donde lo había visto momentos atrás, seguía ahí mismo observándolo desde lejos, solo se metió la camioneta y la encendió mientras su esposa se acomodaba en el asiento y se quitaba los tacones.

-Ay que cansancio, me duelen los pies de estar tanto tiempo parada- Chema no le respondió, no sabía que decirle, estaba notablemente afectado por todo lo que había pasado, pero Lencha no tenía ni idea -Oye José, ¿Si viste a Salvador con Miguel del Tocino? Parecían un par de jotos yo te dije que Salvador era putísimo- se burló con aires de grandeza al saber que tenía razón mientras esperaba que su marido siguiera la burla.

-No creo que tenga algo de malo si eso es así- esa no era la respuesta que Lencha esperaba.

-¿Cómo? ¿No ves que es bien rarito? Ya te dije que no te juntes demasiado por qué luego se te pega, y yo no quiero un esposo mayate-.

-No voy a dejar de ser amigo de Chava, no le hace daño a nadie, mujer, sé que tú relación con él no es la mejor, pero sigue tratándose de mi mejor amigo, te voy a pedir que cuanto menos lo respetes, te valga madres a quien se esté cojiendo- esa fue la última palabra de Chema, Lencha quiso alegar para iniciar una pelea, pero Chema no dijo nada, solo condujo en silencio firme con lo que había dicho.

por qué somos muy machos! | Human Huevocartoon | (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora