Lo primero que vió al despertar fue a Chava abrazándolo por la cintura, cosa que le pareció bastante tierna hasta que se dió cuenta que ninguno de los dos traía ropa; inmediatamente pensó en alguna excusa para Tocino pero él también estaba dormido y desnudo en la misma cama que ellos con una mano tocando su cadera. Chema tuvo que concentrarse un poco para recordar todo lo que había pasado esa noche, cosa que era ligeramente difícil debido al creciente dolor de cabeza del que comenzaba a ser consciente.
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Mariela a penas abrió los ojos se encontró con un olor dulce proveniente de la cocina, se relamio los labios y pensó en exactamente que desayunaria hasta que recordó que la única persona que podía estar cocinando era Lencha, quién se supone no debería de moverse por ahí y mucho menos estar de pie. Se levantó de la cama, pero lo hizo demasiado rápido y se mareo, por lo que tuvo que sentarse para recuperar la visión; ya recuperada pudo volverse a levantar y ver qué estaba haciendo Lencha.
-¿Lencha?-. La llamó una vez entró a la cocina, donde estaba ella sentada en una silla giratoria con ruedas haciendo pan francés y huevos estrellados para el desayuno.
-Ah, despertaste; siéntate, ya casi está-. Dijo sin rodeos.
Mariela se sentó en la mesa por pura inercia y luego reaccionó. -¿Por qué estás haciendo el desayuno? Ya sabes que no puedes caminar-.
-No estoy caminando, estoy sentada-. Sonó bastante orgullosa de si misma.
-Eres imposible-. Le dijo Mariela ya resignada a qué Lencha siempre haría lo que le diera su gana.
-Por cierto, tienes que alistarte-. Soltó Lencha.
-¿Para qué?-.
-He estado moviendo algunas cosas por aquí, te conseguí una entrevista de trabajo en una escuela privada cerca de aquí. La directora es la prima de una amiga mía, le habló bien de ti-.
-¿Qué?-. Mariela estaba desconcertada, simplemente pensaba en tirarse en la cama por otras 3 semanas antes de siquiera pensar en conseguir algún trabajo, incluso dudó en que alguien pensara en contratarla por las circunstancias en qué se dió su despido. -¿Estás hablando en serio?-.
-Muy en serio, tienen una vacante para un grado en primaria. Sé que no es lo mismo que los pequeños de kinder pero...-.
-Es perfecto-. Dijo genuinamente feliz. -Sí tus costillas no estuvieran rotas te abrazaría hasta rompertelas yo-.
-Bueno, no puedes romperme más las costillas. Pero lo que si puedes hacer es comenzar a comer, no has querido comer de manera decente desde que llegamos aquí-. Le dijo sirviéndole la comida en un plato y llevandoselo a la mesa. Mariela debía admitir que ver a Lencha moverse con un solo pie impulsando la silla era gracioso, y el desayuno sabía maravilloso.
Más tarde Mariela comenzó a buscar algo para acudir a la entrevista entre la ropa que había traído, estaba algo preocupada por dar una buena primera impresión. Eligió algo básico y formal para no meter la pata y Lencha le dio el visto bueno, aún que para el gusto de ella era demasiado simple; Lencha le había dado indicaciones de en donde se encontraba la escuela y se montó en el auto para partir rápidamente. Al llegar casi se arrepintió de no haber llevado algo más formal, el lugar se veía demasiado elegante, las paredes completamente blancas, el área de juegos perfectamente cuidado y con un pasto verde precioso, montones de aulas que se veían meticulosamente planeadas para cada grado. Incluso las secretarias se veían arregladas y amables, una de ellas se levantó para darle la mano y presentarse de manera adecuada y acompañarla hasta el despacho de la directora; lugar que lejos de parecerse a la horrible oficina de su antigüo jefe, era amplia y con un olor a lavanda bastante agradable.
-B-buenos días-. Dijo Mariela algo cohibida.
-Buen día, ¿Señorita Mariela?-. Mariela solo asintió con la cabeza intentando verse segura de si misma. -Llega justo a tiempo, mi contacto me dijo que usted era muy puntual, venga, sientese-.
Mariela infló el pecho y caminó directo a sentarse frente al escritorio.
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Los tres estaban completamente callados mientras comían el desayuno. Querían hablar de lo que había ocurrido anoche, pero ninguno sabía cómo empezar esa conversación, solo miraban atentamente el plato completamente rojos de solo pensarlo.
-Bueno-. Tocino rompió el silencio y se aclaró la garganta. -Creo que no podemos hacer de cuenta que nada pasó, así que...¿Cómo se sienten?-. Era la primera vez en mucho tiempo que no se sentía del todo seguro con lo que decía, solo podía pensar en que se había excedido y que no sabía cómo arreglar todo el asunto.
Los otros dos permanecieron callados, incapaces de responder con claridad a la pregunta que se había hecho al aire, Chema y Chava se miraron y bajaron inmediatamente la mirada al plato, como si ahí estuviera escrito alguna cosa que los sacará de la situación.
-Fue...¿Diferente?-. Dijo Chava, quién sentía que se le cerraba la garganta al momento de soltar las palabras.
Chema por su parte aún seguía recordandolo todo intentando sacar cada detalle, era como una mezcla de sensaciones y gemidos que retumbaban en su cabeza. -Yo...creo que me gustó-.
Tocino ya no tenía manchas en su piel, era completamente rojo de la pena, Chava estaba más bien sorprendido, nunca pensó que su compadre, una persona que era completamente negado a las novedades, estuviera diciendo algo como eso. -Entonces...¿Ahora que?-.
-Umm...No lo sé-. Dijo Chema bastante avergonzado.
-Salvador...¿A ti también te gustó -. Preguntó Tocino recobrando un poco la compostura.
-... Sí, me gustó-. Se quedaron todos en silencio por un momento.
-Miguel...-. Le llamó Chema. -¿Te gustó?-.
Tocino respiró profundo. -Sí, también me gustó-.
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Mariela llegó a casa completamente en blanco, entró en casa y rápidamente se acomodó en la cocina aún con un rostro inexpresivo.
Lencha se movió inmediatamente para ir a verla y temió lo peor cuando contempló la escena. -¿Cómo fue?-. Dijo temerosa.
-Me lo dieron...-.
-¿Qué?-. Preguntó Lencha, quién no había escuchado bien.
-Me dieron el puesto-. Dijo volteando a ver a Lencha con los ojos ligeramente llorosos y una sonrisa enorme.
-¡Eso es excelente!-. Dijo Lencha. -Cuentamelo todo-. Se acercó para sentarse al lado de ella.
-Bueno-. Se limpió un poco los ojos. -Me hizo una pequeña entrevista, cuanto tiempo tengo de experiencia, mis certificaciones más recientes, cosas de esas. Le di mi estúpida carta de recomendación y con eso fue suficiente. ¡Empiezo la siguente semana!-. Dijo con emoción.
-¡Es maravilloso! Sabía que te darían el puesto inmediatamente-. Dijo dándole un pequeño golpecito en el hombro.
-Nada de esto hubiera sido posible sin tu ayuda, te debo una-. Dijo Mariela.
-Tonterias, es lo mínimo que podía hacer-. Dijo acercándose un poco a ella.
-No, hablo de que entrar a un lugar así no es sencillo, me ayudaste mucho-.
-Oye, aún sin mi ayuda lo hubieras logrado. Eres asombrosa-. Se quedaron calladas un momento mirándose mutuamente con el rostro demasiado cerca la una de la otra. Mariela tuvo el ligero atrevimiento de mirar a los labios de Lencha por un instante.
-¿De verdad crees que soy asombrosa?-. Dijo acercándose un poco más.
-Sí...-. le respondió en un susurro. -Siempre creí que eras la mejor de todas nosotras-.
Ambas podían sentir la respiración la una de la otra, se acercaron lentamente casi tocando sus labios. Cuando sonó el celular de Mariela.
Ambas se separaron algo avergonzadas, Mariela miró rápidamente quien estaba llamado, Era Olga.
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por qué somos muy machos! | Human Huevocartoon | (EN EDICIÓN)
FanficEsta es una historia con huevos, pero de los rancheros. Chema y Chava se ven revueltos, digo, envueltos en un montón de situaciones diferentes que tendrán que superar juntitos, así bonito, pero por qué son MUY MACHOS!! ---------------------------- E...