GenevieveUn año antes...
La vida adulta apesta.
Pero es una mierda cuando observas a tu jefa mientras ella te regaña, justo como lo hago yo ahora, mordiéndome la mejilla interna, haciendo rebotar mi pierna y tomando respiraciones profundas para no llorar.
La cagué.
Lo sé.
Pero no creí que terminaría embarrada de mierda.
Siempre supe que trabajar con niños siendo como soy, me traería problemas.
Pero no pensé que sería tanto como para dañar la adopción de un niño, sin embargo, aquí estoy, escuchando a mi jefa regañarme.
—Lo siento...
—¡No! ¡No, Genevieve! Eso no lo arregla.
Solo tenía que hacer una cosa: no involucrarme demasiado.
—Necesito el trabajo.
—Debiste haber pensado en eso antes de tomar este caso —masculla.
—Por favor, Ana, necesito el trabajo.
—Lo siento, Genevieve, pero eres... demasiado dulce y esa actitud te ayuda en el trabajo, pero también te perjudica, mira donde estamos ahorita y esta no es la primera vez. —Me muerdo los labios y asiento —. Trabajas hasta el viernes.
No sé a qué se refería Ana con «trabajas hasta el viernes», porque trabajo es lo que menos me da, solo me tiene revisando papeles para luego pasárselos a ella, es decir, me tiene como su jodida secretaria. Y no menosprecio el trabajo, es que yo no soy esto. Ni siquiera ser trabajadora social era mi sueño a decir verdad, pero según los demás, lo que yo quería ser, no deja dinero y dinero es lo que necesito para los medicamentos que ocupa mi padre y poder mantenerlo a él y mi mamá, a quienes, por cierto, no les he dicho que estoy despedida.
Si lo hiciera seguro que termino por matar a mi papá.
El viernes recojo mis cosas y vacío mi escritorio, todo mientras un nudo se forma en mi garganta y las ganas de llorar me invaden.
Tonta, tonta, tonta.
Si bien esto no es lo que yo quería ser, me gustaba porque estaba rodeada de niños que necesitaban de un amor que siempre me encargué de darles, porque me aseguraba de buscarles un hogar y una familia que los quisiera. Es por eso que en más de una ocasión, me involucré demasiado en los casos, pero este último fue el peor. No fue intencional, solo sucedió. Me apegué demasiado a este niño y él a mí, tanto que dijo que ya no quería ir con su nueva familia y prefería quedarse conmigo.
Ahí supe que me había cagado en todo.
La familia era buena, de verdad lo querían y él se llevaba bien con ellos.
¡Ah! Pero Genevieve tenía que meter su corazón en el caso.
Le doy un último vistazo a mi oficina, paso por la oficina de Ana para despedirme, pero ella ya no esta ahí, así que no me queda nada más que salir de lo que fue mi trabajo por tres años. Agradezco que al llegar a casa, mis padres estén dormidos, así no tengo que darle explicaciones a mamá de porque voy a la cocina por lo que queda del vino y el pote de helado.
Empiezo a buscar trabajo, aunque ya tengo uno en un restaurante que queda a unos minutos de casa, sin embargo, no es suficiente y no puedo valerme sólo de la liquidación, porque con eso pago los tratamientos de mis padres y las cosas de la casa. Necesito trabajo, pero sé que con niños ya no puedo, volvería a misma mierda de involucrarme de más.
Me como una cucharada de helado y la dejo prensada entre mis labios mientras mis redes sociales.
Un anuncio me llama la atención.
Una aplicación de sexting... ¿una app de sexting y me pagan por hablar cochinadas?
No me jodas.
¿Esto es real?
Esto es como... no quiero ni pensarlo, pero joder que buenos se ven los pagos.
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Jagger
No puedo evitar la sonrisa al ver a mis hijos dormir, son un par de diablillos y un dolor de culo, pero joder, fue lo mejor que esa mujer pudo haberme dado y no niego que su decisión de irse me enoja, pero si algo tengo que agradecerle es haberlos dejado conmigo.
Hope sonríe cuando me acerco a besarle la frente y peinarle el cabello; y Jared frunce su pequeña nariz cuando hago lo mismo.
Siempre es la misma historia, siempre que llego están dormidos, se despiertan buscando leche y vuelven a dormirse.
Apago las luces y recojo los vasos del suelo, yendo a la sala.
—¿Se durmieron? —pregunta Paul, pasándome una cerveza.
—Se durmieron.
—Hombre, te ves como la mierda.
Veo a Dwane de reojo.
—Solo digo que necesitas desestresarte. Ya sabes, una buena cogida.
Paul rueda los ojos.
—Lo que necesito es una niñera para estos días que no estaré.
—Déjalos con nosotros.
Volteo a verlos.
No pueden estar hablando en serio.
—Jagger, ¿hace cuánto fue la última vez que te acostaste con alguien?
—No me voy a acostar con nadie.
—Eso es lo que puede quitarte ese mal genio que tienes.
—El mal genio lo que te va a conseguir es una patada en el culo.
—Dwane tiene razón —interviene Paul —. Entre el trabajo, los niños y buscarles niñera cada quince días, creo que ni siquiera duermes.
—Y por eso necesitas sexo.
Me pellizco el tabique de la nariz.
—Tienes que sacar esa frustración. No necesariamente tienes que acostarte con una desconocida —frunzo las cejas viéndolo —. Hay una aplicación en la que puedes hablar con una chica, tú eliges guiándote por una breve, muy breve, biografía suya que te dan y pagas por hablar con ella.
Paul voltea a verlo con el ceño fruncido.
—Ahí puedes sacar tus más sucias fantasías porque ni tu sabrás quién es ella, ni ella sabrá quién eres. Puedes ponerte un apodo y entre las reglas se establece que no se comparte información personal ni se pueden solicitar fotos. Es meramente mantener una conversación sucia.
Lo observo con los ojos entrecerrados, preguntándome cómo es que Paul y yo somos amigos suyos.
—¿Cómo descubriste eso?
Se encoge de hombros.
—Pruébenla. Tú, especialmente.
Niego con la cabeza, incrédulo.
Una aplicación para hablar sexualmente, increíble.
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Inefable
RomanceGenevieve, a pesar de ser optimista , alegre y carismática, siempre ha pensado que ser adulta es una mierda, lo confirma cuando después de haber tenido un empleo exitoso, queda desempleada, con deudas que pagar, un padre enfermo y una madre ama de c...