Maquiavélico

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Chava había despertado en una cama desconocida, se levantó bastante confundido en cuanto vio que la recámara era completamente distinta.

Intentó averiguar de quién era la casa con base a lo que había en la habitación y también intentaba recordar cómo había llegado ahí, lo último que recordaba era estar vomitando en el estacionamiento del salón de la televisora por la desmedida cantidad de alcohol que había tomado y después de eso no había nada más.

-Buenos días, dormilón- Tocino apareció por la puerta de la habitación.

-Buenos... ¿Días?-.

-¿Cómo te sientes? Ayer estabas bastante tomado y diciendo cosas raras, no sabía dónde vives, así que te traje a mi casa-.

-Ah... gracias- una vez con sus preguntas resueltas, hubo una última cosa que surgió por la preocupación, esperaba que lo que fuera que dijo no comprometiera a su compadre.

-Ven, necesitas comer y algo hidratante-.

Chava se levantó de la cama, ligeramente mareado y avergonzado ante la mirada expectante de Tocino, caminó lentamente hacia él, esperando que lo dirigiera por la casa, estaba realmente fascinado con ella, un espacio tan amplio y pulcro, pero al mismo tiempo lleno de vida, todo estaba perfectamente iluminado y no había una sola luz encendida, le hacía llegar una sensación muy distinta a la soledad de su propia casa, una calidez hogareña con bastante lujo.

Habían pasado por el comedor, pero no sé detuvieron, lo cual confundió un poco a Chava, pero al llegar a la cocina se topó con una barra con asientos en donde ya estaban los platos puestos con huevos estrellados, tocino y frijoles, acompañados de un jugo de naranja.

-No sabía que cocinar, casi nunca desayuno en casa, pero pensé que algo sencillo estaría bien, espero que te guste- le dijo a Chava con una sonrisa cálida -También te traje un suero para cuando termines de comer.

Chava estaba perplejo, no sabía decir cuando fue la última vez que alguien le había dado esas atenciones.

-¿No vas a desayunar también?-.

-Oh, no, yo desayuné hace un rato, pero me quedaré a acompañarte-.

Ambos se sentaron en la barra frente a frente, Chava se sentía un poco observado mientras comía, pero intentó no pensar en ello, después de todo se moría de hambre.

-¿Dónde quedó mi auto?- dijo Chava un poco preocupado.

-Está estacionado en la cochera, hice que mi guardaespaldas lo trajera mientras yo te traía aquí -.

Se quedaron callados por un momento hasta que Chava volvió a preguntar -Tú y yo... nos... ¿Acostamos?- parecía temeroso de soltar la pregunta.

-No, no- le respondió Tocino soltando una ligera risa -Estabas demasiado ebrio, más me preocupaba que no murieras o algo parecido, pero si gustas nos acostamos-.

Chava casi se ahoga con su propia saliva.

-No sabía que eras gay- dijo Chava aun recuperando la respiración.

-No lo soy- Chava parecía un poco confundido ante esa afirmación -Simplemente me acerco a quien me gusta, no me importa si es un hombre o una mujer -.

-¿No te preocupa que alguien lo descubra?-.

-Pff, tonterías, no es algo que le diga a la prensa, pero aunque alguien me vea o si algún día se entera todo el mundo no me importaría, todo mundo quiere ser como yo, soy guapo, rico, famoso, un poco más de suerte y cagaría bombones-.

-Ah... si supongo que por todo eso mucha gente te envidia... ¿Pero y si no consigues más papeles?-.

-No hay problema por eso, al principio sí fue algo problemático, pero ahora toda la industria lo sabe, aunque realmente a nadie le importa que hagas con tu vida mientras les dejes dinero, hay gente con gustos mucho peores que los míos y millones de personas se sacarían los ojos unos a otros por una foto con ellos-.

-Entonces... ¿Solo te acercas a quien te gusta y ya?-.

-Sí, usualmente así funcionan las relaciones, no pasa nada hasta que das un ligero empujoncito, muchas veces solo basta con hablarle a la gente para qué sé de una historia interesante-.

La plática se vio interrumpida por el timbre de la casa.

-Ya vuelvo- dijo Tocino de manera amable para levantarse de la silla y caminar hacia la puerta de entrada.

Chava estaba terminando su jugo de naranja y por reflejo sacó su celular para checar las notificaciones, la mayoría eran de noticias que realmente no le interesaba leer, pero una notificación era un mensaje de Chema.

"¿Llegó a casa compadre?"

No sabía si alegrarse por qué si compadre se estaba preocupando por él o si sentirse molesto por como había actuado ayer por la noche, Chema nunca había mostrado interés en él hasta que Lencha lo abandonaba, pero en cuanto aparecía una persona que le resultaba amenazante actuaba completamente celoso, había pasado con Olga, la chica del vestuario y ahora pasaba con Tocino, el sonido de las voces que se acercaban lo sacó de sus pensamientos, reconocía la voz de Tocino quién había abierto la puerta y también había una voz femenina muy familiar.

-¡Salvador! Que bueno que estás bien- era María José del Rosal, la actriz que interpreta a María Hueverta, una mujer bastante pequeña y delgada que parecía tener la piel algo agrietada y seca, pero a pesar de ello era bastante bonita.

-María José, ¿Cómo le va?-.

-Déjate de formalidades, dime Majo, vine a ver cómo estaban las cosas por aquí, ayer no pareció irte muy bien con la bebida-.

-Ah, sí... creo que me pase de tragos- Chava se sentía muy avergonzado, seguramente todo mundo lo había visto tomar hasta perder la dignidad.

por qué somos muy machos! | Human Huevocartoon | (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora