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Eran alrededor de las 8:30 de la noche, Chema se encontraba decidiendo sobre su destino, enfrentarse a su mujer o perder a su mejor amigo, aún que no estaba seguro de si ese era la manera correcta de nombrar a Chava, solo estaba recostado sobre la cama matrimonial mientras miraba la televisión y escuchaba el constante sonido de las teclas del celular de Lencha, quién estaba sentada al borde de la cama, estaba bastante tranquila y no sabía que tanto le convenía hacerla enojar saliendo de la casa para ver a su compadre, aún que también estaba la opción de simplemente no decirle a dónde iría, pero eso igual la pondría de mal humor.

Los recuerdos se hacían presentes en la mente de Chema, desde el día que se conocieron, borracheras, momentos donde estaba abatido, todos aquellos en los que Chava estaba para él y los comparaba con los momentos al lado de su esposa, no eran lo mismo, pero hubo un recuerdo que resaltó entre los demás.
Eran solo un par de niños cursando la primaria, Chava siempre había sido un blanco de burlas por no tener un padre y tener un comportamiento ligeramente femenino, pero ese día unos chicos de grados más arriba habían cruzado la línea, cuando Chema encontró a Chava ese día estaba tirado en el suelo con la camisa medio rota y siendo pateado por ese grupo de niños, a pesar de que no eran muy amigos algo en Chema se movió para defenderlo de toda esa bola de salvajes, recibió un par de golpes pero pronto los dejaron en paz, ese día le dijo a Chava que mientras él estuviera vivo nunca estaría solo ni desprotegido, fue la imagen de un pequeño Chava al borde de las lágrimas lo que finalmente lo hizo reaccionar.

Se movió de la cama entrando al baño de su habitación para bañarse, simplemente no podía vivir con la idea de que Chava se fuera de su vida.

A Lencha ese comportamiento se le hacía extraño, por muy cochino que se sintiera, su marido solo se bañaba por las mañanas, estaba intrigada, pero no lo suficiente como para soltar el celular, mientras bajaba por las publicaciones de topó con una foto que Mariela había posteado de ella misma en un café, ver a Mariela hizo que recordara el mensaje que había dejado sin contestar, uno que recibió el día después de lo del bar en Tejeringo.

"¿Siento mucho lo que pasó, podríamos hablar? Estoy preocupada por ti"

¿Qué se suponía que debía responder a eso? Ni siquiera tenía en claro que era lo que debían hablar, se dejó caer a la cama intentando no pensar mucho en eso, después de unos minutos vio a su marido salir del baño para dirigirse al guardarropa y vestirse con ropa de calle.

- ¿A dónde vas? -.

La pregunta de Lencha hizo que Chema sintiera un escalofrío por la espalda, pero está vez se armó de valor.

-A ver a Chava-.

Ahora Lencha sabía perfectamente quien estaba detrás de todo, eso la hizo enfurecer, pero esta vez no podía hacer nada, no mientras Chava tuviera esa foto en su poder.

-Bien, solo no vuelvas borracho-.

A Chema le pareció sumamente extraño ver a su mujer tan calmada ante eso, pensó que tal vez había pensado mejor las cosas por haberle dicho que Chava era importante y su mejor amigo, y que debía cuanto menos respetarle aún si no le caía bien, se sintió aliviado por eso, una vez terminó de vestirse se despidió de su esposa con un beso en la frente para verificar que las cosas estaban en paz y salió de casa para subirse a la camioneta y encenderla, fue en ese momento en donde un ligero cosquilleo invadió su pecho por la emoción.

Mientras tanto Chava se encontraba ya en el bar como había prometido, preguntándose una y otra vez si acaso su compadre llegaría o por el contrario estaría ahí solo mientras los meseros sienten pena por el al haber reservado para dos sin que aparezca nadie, aún que más que sentirse humillado se sentiría triste al saber que si esa vez no aparecía no sería por qué Lencha lo retuvo, sino porque el mismo no quiso aparecer, estaba tan ansioso mientras veía al reloj cambiar conforme pasaban los minutos mientras meneaba una copa con vino que había encargado para esperar a que llegara su acompañante.

Fue alrededor de las 9:30 de la noche que Chava comenzaba a perder la esperanza segunda tras segundo, estaba ya un poco cansado de decirle a los meseros que se encontraba bien y de entretenerse escuchando conversaciones ajenas que realmente no le importaban mucho, salió de su mente en blanco cuando la sensación de una mano pasando por su espalda llamó su atención, al dirigir la mirada hacia la persona que lo había tocado los ojos de Chava brillaron de alegría.

-Chema...- dijo levantándose de su asiento -Sí viniste- sonaba emocionado y sorprendido al mismo tiempo que aliviado, la emoción fue tanta que no pudo evitar abrazar a Chema, quién no pensó que su presencia podía hacer tan feliz a su compadre.

-Claro que vine, no podía dejar las cosas así compadre-.

Chava inmediatamente le invitó a sentarse en la mesa mientras le servía una copa de vino, de primera instancia solo se quedaron mirándose el uno al otro pensando que en cualquier momento todo eso desaparecería, parpadearían y estaría Chava solo en la mesa y Chema en casa, pero no fue así, estaban los dos ahí con cara de bobos.

-Bueno...- Chava comenzó a hablar para romper ese silencio -Me alegra tanto que viniera compadre, no sabía que haría si usted me dejaba aquí abandonado, me hubiera dolido tanto...-.

-Ay compadre, no puedo dejarlo solo, se lo prometí ¿No es cierto? -.

Chava estaba encantado con las palabras de su compadre, no podía creer que después de tantos años aún siguiera recordando esa promesa.

-bueno compadre, aquí y ahora es momento, sáqueselas-.

- ¿Cómo perdón? -.

-Las preguntas compadre, las preguntas-.

-Ah sí, sí, para eso vine- dijo un poco rojo por el comentario.

-Bien compadre, responderé todo lo que quiera-.

Chema se encontraba un poco nervioso, realmente no sabía cómo comenzar esa conversación.

-Bueno... ¿Por qué no me dijo de sus sentimientos antes de casarme con Lencha? -.

-Es bastante simple compadre, pensé que nunca me volvería a hablar si le decía algo como eso, además de que se veía bastante enamorado de ella, quería verlo feliz, pero sobre todo...no quería perder a mi mejor amigo-.

por qué somos muy machos! | Human Huevocartoon | (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora