Capítulo 20

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Genevieve
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—Ayer vi a tu padre muy animado hablando con Jagger.

Volteo a ver a mamá.

—¿Muy animado? Yo vi a Jagger palidecer.

Mamá suelta a reír.

—No creí que un hombre como él pudiera ponerse nervioso y lo vi hacerlo un par de veces, mientras hablaba con tu padre y cuando te puso la cadena. —Se ríe.

Oh, mami, si supieras.

Jagger no se pone nervioso solo por tener a papá cerca, yo lo pongo nervioso, y honestamente, ese lo considero uno de mis mayores logros.

—Es buena gente —sigue diciendo mamá. Frunzo las cejas y una vez más, volteo a verla —. No se vio para nada como sueles describirlo, Genevieve.

—¿Según tú va a venir aquí y hacerles mala cara? —me rio —. Obvio no, mamá.

—Te trajo un regalo muy bonito.

—Porque Hope le dijo —la interrumpo, viendo las flores. Se ven bonitas y mantienen sus colores brillantes. Son tulipanes, peonias, una que otra margarita y hojas de eucalipto.

No voy mentir, el arreglo sí estaba y está precioso, las flores están variadas entre rosa, fucsia, morado y blanco, todos resaltando y mezclándose a la vez con el verde.

—Pudo decírselo, pero dudo que ella escogiera las flores o el collar. —Sacudo la cabeza sabiendo hacia donde va esto —. Sin embargo, el significado que le dio la bebé a la abejita está lindo.

—¿Verdad? —cuestiono con la voz demasiado aguda y aún emocionada —. Vee como las abejas —me rio —. Y todo lo asoció, ¿viste?

—Es curioso, porque tu papá te llama Bee a veces. —Sonrío, asintiendo y ella me observa —. Genevieve.

—Señora.

—Tu padre me dijo algo...

La veo con desconfianza y susto, aunque este último se me pasa rápido porque ella luce bastante tranquila como para ser algo referente a papá.

—¿Sobre qué?

Se acomoda en el sofá y me ve. Su expresión es seria, pero cambia cuando ladea la cabeza. Sus cejas se relajan y su mirada se suaviza.

—Dijo que notó que Jagger te ve de una manera... peculiar.

—Ajá. ¿Como el futuro amor de su vida? —bromeo, solo que a ella no le hace gracia.

—Genevieve.

—Mamá.

—Cuando empezabas a cuidar a los niños te dije que no te involucraras tanto con ellos.

Frunzo las cejas viendo el celular y contesto el mensaje a algún hombre calenturiento que me escribe.

—No lo he hecho.

—Los traes a casa.

—Eso no significa nada, los traigo para que cambien de aires y no vayan solo del kínder a su casa.

—Hope te ve con ojitos de amor, y Jared, a su manera, demuestra interés hacia ti. Confían en ti.

Se queda en silencio, quizás esperando que yo conteste o haga algo más que solo observarla.

—Genevieve, a ti te brillan los ojos cuando los ves. Ayer cuando llegaron te cambió el semblante completamente, como si los hubieras estado esperando —no contesto —. Solo que no sé si a ellos... o a su papá.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora