Capítulo 36

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Genevieve  
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—¡Me gusta, papi! —chilla Hope emocionada al verse en el espejo y evaluar de todas las maneras posibles el peinado que Jagger le hizo.

Hoy él me pidió que los llevara al kínder, y cuando llegué, Jared ya estaba vestido, con su gorra puesta y me saludó con un alegre «buenos días», mientas que Jagger estaba peinando a Hope en el baño de abajo. Lo encontré muy concentrado haciéndole dos colitas y él se vio bastante feliz cuando se dio cuenta de que estaban parejas y bien hechas.

—Casi cinco años intentando hacerlas y que queden perfectas y hoy por fin lo logré —me dice con orgullo, sonriendo y su sonrisa me resulta contagiosa.

—¿Hoy nos llevas, Vee? —cuestiona Hope, viéndome antes de ver a su papá, que ahora está terminando de alistarse.

—Sí, ¿estás feliz? —Asiente efusivamente y luego estira sus bracitos hacia Jagger.

—Bájame, papi. Quiero ir donde Jared.

Jagger rueda los ojos juguetonamente y antes de bajarla del mueble le da un beso en la mejilla que la hace reír.

—¡No molestes a Jared! —Le advierte al verla salir del baño.

Su rostro serio se vuelve uno sonriente cuando fija sus ojos en mí, y luego, ve rápidamente a mis espaldas, como si se asegurara de que los bebés no vengan. Una vez hecho eso, se acerca a mí y me sujeta de las presillas de mi short, y me jala hacia él. Esa acción tan simple hace mi respiración acelerarse.

—Buenos días —susurra con un dejo de aire coqueto en su voz.

—Buenos días, señor —respondo sonriendo y poniendo mis manos sobre sus bíceps tensos debajo de la camisa manga larga que lleva puesta.

Sus ojos brillan con una chispa de picardía y su sonrisa se ensancha antes de inclinarse para besarme. Casi suspiro cuando sus labios se posan sobre los míos en un beso suave y lento en el que su lengua delinea mis labios con lentitud antes de invadir mi boca. Los vellitos crecientes de su barba me hacen cosquillas y contrarrestan la suavidad de sus labios.

Una de sus manos sube a mi cabello y sus dedos se hunden en él, empujando mi cabeza más cerca e intensificando el que se supone, solo era un beso de buenos días.

—¡Papi!

Jagger y yo nos alejamos como si el tacto del uno en el otro quemara. Y justo cuando estamos a una distancia prudente, Hope entra al baño, acusando a Jared.

Creo que es seguro decir que Jagger y yo estamos saliendo.

Después de esa cita en la que terminamos en Nueva York han habido unas dos o tres más en las que, solo por diversión, me he negado a aceptar a la primera. Él se frustra e insiste y yo me divierto. Sin embargo, a pesar de que estamos empezando a salir, tratamos de no mostrar nada frente a los bebés para evitar cualquier confusión. Aunque... Hope ya me llama mami, y no importa que sea de mentiritas como ella dice que es, siempre me da una sensación de calidez en el pecho y un cosquilleo en el estómago. Es una sensación extraña que me hace sentir feliz y asustada al mismo tiempo.

Tal como la primera vez.

—Papi, Jared me quitó el juguete —se queja de nuevo —, y me empujó así —ella empuja a Jagger con suavidad, haciéndolo reír —, regáñalo.

—¿Segura que él no tenía el juguete primero?

Hope frunce las cejas y niega.

—No... —responde dudosa y Jagger comparte una mirada conmigo.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora